Siempre llamo a casa de mis padres unas cuantas veces al día. En esas llamadas busco a una madre y nunca la encuentro. De tantas veces que llamo siempre acaba lloviendo sobre mojado y acabamos discutiendo, e insisto más y más y más buscando a mi madre tras el teléfono y no la encuentro, y continúo llamando hasta encontrarla en el remanso de paz de la noche silenciosa. Con mi padre es diferente, nunca está disponible para temas de polémica y para cualquier atisbo de complicidad, pues no sabe hablar por teléfono y me cuenta lo que ve por televisión, ya que su teléfono está junto al televisor. Quiero que me devuelva a mis padres una puta llamada dictadura que proclamaron los demonios de esta España y que los hizo pobres, pesimistas y vulnerables. Yo no suelo tratar con gente culta, tan solo mi psiquiatra es alguien culto, y un amigo con quien llevo una revista, también otros, pero mi entorno de carne y hueso es exageradamente sencillo, pero muy buena gente, tan buena gente que me encuentro a gusto cuando estoy con ellos. Mi madre me hace las comidas semanales (es una excelente cocinera) y las mete en un tupperware para traerlas una vez a la semana, viene con mi padre, me traen tabaco, comida, bebida y yogures. Dios los bendiga. Están treinta minutos o a veces una hora, después se van a su casa y yo paso solo toda la semana, ya que ellos son las únicas personas que yo veo a lo largo de la semana. Por mi soledad, que a veces entra en crisis existencial, llamo y llamo buscando a mi madre, la pobre me tiene hasta en la sopa, pero no la encuentro, encuentro a una madre cansada, encuentro a un padre cansado, a veces hablo por chat con mi madre, otras veces por mensajes de texto, para ella es preferible hablar por estos medios, pero el único protagonista en esta historia es mi teléfono. Él se ríe de mí. Se ríe de mi soledad a carcajadas, se ríe de mi fragilidad, de mi estampa de adulto infeliz. Pero yo me vengo dejando que se le acabe la batería. Entonces hace glu, glu, glu, y le digo: -¡Anda y vete a mamarla! Y lo planto en el cargador por su trasero.
Archivo por meses: julio 2018
Capplannetta y las adicciones
Nadie dice nada acerca de las adicciones socialmente aceptadas, y mucho menos de las naturales, todas las adicciones repercuten en nuestra salud pero -todo hay que decirlo- las naturales son un veneno que son nido de enfermedades y están en nuestra vida cotidiana sin darles la importancia que éstas tienen. El azúcar: una droga perjudicial que está en la mayoría de alimentos que comemos. La sal: un veneno para enfermedades cardíacas y un vicio necesario. No voy a enumerarlas todas pero éstas son las más peligrosas en el paquete de drogas naturales. Luego están las socialmente aceptadas. Todo un compendio farmacológico que te crea adicción y te hace padecer unos efectos secundarios, de los cuales, no siempre estás del todo informado, ya sea por tu médico o farmacéutico. El Vademécum especulativo es un veneno de papel tan injusto como también un verdugo que te ejecuta a fuego lento. Los prospectos no dan una información específica ya que quien calla otorga. Pero bueno, son drogas aceptadas por una sociedad hipócrita y con menos empatía hacia el prójimo que un busto al deshonor. Yo he tomado cocaína, drogas de diseño, heroína, alcohol, hachís, marihuana, etc… ninguna me ha proporcionado un placer por el que no tuviera que pagar un alto precio por ese momento de desconexión, paraíso artificial, placer caro y con unos efectos secundarios que a corto y a medio plazo han sido una mella en mi salud, en mi físico, y en mi día a día, es evidente. Harto he acabado de esa gente que engrandece el poder de las drogas como si éstas fueran la panacea que cura los males del mundo. En el cine te muestran lo peligrosas que son, pero también se hace cierta apología. También en la historia de la música, o la historia de guerras y personajes históricos -valga la redundancia- han hecho hincapié en exponerlas como complementos algunas veces benévolos, aunque son lo contrario, nada beneficiosos. No quiero hacer más alarde de estas, para mí no son un orgullo, son una seña de mi derrota circunstancial y emocional. Quiero pasar página. Cuando acabe ahora me fumaré un cigarrillo, socialmente aceptable. Aunque muchas cortinas de humo se despliegan en torno al vicio del tabaco.
Cibernétic@ Esperanza_ (la novela) ¡Ya está aquí!
