Cuantas veces hemos escuchado que el mundo es una mentira. Y también escuchamos a diario, ya sea en tono humorístico o en serio el anglicismo Fake, si a eso le unimos la palabra también anglosajona Blogger, encontramos un modo de hacer literatura que a través de una noticia, tanto si es de diario o televisiva, o a través de una verdad a medias o una estadística elaboramos un género no sé si nuevo o reinventado, y si lo publicamos en los web-blogs o en Twitter o Facebook nos puede distraer al unísono que la ficción literaria. ¿Acaso los cuentos infantiles no parten desde la fantasía? Recordemos la campaña y la presidencia de Donald Trump, plagada de Fake- News y medio verdades, incluso mentiras de manera descarada. Sería, más o menos, como hacer humor o una exageración que distraiga a los lectores como si de ficción se tratara. Pero con la diferencia de partir desde un hecho real. Ficcionar la realidad se puede denominar autoficción, pero la autoficción parte de un hecho real y se envuelve de verdades y de mentiras, pero el Fake-Blogger sería algo parecido al periodismo Gonzo, ya que este parte de un subgénero del periodismo de reportaje verídico. Está claro que el Fake-Blogger sería la realidad Pulp o Afterpop.
Las cosas nuevas, en ocasiones, nos causan rechazo y curiosidad al mismo tiempo, aunque sean muy buenas. Cibernética Esperanza, de Cecilio Olivero, en adelante Capplanneta, es un libro demasiado nuevo, no sólo porque lleve menos de un año desde que salió de la editorial. El contenido está estructurado y presentado de un modo muy poco habitual, tan poco habitual que el autor podría perderse buscando el hilo conductor sin darse cuenta de que ya lo tenía desde el prefacio.
Yo esperaba una “novela de auto ficción”, según la definición que hizo el autor. Pero, durante los últimos meses he estado leyendo una colección de más de 60 poemas y más de 60 relatos intimistas, sinceros y descarnados que, sin suspense ni anticlímax o clímax hacen que el lector siga pasando las hojas movido por la empatía y las emociones que despiertan las experiencias que narra el autor sin necesidad de un gran conflicto que se resuelva en las últimas páginas (igual que en la realidad, donde nadie espera resolver el mayor de sus problemas para vivir sin emociones ni desafíos, al contrario, convivimos con todo lo bueno y lo malo cada día) hasta que un día el lector llega al final y concluye que muchas películas basadas en hechos reales y muchos reportajes sobre la vida de los famosos son un montaje para vender.
En el séptimo verso del poema “Blogger nadie”, Capplanneta dice algo que ya es muy evidente: “[él escribe sobre] lo que le da la gana”. Es decir, sobre su coqueteo con las drogas durante su juventud y las consecuencias de estas en su salud y en su familia. Las otras cosas sobre las que le dio la gana escribir en Cibernética Esperanza son: su relación con internet que, si bien le hace sentirse a gusto hasta el extremo de alegrarse porque un hacker se haya metido en su sistema operativo, también le vuelve más solitario, es una tabla de salvación en la vida de un hombre cómo él; es decir, en la vida de mucha gente acosada por el tedio. Por último, está su relación de amor fallido con su exmujer y otros temas sueltos como “Los entierros sin tierra” o “Alienación y misantropía”.
Lo más conmovedor de esta colección de recuerdos-relato-poemas-reflexiones- etc. es la valentía del autor al decidir mostrarnos sus gusanos de seda, su intimidad, haciendonos pensar en la sociedad actual, fría y misántropa, después de habernos advertido que hablar de nuestras intimidades puede no ser del interés de un lector.
Posiblemente, Cibernética esperanza no es una autobiografía, pero resulta muy, muy difícil creerlo; desde el prefacio, el autor ya nos habla de sus experiencias en la niñez y en las últimas páginas, en el epílogo, nos sigue hablando de la relación con su exesposa. Tampoco es una obra de ficción, aunque el título de la primera de las cuatro secciones del libro sea “El pasado condiciona al futuro” mientras la tercera es “El futuro está escrito”.
Ficción o no ficción, novela, ensayo o poemario, o todo en uno solo, Cibernética Esperanza es una creación artística que confirma lo ya dicho: “el arte no se debe definir”. Y es que, si se tuviera que definir el arte, estaría tan enmarcado que obras como Cibernética Esperanza no encajarían en ningún cuadro cuando son uno de los retratos sociales que todos necesitamos mirar y, posiblemente, nos encontremos pintados en él de algún modo.
