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Escribir a puerta gayola

Escribir a “puerta gayola” es escribir sin copiar ni pegar. Es hacerlo en la intemperie de ningún corrector asfixiante y que redunda en el equívoco constante. Es sortear la suerte (valga la redundancia) esperando al toro salir de los chiqueros de rodillas y darle un capotazo enarbolando torería y valentía. Los segundos mientras se espera al toro salir de los chiqueros veloz y sumamente ágil y potente deben ser para el torero interminables. Digamos que es el toro en su quinta esencia. Pues no ha sido tocado por el tercio de banderillas ni por el picador a caballo. Escribir a puerta gayola es como el cante de Enrique Morente en el soneto de Joaquín Sabina. …Esa voz jugándose la vida…Ese es Enrique Morente cantando. Enrique Morente en un concierto en valencia con el grupo estadounidense Sonic Youth donde según el maestro morente …las guitarras estaban destempladas… y tenía razón, porque son guitarras sin ningún oído especial para las buenas melodías o las canciones bien elaboradas, sino mucho ruido y pocas nueces. Lo único que les salva del ridículo es la propia sabiduría musical de Enrique que empieza a entonar cantes y guapeando a su manera cuando sorprende como colofón con un grito desgarrado que hace temblar los cimientos de las entrañas de la Tierra. Enrique Morente a versionado a Leonard Cohen y a Federico García Lorca, a Miguel Hernández y a Pablo Picasso, pero en el tema Cantar del alma del disco titulado Lorca incluye como coristas a unas mujeres búlgaras que ponen los vellos como escarpias. Es en definitiva sabiduría y humildad al mismo tiempo. Es saber ponerse de rodillas a esperar el toro a una velocidad terrorífica.

Sobre la Fundación Nevando en la Guinea

Soy un Quijote a lomos de burro, no digo que no me aburro, tan solo intento, aunque parezca absurdo, trazar una raya que de tierra no entienda y que Nieve en la Guinea, que la contienda sea de clorofila y la redención para el penúltimo de la fila, aunque resulte pescado crudo, y risa llorona de hiena, aunque suene a total quimera. Quisiera, mil veces quisiera, no vivir sin ser perito en lunas, soy soñador de sol de invierno y luna en la noche azul a lo lejos, donde yo solo sucumbo a la tentación sin descender a ningún infierno, y ser soñador pero sereno. Y esta amalgama de ideas es ahora, no un grito, quizá un susurro. Vivo en un barrio diverso, y entre verso y verso sucumbo, trato de ver un universo en la pequeña supernova del metaverso. Se pueden reír si quieren, se pueden mear pero jamás en la sopa del pobre, donde no se agotan, pues la nieve con sol es la gota que riega la tierra, y con la tierra la semilla, y con la semilla la madre flora, y con la madre flora la aurora y con la aurora la voluntad de la mañana a primera hora. Rocinante no tengo, no me pregunten si voy o si vengo, tan solo quiero hacer real un sueño. Publicitar artistas, y no clavarme en la mano aristas, enseñar al pueblo a ser libre de pensamiento, de sueños que parezcan reales, pues quisiera llenar de poemas todos los arrinconados lugares, todos las zonas comunes atando y desatando sueños de aromas primaverales entre prisas vegetales. Firmar el rastro del oquedal, plantar árboles, muchos árboles, un mundo nuevo donde sueñen las ciudades, con las que el mundo gire del revés, absorbiendo a la vez, solemnes poemas ancestrales. Inculcar el Rubaiyat, inculcar la obra de Delibes o de un tal Cervantes. Hablo recluido en la ciudad y esta vida no da terceras oportunidades, pero crecerán las arboledas por donde pase el viento con su canción de aire. Soy un Quijote a lomos de burro, que hace cisco para venderlo por una perra chica, dirán ustedes, cambia el discurso pero mejor es una Oda, un PROSIMETRUM, a tratar con el insulto, ni una peseta ni un euro tengo. Pero tengo sueños donde se abren los puentes para soñar con los parnasos coronados de laureles antes que de tempestades. Sin prisas pero a paso lento, como un río que sueña un mar, y baja seguro aunque lento. Si no muero en el intento como un abismo que se desploma de ignorante veracidad y ayudar a hacer cultura sin mano dura, y con el reloj romano de las plazas en los años en que los secarrales fructifique la tierra antes que la guerra, y vivamos para hacer paz en el corazón caliente de la razón ferviente de los relojes sin bazas y realidades en enjambre. Para ser mejores, para crear caminos y para crear ciudadanos libres contemplando paisajes, y costumbres con manuales para corazones y andurriales.

