Todas las entradas de: capdesuro

Sobre Trainspotting 2

CRÍTICA SOBRE EL FILM TRAINSPOTTING 2

(decepción aunque taquillazo)

Quien piense que la segunda parte de Trainspotting va a ser igual que la primera caerá sin duda en un error y quedará decepcionado al verla. Después de veinte años en Ámsterdam, Mark Renton regresa a Edimburgo y comprobará allí que sus amigos han cambiado, igual que él, a su vez, ha cambiado.

El director Danny Boyle y el guionista John Hodge intentan, sin ningún éxito, respetar el hilo narrativo de la primera parte. Todo apunta a que quisieran recrear las secuelas y las consecuencias del éxito de la primera parte. Es importante recalcar que, veinte años después, el guion no parece mantener la misma calidad que la novela de Irvine Welsh. Podemos pensar equivocadamente que nos vamos a llevar un trago dulce teniendo en cuenta la calidad sorpresiva de la primera entrega, pero más que dulce, es un trago amargo.

Estrenada en el 2017, resulta agotadora, ya que se intenta ser una película coral donde Ewan McGregor y sus viejos compañeros ya no son los mismos, tanto en la realidad como en el filme. De manera forzosa, se nota la intención narrativa pero con muy poco éxito argumental. La película entra en una curiosidad tras otra al considerar sus autores que tendría la misma repercusión que veinte años atrás, cosa que pone de manifiesto constantemente la letra de la canción: —que veinte años no es nada. Y es verdad, veinte años pueden ser un cambio (o no) en los acontecimientos posteriores, pero es forzosamente insustancial. O por lo menos, contrapuntos que decepcionarán a aquella juventud de finales de los años noventa sin cierta complicidad con el espectador, y no cuenta o se aparta de lo que se espera de ella. Aunque sea de agradecer la intencionalidad.

Pero de todas maneras invito a que vean la cinta, tanto románticos de nostalgias como politoxicómanos de la madrugada, no será como la primera vez; en eso todos los placeres tienen cierto denominador común.

Capplannetta ante un silencio acartonado

Tras un silencio acartonado se crean miedos y demás penurias existenciales. Tras los silencios de cartón no puede haber cosa más contraproducente que la lluvia. La lluvia destruye los caballos de cartón, tras la lluvia se esconde una precaria miseria emocional. ¿De qué me sirve cambiar las cosas de sitio? Pagar, pagar y pagar. Estas son las claves que les pesan a los pobres. El sentimiento lúcido es un cómputo de verdades transparentes. No sé cuando perdí la calma. Los sacrificios son acentuados por los que se sacrifican. Es la hora de los reproches, tu tatuaje oral me descoloca. Tienes una doble moral que hace rima con la esquizofrenia de los tableros de ajedrez. Se mimetiza el blanco y el negro, todo es parte de un juego en el que diluyes un flujo de inteligencia. Los hogares felices no existen. La gente expone los buenos momentos, porque los sentimientos depresivos no los exhiben, para que no se rían de ellos los malvados. De cara a la galería todo el mundo es feliz, pero de puertas adentro es un mundo del que no se sabe nada. La pantomima de felicidad obligatoria totalmente precaria, tan absurdamente estúpida, mientras tengamos miradas por las que nos mirarán habrá cielos y promesas en la telepatía de la esperanza hueca. La telepatía de las personas conexas me vuelve paria de mi entendimiento y me hace un extraño en todos los lugares. No quiero cruzar ninguna frontera, siempre habrá un coyote o un policía de aduanas. Con el coyote no existen fronteras, con los policías de aduanas hay una línea que cruza de miedo y te aplica los pasos de regreso a tu patria. El mundo pangeista es sólo un espejismo. El mundo se contradice constantemente. Existe lamento tras los silencios acartonados.