El presidente de Amazon está como una cabra. Ha amasado tanto dinero que Jeff Bezos es uno de los personajes más ricos del mundo. Hace unos días se dio un paseo por el espacio. Eso ya lo sabían. Se presentó después del paseo con un sombrero de cowboy como si de un vaquero de rodeo se tratara. Dicen las malas lenguas que en la travesía no les faltó ni caviar ni champán francés y vete tú a saber que sustancias más se llevarían para su gran gesta por el espacio. El caviar no era ruso por razones políticas. Todavía no se ha dado cuenta de de que Rusia dejó hace años de ser comunista. El caviar era iraní, pero no les importó ni a él ni a sus amigotes de odisea. El ser astronauta le ha vuelto a Jeff Bezos un hombre de provecho, es rico, caprichoso y ahora es cosmonauta. No puedes ser rico si no tienes algún capricho que otro. A Bill Gates ahora le ha dado por hacer donaciones humanitarias. Pero estos millonarios que dieron su peculiar campanazo en el Dow Jones, no tienen ahorros en Bank of America a plazo fijo. La verdad es que sí tienen liquidez pero su ego no dirá que su inmenso capital está generando riqueza, lo que no te dicen es que tienen su dinero que, es tanto, que muchos lo invierten en oro o en bitcoin. Jeff Bezos no tiene un pelo de tonto. El algoritmo de Amazon es el secreto mejor guardado, más que el de Google, Facebook y Twitter, que tienen un algoritmo casi igual de potente. Estamos dejando nuestra voluntad a los algoritmos. Hace poco comprobé por mí mismo que el algoritmo de Google sabía que era poeta aficionado, y después de mostrarme varias noticias sobre poesía me dice el algoritmo que el amor es fácil encontrarlo si confías en nosotros, o sea, que el algoritmo de Google sabía que follo menos que Tintín. Pero eso no es todo, me mostró un anuncio donde me enumeraba las intentonas por vestirme de Armani, descubrí que estos tipos de las plataformas arrasan con su confianza en los algoritmos. Pongan amor en su vida, ¿ha probado el nuevo aspirador de mano? ¿Necesita cápsulas para cafetera? Vengan al mundo que “yo se lo envío a casa”. Pero preferimos a Amazon a la librería de tu ciudad, ahora con Internet es fácil tener libros que no están en Amazon ni en ninguna parte. Ahora está el personal embelesado con el puto algoritmo.
Que la belleza es efímera parece una frase hecha, pero para mí es sin duda algo más. Con esa frase hecha se puede crear una cadena, como quien tuvo retuvo y guardó para la vejez. Pero la belleza puede ser interior o exterior, o estar en ambos a la vez. A eso lo llamo yo “bien parido”.
Hay personas que están desesperadas y se conforman con o sin belleza. Pero para mí la belleza de las personas debe de empezar en el interior, eso no quita que te cuides, pero una depresión o una enfermedad psíquica pueden hacerte perder la autoestima y perder las ganas de cuidarse, incluso del aseo personal. En nuestro mundo hay gente que no tiene acceso al agua, el agua, una materia tan necesaria que poca importancia le damos a veces.
La belleza puede encontrarse en los libros de Reinaldo Arenas, o Alejandro Zambra, o tal vez no debemos omitir el hecho de que la belleza se encuentre en todas partes y tengamos que releer a Pedro Lemebel, Truman Capote o Roberto Bolaño. Pero esto son autores muy conocidos entre los lectores. Podemos hablar también de Andrés Caicedo, por decir otro nombre. Poco importa que sean heterosexuales, homosexuales o drogadictos. La belleza, para verla hay que ser un poco mujer en el caso de vérsela a los hombres,y un poco hombre para lo mismo pero a la mujer. Un cuadro de Andy Warhol no posee la misma belleza que un Velázquez o un Goya. Sin duda son distintas épocas lo que incide en cada uno de estos pintores. Pero la belleza está en Naomi Campbell o la belleza en un Picasso, siendo éstas de reminiscencias africanas. O la música de los compositores desde Beethoven, The Beatles, o Miles Davis. La belleza es en sí la mujer. Una mujer bonita se halla repleta de aires cuando ella, y solo ella, así lo quiere. La belleza es vestirse bien, en eso salen perjudicados los hombres obesos, pero también pueden vestirse con un poco de conocimiento sobre lo que es llevar una prenda con estilo.
La belleza no entiende de razas ni culturas. En el cortejo de una dama hay que desplegar todo un mundo que gire alrededor de ella. La belleza es la juventud, ya en la vejez no tiene sentido, ya que siendo anciano poco puedes hacer contra el desgaste. La belleza guarda todo su significado, no en la sexualidad, sino en la presencia y saber estar de cada uno. Aunque haya gente que no tenga esa parcela de terreno controlada. La belleza rezuma de delicadeza y perdura con los años si el que tiene tal belleza la retiene como dice la frase.