Rayo de Sol

Mi adolescencia de rayo de sol, y si ahora el sol de la tarde brilla es de azafrán, cielos vainilla, queso Edam y naranjada Kas, vas a ser la comidilla de quien no te quiere bien. Este poeta se sacrifica entre culpa y reinserción, por todo lo dicho y lo que dirán también, no me asusta a mí la muerte, si me llega a mí esa suerte, habrá un Dios universal, u otro mundo adimensional, una grisalla vieja, una careta, un decorado, una soledad añeja y un triste disfraz. Amarillo salía el sol con un latido pruebo y pruebo de buena mañana todo su sabor, mi desnudez del todo embutido en un pijama pues blanca es mi mañana temprana y en la noche se resume el designio del resplandor, una rosa es siempre temprana, tu flor antigua me llama, tu fardiquera está en mi entraña, de luna llena y las risas de los que contemplan mi yoyó. Esperanza compungida en la hora elegida y en la paz del sinsabor, oscuro es mi paladar cuando cierro la boca con toda mi devoción de antaño. Cuando te pienso cercana y ambigua, entre lo que no se espera y se atestigua, la vida en ti es rutina en una sala de espera, en un sofá o en un sillón. Esa paz que tienen las palabras primeras, esa paz de la navidad que despilfarra y aparenta. Y el testimonio es solemne como espíritu sin voz, rayito de sol, ay, rayo de Sol, soy lector en bicicleta, soy la tregua y soy la acequia, soy un viento que se espera, soy la antigua canción del blanco amor, sucumba yo al tango y la flor, sucumba al aprendizaje de la vida con dolor, sucumba al naufragio del corazón. Coraje para la vida, pues si me corto un dedo, el que más falta me hiciera, me cortaría, el dedo índice y postrimería para el viejo mundo y el adiós, para no señalar a cualesquiera, cuando apunto como un espejo, la estatua que dejé atrás del camino, afino bien la puntería. La noche no tiene paredes y el día es un espejo, presagios de cielos celestes y un beso en la cochambre de mi tristeza, pues ¿es ser fugitivo del deber o es entregarse cientos de veces y ser rey mendigo a la vez? Ya sé lo que tengo y que no tengo un céntimo. Soy un cráneo a ti sujeto, lo juro, seré discreto, lo juro por mi desparpajo. No me gusta ser reverso del converso, a contracorriente pierdo el tiempo, y en la risa me hago de acero, y en la efeméride de mi muerte un espantajo, y pierdo en el amor. Soy el dueño de mi tiempo y no desvelo lo que no veo, dizque te escondes y jugando al veo-veo acudiré al bar de veraneo, no es mi norma el tiroteo, pues las sombras se apropian de mi noche, de mi voz y mi resuello. Es del todo la triste noche que me desprecies sin más, por ser viejo, por ser locuelo, por sutileza subliminal. Un viejo cansado, cicatrizado y siempre en el sol de invierno. Silvestre, anaranjado, como azafrán y el terciopelo, y el crisantemo funeral, los aguaceros, el crecepelo y el perfume en tarro de cristal.