Capplannetta en la hora de los adioses

Adiós señores editores, elitistas y soberbios. Aquellos, los acostumbrados a que le rasquen las espaldas. Adiós a la estupidez ajena, adiós, a los miedos que os visitan y que residen en vuestras entrañas. Adiós, vellocinos y corderos, me voy de este planeta. Mi mente os dice adiós. No estoy seguro de permanecer lúcido durante más tiempo. Adiós, ilustres mecenas, eruditos del nepotismo y la mala leche contenida. Adiós, se acabaron los beneficios, las regalías, voy a subir de escalón. Adiós a los premiados, a los galardonados con una corona de laureles, adiós, pues eso no significa que entréis en el Parnaso del poema infinito. Adiós, epígonos y demás morralla. Adiós, eruditos y bien pensantes, no portaros mal, sed santos efímeramente insensatos. Adiós, testigos de la huida y de la tragedia. Que invitáis a salir echando leches tras vuestra halitosis permanente. Adiós de los adioses, a los presumidos, a los que se van de vacaciones, a los que les sigue mi sangre detrás, a los anacoretas. Adiós a los predicadores, a los que creen estar en consonancia con Dios, adiós, adiós y adiós, a los mártires del desengaño, los engañados, a todos, adiós. A los burócratas, a los indiferentes, a los moralistas, adiós.

Capplannetta y la puesta en escena

Ya no doy credibilidad al cine, es una puesta en escena donde interpretan un papel. Muchos se llevan el papel a casa. Otros son camaleónicos. No me creo la ficción, discrepo del final feliz. ¿Puedo decirlo ya? No, aún no. La ficción es parte de un aire embotellado. Una interpretación donde prohibido está pisarse. En otros casos, no se tolera lo sobreactuado. ¿Quienes son los más importantes para el resultado final de un largometraje? Todos o ninguno. El director a raíz del guión conduce y da forma con la poesía de la arcilla interpretativa. Después está el guionista. Se sabe que un guión malo como consecuencia será una película mala. Y el montador. A la hora de montar las imágenes con el Final Cut de posproducción se exige el hilo de continuidad. Se puede creer que estos son los pilares de una buena película. Pero la realidad que el reparto y los técnicos, ayudantes, directores artísticos, productores, todos son importantes. Critican el gasto en el cine español por las ayudas del fondo público que reciben los cineastas. Nadie cree que la cultura sea algo importante, pero si no fuera por la cultura no tendríamos nuestros propios códigos de conducta y una cierta intuición de lo que somos. Porque, una película en rodaje es lenta, lenta aunque no lo parece cuando la disfrutas. No me creo un pelo el cine aunque vea películas, también documentales. Quisiera tener de partener al silencio. Quisiera el silencio como principios y con sus respectivos valores. Una buena interpretación es la que no piensa en la cámara y mantiene el guión con gran rigor. Debe hacer pausas, respirar, saber morir, saber fingir, mentir sin ningún falso cabo sin amarre. El cine es una montaña rusa. Los silencios son alma aveces.

Capplannetta y el tres per cent

Todo el mundo quiere dinero. La gente no pierde su apetito insaciable por el dinero. Facturas y facturas. Grandes cuantías incrementando intereses. No hay perdón ni misericordia con aquel que esté pasando por una mala racha. ¿El dinero no se debe menospreciar o sí? El dínero es una cáscara de plátano. Ves que tienes el fruto y, cuando lo has saboreado un momento, la cáscara va al cubo de la basura. Pues igual es el dinero no fructífero entre deudas y más deudas. La gente, sobre todo si es gente pobre, tiende a gastar cuando hay un poco de dinero extra, pero cuando el dinero escasea todo se convierte en tedio. La gente deja de tenerte en cuenta. Los banqueros utilizan varias artimañas para que hagas frente a tus deudas. El dinero es lo más volátil. Yo no tengo dinero. Eso me posiciona justamente en el Cuarto Reich de la dictadura a ciegas que estamos viviendo. ¿Vivimos para pagar o pagamos para que nos dejen vivir? Sin responsabilidad no hay camino. Yo me considero de los tontos de capirote que ingenuamente creen en la bondad de los desconocidos. Tengo libros gratuitos que solamente espero de ellos que sean leídos. No tengo ninguna ambición, pero me he llevado desengaños, ya que he pasado de sacar pecho a encogerme de hombros. Al fin y al cabo, no tengo nada que perder. Pues ya lo perdí todo. Solamente me queda equilibrarme psicológicamente y no perder el norte. Es complicada la vida. Todo, excepto el amor verdadero, se mueve bajo un interés espurio. Tengo comida, tengo libertad a medias, pero el dinero es un acondicionante de que con él no somos mejores, y sin él somos peores. Es todo un tanto tienes tanto vales…al final aparece el tópico enseñando…