Por la senda de este nuevo mundo me encontré con la verdolaga, me di de bruces con ella más bien. La verdolaga se extendió por mi camino hasta que al final comprendí que las espinas están en cualquier parte.
Afanoso estaba por encontrar la verdolaga, me hice amigos y enemigos, muchos despreciaron mi mirada de asombro. Otros hicieron acto de presencia en mi búsqueda, mi sí fue tan espléndido que el asombro corrió por todas las miradas y por los rostros de la gente.
Muchacho, tienes que aprender que lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo.
La verdolaga es una planta curativa pero también es un tropiezo que buscamos desde que por la mañana nacemos. No es voluntad ni tampoco un lugar, es quererse a sí mismo, la verdolaga quieta será testigo de la macadamia de la noche. Allí donde hay un hombre completo nace la verdolaga. Allí donde hay una mujer luchadora crece plena la verdolaga. Las mujeres, que se llenan de aires sensuales cuando ellas quieren. Una mujer que se entrega a un hombre es una bendición. Los poetas debieran subrayar este aspecto. Los poetas y todos los hombres que aman. En el momento de extender la noche su saya oscura es cuando se abren las carnes para ser poema. La verdad del hombre y la mujer se acurruca en una cama, y solamente ellos deben administrar ese secreto. Con el silencio, con el respeto, con la caricia. Un día encontraré la verdolaga que siempre soñé. Seré el centinela de mi pueblo, seré hombre insomne que vive por la quietud de la paz, en cualquier estación, a cualquier hora, seré el amplio corazón que custodia a todos los hombres que conocen la verdolaga.
El trabajo de escritor es solitario y requiere cierto pudor. Ya se sabe que el escritor tiene que enriquecerse con lecturas que le plazcan, aunque también con otras que le resulten pesadas. Yo voy por un camino solo en el que mi criterio se desplaza a la hoja en blanco, después hay que corregir, cosa importantísima a la hora de publicar, y después la cosa más temida para mí: encontrar una editorial decente que publique tu trabajo. Una vez publicado el texto ya no te pertenece. Si escribes sobre tecnología entrarás en un laberinto sin salida ni fin, ya que la tecnología avanza a grandes pasos. Yo no sé hablar por teléfono, me pongo muy nervioso, pero en los blogs que administro y publico me explayo como un escritor profesional, aunque me considere un aficionado.
Al ser un trabajo solitario estás dependiendo de una responsabilidad que es como engendrar una criatura. Engendras personajes, espacio o ambiente, detalles, pero para escribir relato o novela las directrices ya están marcadas: exposición, nudo y desenlace. Dentro de estas reglas se puede crear un texto, también es importante la estructura de la obra, el tiempo o el ritmo de lo escrito. Al ser un trabajo minucioso donde tiene importancia el pudor y el rigor. Aunque este que les escribe no es un escritor en toda regla, es un aficionado a los malabares con palabras y versos que trato de que no sean epígonos.
Cuando morimos en las lápidas y las esquelas se pone RIP, o DEP, todos sabemos lo que significan. Pero muchos creemos que después de la muerte está la paz deseada. Y puede que nos equivoquemos. La paz es algo tan necesario como el alimento o el ocio y el descanso. Pero la verdadera paz es aquella que consigues por amor o por sustancias variadas. La paz de la inocencia es una paz que en un futuro puede llevarnos a la locura progresivamente. La verdadera paz se encuentra en la alegría que tenemos y aquella que podemos dar a nuestros semejantes. Si tras encontrar la gran verdad del mundo no hallas paz y alegría es un peligro que te puede arrojar a la megalomanía. Todo parte de la serenidad, la plenitud y el saber estar. Si no te enseñan en la casa paterna a sortear el infierno te lo enseñará la vida y algunos caen en el proceso. Existen muchas formas de luchar en contra del infierno de lo que no entendemos o no logramos a comprender. Pero esta vida está adherida a varios tempos infernales, pero salir indemne sólo será por mera sapiencia en el saber estar, o en la comprensión que muchas veces nos obliga la vida. Es comprensible que para acabar con el infierno de la vida quieras desprenderte de ella en el suicidio. Y es un error. Un error que nos declara como incapaz y se va del baile antes de su hora. Es mejor reír y tratar de darle alegría a las personas (sin hacer el ridículo) y serás así correspondido. Como dicen los versos del poema Palabras para Julia: …muchos esperan que resistas, que les ayude tu alegría… Son sin duda unos versos que sentencian las claves de la vida. Hagan eso, ayuden con su alegría.