Empezar la casa por el tejado (dedicado a mi barrio sean estos de la raza que sean)

Empezar a trabajar la casa por el tejado es lo que he hecho durante todo este tiempo. Empezar por ejemplo, a conocer la gran verdad de la vida poco a poco. Eso es de agradecer. Si te la dieran toda de una vez, tendrían que administrar ciertos inconvenientes que por compasión no te han dado. En el año 1992 hasta el año 2002 quise valorar con una báscula lo que era un kilo de paja y compararlo con un kilo de plomo. Cuidado que viene el Lobo. Y ese Lobo no muerde si no es para cuidar de sus lobeznos y cuando van a cazar, dan a la caza alcance en manada. Yo he encontrado mi lugar en el mundo, y está aquí, en Torre Romeu, donde no hay ningún lobo feroz. La gente no imagina lo bien que se vive aquí. No me arrepiento de vivir aquí. No diré porqué pero a veces Caperucita se folla al Lobo, y los tres cerditos empiezan a hacer sus casas por los tejados. Para la vida de rutinas y de constantes temores se debe tener cierta empatía, que mucha gente no tiene, y comprender bien las cosas. Yo empecé a publicar por mi aventura peruana, que más que aventura era un matrimonio fracasado. Echo de menos a tanta gente buena que ha pasado por mi vida, que pienso en ellos cuando llega la noche. Tienen razón aquellos que dicen que siempre se van primero los mejores. Las mejores personas son aquellas que han fructificado en tu vida como árboles de frutos y rosales de rosas hermosas. Descubrir el flamenco ha sido mi tabla de salvación desde los años 90, y todo gracias a mi padre. Si yo fuese el primer hombre bajo la tierra, seguiría cantando los cantes de aquel que me dio la vida, y por sangre heredé la gran verdad del mundo. No me importa estar ahora solo. Soy un lobo estepario que come poco y sueña con corderos y con cerditos que empiezan también su casa por el tejado. Esta vida me ha enseñado de que no somos todos iguales, aunque en realidad no nos diferencia nada. Permanecer en la vida, y más en Torre Romeu es una bendición que a pocos se concede. Vivir encima de una biblioteca, donde se exponen mis libros como un autor que empezó su casa por el tejado, me hace querer a mi barrio plural en su diversidad. ¿Por qué no enseñan en las escuelas a ser tolerantes? A ser, por ejemplo, una persona íntegra, sin racismo y sin hipocresía. A veces hay momentos que quisiera irme, pero luego pienso, ¿dónde voy a ir? Si aquí está mi vida, y si Dios ha querido que esté aquí es porque aquí debo permanecer. Busquen un barrio sin diversidad étnica o racial y entonces pueden encontrar paz o todo lo contrario. Pero el respeto se gana, y amor con amor se paga. ¿Qué barrio me ofrece lo que tiene este? Ninguno. Aquí tengo todo lo necesario para vivir. Sea como sea, la tolerancia se presenta con los años. Y la ignorancia nos acompaña de por vida.

A Lluis Ricart, in memoriam

El vértigo que me produce esta altura de entresuelo, este pañuelo anudado en el cuello, este caminar sin quererlo, esta elegía sin consuelo, pues perdí hace tiempo el resuello y no tengo ya más. Sucumbo a las reglas del juego, sin conocer las reglas y todo lo que en vida dirán, y perdí la calma y perdí la máscara y perdí la cefalea en mi cráneo de lo que dejaste al irte a no sé qué lugar, pero en la vida cruel más de cien derrotas en nuestro destino estarán. Digamos que hoy me acuerdo de ti. De tu voz en paralelo, en esta muerte fría que dejaste al marchar en tu duelo. Hiciste lo que hacen amigos buenos, pedía y pedía, y tú me ofrecías una silla como diván. Hablabas bien de mis poemas, pero los preámbulos a las estratagemas calman la sed que dejé atrás. Estamos hechos para ser muertos, aunque no para olvidar, y esa es probablemente la paz, la paz de los hemisferios y existe tu don de la palabra en tu belleza y la otra sutileza de la tranquilidad. Esa que yo espero y espero, estar muerto no está tan mal. Busco tu voz en los recuerdos, y en las cassettes encuentro tu desinteresada bondad. Últimamente persigo tu voz y tu rapidez tras el silencio. Eras un artista de la palabra escrita, eras un rapsoda de la dolce Vita del corazón hasta la yugular. Ya no se te escucha en la efímera hora y media, donde agonizamos todos por igual. Esta vida es liturgia contrita, pues lo que el hombre no te quita, el caminante y el camino te lo quitará. La desmesura de la poesía es tan parecida a la locura, que las verdades duelen pero es vida y ningún paso marcha atrás. Me devolviste los libros, me apreciabas y yo te apreciaba igual. No me olvidaré de ti jamás, eras bromista, mantenías un tono constante, ya no son los tiempos como cuando antes. Ahora son un incendio en la plata donde pesan los desastres. Pesa la vida, pesa y no hables, aunque si callas te echarán del baile. Un chico joven era, hasta que con tu repentina muerte te marchaste. La carne se hace silencio y el sueño inquieto del caminante. Lluis, Lluis Ricart, eras un amigo, y generoso quizá de más. Ya no recitarás mis versos, y yo no querré otro rapsoda tan singular. Me abriste una tribuna, mi voz temblona me causa hoy cierta vergüenza sin par. Dame un consejo,, viejo amigo, los reyes de toda la zona no escuchará al gran Lluis Ricart. Era buena persona, Dios los cría y ellos se juntan, aunque esta evidencia zurda es un responso en tu Barberá. La ciudad me sigue los pasos, me aconsejo huir de fracasos. Me aconsejo tu sonrisa que más que miga es puro bocado de pan.