Capplannetta del lumpemproletariado al pangeismo

¿Por qué tiene el lumpemproletariado tan buena prensa entre los anarquistas y tan mala entre los cayetanos? Esa sería una pregunta que sí tiene una connotación positiva, y es el efecto solidario de los anarquistas encabezados por Bakunin, Malatesta, pasando por el Facerías hasta llegar a Lucio en la actualidad. Del lumpemproletariado al pangeismo es una manera de reivindicar una memoria latente de lo que somos y siempre seremos.

Enfocados en el lumpemproletariado se ha escrito rios de tinta, con muy buena prensa entre los anarquistas y fidedignos comunistas de barrio obrero. Pero sería un equívoco afirmar que los anarquistas y comunistas en todo su contexto no temen la utopía, y bastante, a la distopía. Es algo que irremediablemente podemos equiparar al sectarismo de los cayetanos y sus patas de cordero que sí tienen el mundo en sus manos. Aunque se puede creer o no en una constitución que no predica con la realidad ni el ejemplo que no juega con verosimilitud.

Un arbitrario victimismo y acusadora intolerancia rancia, casposa y perversa tolera tantas cosas que claman con un potente grito en el cielo. Se es más decente tolerando el lumpen que negándolo. El lumpemproletariado es un infraproducto del gran capital. En lo esencial es el mismo alambique ruso del vodka tóxico y las ganas de rematar a la bestia herida que es Estados Unidos. Pero una cosa es cierta, la bestia herida parece que no acaba de morir. Se puede odiar el establisment poderoso de los grandes capitalistas frente a las economías sumergidas que caracterizan al lumpemproletariado. No es victimismo, es la realidad de nuestras ciudades. Desmantelan la Rosa de Fuego barcelonesa para que la disfruten los anglos en el parque temático en el que se ha convertido la capital catalana.

Justamente otras ciudades van a la zaga. Y no precisamente por la mala fama de antaño, sino porque la paz se conquista bajo la sangre de víctimas reales que no deberían ser moneda de cambio ante las proclamas de la derecha más recalcitrante que ha conocido este país. Hablo del Madrid de los Ayusos y los VOX en consonancia con todo la inercia chovinista de la que son capaces los más prepotentes del panorama político actual. Basta, no más trucos de prestidigitadores. En el anfibio mundo en el que viven solo una lluvia de ranas nos puede salvar de la jodienda tripartídista patria de los cayetanos. Más de lo mismo no. Hablamos de una minoría ante la plaga de langostas que se comen el esfuerzo del campesino, el sudor del albañil, meandose todos a la vez en la sopa de los pobres. En fin, más madera, que las llamas lleguen al cielo. C’est le monde.

Capplannetta y el algoritmo de Facebook

El algoritmo de Facebook conoce mi pasado. Conoce mi pasado porque tengo el perfil desde el 2008. Sabe que tengo algo que ver con la peruanidad. También sabe que escribo. Conoce mis problemas económicos. No, no es que trate de mortificarme y me flagele ante tal desdicha. Puedo estar en el RAI, en ASNEF, o en mil lugares más. Pero yo intento llevar mis pagos al corriente, aunque es difícil. El hecho de que mi pasado, a partir del 2015 sea un cúmulo de tropiezos, no quiere decir esto que sea moroso. Los bancos son carroña que hacen leña del árbol caído. Hay tantas deudas en el mundo que la mía no es ni un 0’01%. Ni una micra. Me mandan los buitres y hienas de todo tipo mensajes invitándome a que me busque la ruina. Dejar de pagar no es que le haya cogido gustito. Sino que no pago porque no puedo, ni más ni menos. Nadie tiene la culpa. Yo soy el verdadero y único culpable. Que no se crean los bancos que no pago para hacer historia, yo pagaría, pero no tengo ni cinco. El algoritmo de Facebook me pone los dientes largos entre moquetas rojas y oropeles decorando las puertas del infierno. Me llaman y llaman para que no les olvide. Es un primor ser un esclavo del dinero, de un dinero que no tengo, pero ellos quieren cobrar y poco les importa que haya tenido una mala racha. Ni olvidan ni perdonan. Nacionalizar la banca sería la solución pero hay tantos intereses de por medio que la insensatez es la moneda de cambio junto al tanto por ciento que debes, porque firmaste un contrato. Todo es una argucia. Todo es un batiburrillo de cosas que te podrán llamar. Te dirán estafador, te amenazarán, dinamitarán tu paz, es mejor vivir por debajo de tus posibilidades que pasar por encima de lo poco que tienen mis padres. Se debe ser responsable siempre.