Un nuevo despertar acude a la luz de mi hogar, y me digo, soy digno de este amanecer sin huella, de este amanecer que se disipará de crepúsculo de sombras, y ya no habrá motivo para cantarle a la noche y sus cosas, sus cosas que aprecio, y que me gusta mirar a la cara teniendo la conciencia tranquila. Un día me acusaron y me calumniaron los casposos que en todos los lugares merodean. Tengo miedo desde entonces a los malos entendidos. Algunos te acusarán de cobarde, pero más cobarde es aquello que no puede beberse, que no puede tomarse. No me quiero morir, se lo digo a mi madre, me encanta la vida, pero a veces no hallo la plenitud de la alegría ni los amores que valen un sueño. No quiero muerte para nadie, pero ella llega como un paseo que haces, el último de ellos. Como poeta de Torre-Romeu quiero vivir aquí y nunca, jamás sería un delator de ningún vecino. Pueden llamarme cobarde, pero yo soy valiente cuando tengo que serlo, y cobarde cuando no debo serlo. El miedo ha hecho de mí creerme una cantidad de fantasmas que son producto de mi mente. Mi mente está enferma, pero las hay peores. Sigiloso ando ante el miedo, y eufórico en la alegría. Pero no he hecho daño a nadie del cual me pueda arrepentir. He cruzado umbrales oscuros, he presagiado mi asesinato en los malos tugurios donde la vida no vale. Recuerdo a Pepe, y la fiesta que nos dimos en Lima la vieja. Una fiesta así no se olvida. Nos fuimos a un prostíbulo y yo tuve que guardar celibato porque estaba casado. Si yo tuviera el poder del tiempo, abrazaría a Pepe, la persona con más sentido del humor que con él la noche era súper divertida, diveridísima.. Era generoso, guardo su reloj, y sobre todo guardo su recuerdo. Un hombre vivido y sin apego a las cosas materiales. Estando en El Callao descubrí que le gustaba mi presencia. Dios se lo llevó. Pepe, amigo, ahí donde tú estés recuerdo tus bromas y tu generosidad. Pepe era un amigo vivido. Había trabajado en los Estados Unidos, y por supuesto gozaba de su Green Card, o sea, que estaba legal. Me contó cosas sobre United States of América. Nunca te olvidaré Pepe, te portaste muy bien conmigo. Te recuerdo feliz.
Has tenido demasiada suerte. Digamos que has tenido una suerte divina. Los árabes lo llaman Baraka. Has salido indemne de muchas. Pero ¿para qué quieren un hombre como yo en la cárcel? Un poeta que anda preguntándose que tanta suerte es algo más que luz del firmamento. Recuerda tu suerte, porque otros como tú salieron por la puerta de atrás. Tú has tenido una suerte loca, ya que al librarte de tantas historias ahora te da miedo la vida. He huido corriendo, he andado por el filo afilado de una cuchilla. Cuando se vive como tú has vivido hay que insistir en los astros del cielo, en los ángeles de la guarda, en las vírgenes. Siempre se te ha dado mal saltar una valla. Cierto es que te saliste de la gente que no te convenía. Y has seguido por tu camino haciendo oídos sordos de los consejos de tu padre. Capplannetta, eres un chico con suerte. Aunque sin riquezas ni belleza has logrado lo que muchos ansían, que es tener casa y felicidad, pero la felicidad, la de poco fuelle, quizá podía haber sido actor aunque lo que me gusta es escribir. Recuerdo las veces que me he librado de según qué consecuencias y se me ponen los vellos de punta. Es bonito cuando te espera tu novia al salir del calabozo, y si también está tu madre, le das un beso con cariño a tu madre y otro a tu novia porque la quieres. Cuando has estado al borde del peligro, cuando piensas en los efectos que conllevan las cosas que no se pueden contar, te dices, Dios ha estado a mi lado. Ser un chico de extrarradio supone tener la etiqueta de garrulo, de macarra, cuando conoces bien la vida te conviertes en un ser que no se fía de nadie. He estado a veces rodeado por verdaderos cabrones. No pretendo escudarme para culpar a otros. Pero mi naturaleza me ha hecho amigo de gente que no pensaría jamás que yo tuviera esa conexión. Mirar para atrás es un ademán que no sirve para demasiadas bendiciones, más bien entras en una vorágine repleta de malos recuerdos y por ende malos sueños. Ahora escribo y escribo, quiero exorcizar mi grandeza y mi diminuta presencia. Venga Capplannetta, no llores más, que las cosas están bien como están. ¿Qué sería de mí sin la escritura? Sería un nadie, un nadie entre miles de nadies. Pero los nadies mueven el mundo.