Holocausto X Holocausto suman dos Holocaustos

Te busqué en las plazas, en las avenidas, en las callejuelas, en los arrabales, en los bares de carretera, en los confortables hogares de la Navidad y recorrí el invierno de Europa con mi miseria ciega en la mirada desnuda plagada de primaveras rotas tan salvajes de total y verde sueño bucolicida. Busqué, busqué y busqué. Y te encontré en una librería de viejo que regentaba un viejo judío de San Petersburgo. Estaba él en Nueva York, se exilió cuando Stalin aborreció la luna de los cinco mil quinientos años. Te busqué por si estabas entre los trigales como una amapola sola y roja, furtiva de espiga. Te busqué porque me lo pedía la sangre. Pero yo ya no soy yo, y mi mente no es ya mi mente. Pero te sigo buscando. Entre la paz de las cuevas, en los ecos que ellas acunan, en los arrullos de madres negras en el Caribe, en las nanas lloronas fúnebres y en los chascarrillos de alcaloide. Indagué en la semilla que se abre de azules verdades dosificada con la paciencia de un poco a poco de tortuga centenaria. Vine aquí porque no me dabas miedo, y no temblaba al mirarte a los ojos. Pero una noche, entre el eclipse solar y después el lunar, intuí la rosa espinosa de tu sangre y comprendí que eras buena pero asesina. Me despierto en el amanecer sin dueño. Crucé a nado hasta arribar a promontorios, buceé entre arrecifes de coral amputado, a cimas donde el mar carece de sentido alguno. Las patrias hacen cosas estúpidas por un terruño, al igual que todo el mundo hace lo que está de moda, porque el mundo es mundo, aunque los hombres inserten fronteras en los mapas mudos. Pero un jabalí solitario recorrió los polígonos atraído por el olor a carne de los mataderos. La carne era de cerdo, un pariente lejano suyo quiso ser escribano del rey Salomón, pero él sí le dio un bocado al animal mortificado por matarifes sin escrúpulos. Aunque otorongo no coma otorongo, un planeta es una minucia entre las ocho galaxias del vértigo asfixiante. Te busqué por todas partes y, cuando te encontré, solo quedaba tu aroma en las almohadas del recuerdo, en la negrura de la mugre, en la plegaria de la toxina. La nostalgia me trajo a este lugar, el cerdo era yo, sí, que se comieron mi nuclear parentesco al igual que a mi familia los mataron con monóxido de carbono. Cerdo fui porque todo en mí valía, hasta mis andares gustaban. Pero hicieron chorizos conmigo, me proclamaron como la manteca reina de las tostadas quemadas. Las bellotas que no comí las sustituyeron por pienso compuesto. Dos cerdos partieron la gallina con la boca, el cerdo apestaba dijo un tal David que ni es rey ni comprende la dejadez del depresivo. Pero el mal olor está en todas partes. También en los pensamientos, en la manera de hablar y en los alientos. Y en las guerras no hay tierras prometidas, si acaso hubiera algo, serían ruinas y muerte como futuro. Porque la tierra es un préstamo que heredan los niños cuando son hombres. Las mujeres dan a luz en los episodios de entreguerras y agonizan en el crudo cordón umbilical que es vida y muerte desde hace ya setenta años, y los hombres eyaculan su rabia en la tableta de asfalto y grava que colonizan y empujan hasta dejar fragmentos de olvido. Hasta empequeñecerlos como si no fueran hombres atormentados por la lluvia de ranas en Tierra Santa. Una tierra sin Dios es un mundo repleto de verdad. Repletito de verdad.