Capplannetta y el aniversario

Leer a Jacques Derrida no me ha dado las claves contra la depresión perpetua de las personas que quiero a mi alrededor, pero sí importantes directrices en un lugar en el que me mantengo impertérrito. Pero eso no es lo que intento proclamar como consigna ante mi singular Carpe Diem, lo que pretendo decir es que una gran parte de gente que me quiere, se ven abocados hacia una entelequia de victimismo sin consuelo. Lástima siento de mi propia necedad, aunque eso no confirma síntoma alguno de mezquindad o miseria emocional. Todavía tengo corazón. Si volviera a nacer le daría la dedicatoria más grande y única a mis padres. No soy hijo de papá y mamá. No soy víctima de nadie ni por nadie. No culpo a nadie. Aunque haya personas a las que he visto lamentablemente perder. No quiero escribir cartas de arrepentimiento. Pero cuando se vuelven a las cosas mundanas se van dilucidando ciertos protocolos de vínculos cognitivos. Siempre he sido feliz en un pasado a pesar de las preocupaciones económicas. Esto no me hace víctima, ni tampoco un necio, me hace un ingenuo pese a mis circunstancias. Ayer, 30 de enero, era mi aniversario de boda si no me hubiera divorciado en el 2011. No culpo a nadie. Las cosas han pasado por una mala actitud pese a todas las cosas que me hacían no dar paso al frente, aunque tres marcha atrás. ¿Escribir por escribir? No, gracias. Prefiero mantener la escritura en cuarentena antes que criticar a alguien que en su momento quise. No hay culpables en el divorcio de una pareja. Simplemente es una relación que no fructificó una buena cosecha. Pero eso a veces lo crea la diferente cultura que lleva a puertos de confusión y galimatías sin explicación alguna.

Capplannetta y las obviedades

Cuando se pretende decir algo referente a las obviedades, se debe tener en cuenta que las obviedades más acuciadas son parte de la muerte la mayoría. La muerte es tan obvia en el ser humano que es lo único en lo que nadie está exento. Cuando se dice de alguien que ha fallecido, por ejemplo, que tenía muchas ganas de vivir, eso, en definitiva resulta una gran obviedad. Todos tenemos ganas de vivir, unos más que otros, aunque los suicidas, personas que decidieron dejar de vivir, como es obvio, están en la tesitura de haber perdido la esperanza. Perder la esperanza es el sentimiento más nefasto. Quien espera desespera, y perder la esperanza es equiparable a tocar fondo, y hay gente que no lo puede evitar.

Existen cosas por las que preferible es vivir sin pensar en la muerte, una, la libertad de pensamiento, la otra, hacer aquello que te guste. Se puede pasar un día malo, pero la esperanza radica en que mañana puede ser un gran día. Ningún día es igual, y en muchos hay un luminoso sol pero en otros no lo hay. Es parte de la vida. Es obvio que todos tengamos ganas de vivir, y por ende, no hay mayor libertad de pensamiento que la de estar solo o en consonancia con aquellos que la prefieren. La soledad es otra obviedad, ya que se ha hecho mucho énfasis en que las personas estén solas.

Han demostrado un esfuerzo aquellos a los que no les da miedo la soledad voluntaria, ya que elegir soledad es elegir ser libre. En un mundo cada vez con más trabas burocráticas, económicas y civiles es obviedad decir que no podemos eludir esas tres premisas. Son parte de nuestra vida. Cuando estás alejado del mundo y gustoso estás de vivir en soledad, ciertas frustraciones tienen todos aquellos que no tienen la ventaja de la vida metafísica, o en conexión global. A las finales, todos nos convertimos en amantes de la vida cuando nos ocurre el hecho en sí de estar enfermo.