Sucumbir al naufragio

Los dos hemos sucumbido al naufragio, y tragando agua salada buscamos un pedazo de tierra para respirar la vida. No es lo mismo tener sed, que vivir con sed. A veces la sed es eterna. Al igual que no es lo mismo morir con hambre, que morir de hambre. Que les pregunten a las madres que se hacen las sordas mientras sus hijos le exigen algo que echarse a la boca, o que le pregunten a la madre que hace caldo tóxico, totalmente tóxico con el cuero de una silla. Sucumbir al naufragio no tiene nada que ver con el hambre, pero sí con la eterna sed. Cuando la boca seca lamenta la rugosa textura de la lengua. Como lengua de gato. Como lija de violento tacto. Sucumbir al naufragio es mudarte a donde te lleve el mar indómito. Yo no quiero morir de hambre, ni quiero vivir con sed, ando esperando el milagro, que me haga hombre como debe ser un hombre. Concreto, sereno de luna y completo. Cuando el hambre aprieta se muda el sueño y dormir no puedes. Porque es más fácil morir ya muerto antes que vivir completamente muerto. Sucumbir al naufragio. Los ahogados ya no son azules, los ahogados han tragado el agua con sal a la que parecido tiene a comer sopa con el único ingrediente que la sal imagina ni tan lejos ni tan cerca. Sucumbir al naufragio es dejarte llevar por la asfixia. Por la derrota de los cegados del agua yodada. que escuece en los ojos. Que se sugiere sola de ácida presencia de lágrima que brota salada con el sabor entre salitre y brea. Entre los sueños vespertinos que no son sueños ni física aparente.

Aviso para internautas

Les quiero avisar del cambio en mi nueva web, ya que he cambiado de dominio. La web está ahora ubicada en el enlace https://ciberneticaesperanza.wordpress.com pero pueden encontrar todo el contenido en https://capplannetta.com Debido a causas de comodidad he realizado el traslado desde un sitio a otro. No he podido trasladar todo el contenido que tenía en el otro link. Pero empiezo mi proyecto y mi nueva andadura como bloguero que escribe de cosas que le atañen. En estos últimos posts expongo los últimos pasos andados en Blogger para empezar desde cero en WordPress. A partir de ahora solo trabajaré en la web de WordPress. Es cuestión de economía y de soluciones necesarias. Suelo publicar casi cada día y en las dos webs publicaré el mismo contenido. Y ustedes se preguntarán porqué este cambio. Y es que me siento más cómodo en WordPress. En estos dos pantallazos intento mostrar los últimos post publicados en Blogger, y en el punto concreto donde dejé de publicar. Han sido 15 años de publicaciones, unas veces con más rigurosidad, con más proliferación y otras con menos atino. Empecé el blog en 2008 y ahora, en este 2023 cambio de aires y de puntos de vista. Prefiero no exhibirme, buscar y encontrar temas que interesen. Espero que disfruten leyéndolo al igual que yo disfruté escribiendo. Es un cambio necesario porque se han hermanado Capplannetta y Cibernética esperanza. Y ahora empiezo con una nueva forma de escribir donde se basa otra mirada más crítica y no tan intimista. Yo seguiré exponiendo temas de los que puedo hablar porque lo conozco. Hablaré de lo que amo y de lo que odio. Pero jamás hablaré mal de nadie.