Capplannetta y los superficiales
Muchos se empeñan en hacer deporte para tener un físico envidiable, pero hoy en día eso no es lo revolucionario, lo revolucionario es ser un outsider de la superficialidad. Yo por ejemplo, tengo una hermosa barriga, pero eso es lo que me diferencia de la borregada. Hoy se coge el coche para ir al gimnasio y después hacer kilómetros en una cinta andadora. Es de locos. Están tan obsesionados en hacer deporte para tener un físico atractivo que muchos acaban enfermos de vigorexia y otras enfermedades nutricionales. Nos atacan catódicamente (a través de la televisión) con estereotipos con bonito cuerpo y bien parecidos pero con nada en la mente que pueda ser interesante. Hoy la televisión está pensada para fachadas y no para libre pensadores. Los llaman “bien pensantes”, porque son parte de un rebaño fácil de domesticar. Lo malo es que son mayoría. Nosotros somos outsiders en busca de nuestra obligatoria soledad que nos aparta hacia un bien mayor, la literatura, los libros y la reflexión. Son tan superficiales que presumen y hacen alarde de no haberse leído un libro en “su puta vida”. Son tan superficiales que cualquier atisbo de grasa los hace lamentar y encomendarse hacia unos sacrificios estúpidos que les incrementa el músculo y les reduce la materia gris. Aunque todo esto que escribo puede ser tomado, o como envidia o como tópico de persona gorda que habla con la voz de otra persona y repite lo ya dicho por otros gordos u otros outsiders de la resentida sociedad de consumo. No me importa. Yo he sido bello, he sido un ángel hermoso, he sido un superficial adolescente que no entendía que la belleza y la juventud son efímeras e hijas de un breve instante. Cuando comprendí esto que digo ya estaba más magullado que un gato callejero, no fue fácil adentrarse al club de los feos después de que el ego estuviera por las nubes de la idiotez y la superficialidad del mundo. Fue una caída a los infiernos que no he lamentado jamás de los jamases. Aunque te señalen con un dedo de superioridad, de la que carecen por entero, y dediquen su vida a las repeticiones que no mueven nada en absoluto. Tan solo un músculo que hoy es vigor pero mañana será flácido envoltorio.
1er Número de Nevando en la Guinea.pdf
Capplannetta y la locura del mañana
Ser un loco hoy en día es un estigma que salpica a familiares y amigos. Ser un loco no es fácil. Miren si perdura el estigma en nuestras sociedades modernas que sí te sale un loco en el seno de tu familia lo consideramos hereditario. Y es un grave error. Nadie está exento de padecer algún tipo de trastorno psíquico a lo largo de su vida. Antiguamente los escondían los familiares para que no supieran los demás que habían tenido esa gran desgracia. También a las personas con síndrome de Down, también a los homosexuales. Sin duda la sociedad ha evolucionado mucho. Pero hay personas que lo usan como arma arrojadiza. Por ejemplo, en la boda de mi hermana me sentí, no solo culpable de algo que no puedo controlar, sino que afectaba también a mi familia más directa. Es un rumor que fluye a dos metros de ti, es imposible ocultar que tomas medicación psiquiátrica, debido a que estás gordo, tienes la cara pálida, y se te nota sedado. En la boda de mi hermana lo pasé terriblemente mal. Lo que era un día feliz para mí no lo fue tanto. No me malinterpreten, no lamento el ir a una boda, ni que mi hermana se casara, ni con quien se casaba, lamento el bochorno al que fui sometido cada cinco minutos sí, cada cinco minutos no. No sé porqué razón la gente critica y se cree excluida de la posibilidad de sufrir una enfermedad mental, el estigma era evidente. Con lo fácil que es padecer algún trastorno debido a que cada vez influyen más factores externos. No solamente son las drogas. Es la vida. Esta vida mala de paseo por el infierno en el cual hemos invertido el esfuerzo de la postmodernidad tardía. Los locos no venimos de herencia, los locos somos personas con sentimientos y con amplias ganas de curarnos y de reinsertarnos en una sociedad que nos acoja y no nos discrimine. Está demostrado que las enfermedades de la mente serán líderes en número de pacientes, provocado esto por nuestras sociedades estresantes y en crisis perennes, ya que serán mayoría frente a enfermedades físicas. Esto, y la vida de vértigo, las adicciones, y otras causas afectan a la salud mental. Yo no quiero ser como la mayoría pero tampoco quiero ser un estigma ante la sociedad. Así es la cosa.
Capplannetta y el soroche
No estoy diseñado para tener amigos, mucho menos para tener pareja, y mi familia me quiere, pero mi naturaleza ha dispuesto una pared donde dificulta la comunicación, y no sé por qué razón acabamos con tiranteces. Llevo mucho tiempo encerrado pero es así como soy feliz. La soledad se ha convertido en mi fiel compañera. Una compañera dura pero necesaria para los seres como yo. Me he acostumbrado a la soledad. Yo tenía muchas amistades, conocía a mucha gente, era sociable pero envidiado, ahora no me envidian, me odian. Después de haber subido la mayor montaña de esta vida (que es la humanidad) me dio a bote pronto un mal de altura, también llamado soroche en la tierra del inca. Me agobia la humanidad, me incorporé a ella en mi adolescencia, ya que viví una infancia en el paraíso mental hasta ser desterrado por los hombres. Esto no me ha pasado a mí sólo. Le ha pasado a media humanidad con corazón. La gente nace con un corazón pero el conocimiento hacia la gente lo encoge o lo ennegrece. Hay mucha maldad en el mundo. Pero de esa piedra todos hemos puesto alguna vez nuestro grano de arena. Ahora no sufro soroche porque vivo en el subsuelo. Pero me gusta la gente buena, la gente que tiene sentimientos, que se emociona, gente que va al psiquiatra, gente que se medica, me gusta la humanidad aunque no estoy diseñado para este mundo, estoy diseñado para contar una historia, para hacer justicia en contra del estigma por los enfermos de la mente. Pido piedad para los enfermos de soroche. Pido piedad. Se empeñan en calificar la conmiseración hacia los demás con el nombre de humanidad, y es evidente decir que la humanidad se carece así misma.
Capplannetta agradece a la Agencia literaria del Sur

Llevo muchos años condenado al ostracismo literario. He intentado salir a flote de mil maneras y siempre he pagado un precio por el cual mis escritos tuviesen un poco de resonancia. Han tenido que ser los venezolanos los que me hayan publicado mis escritos sin ningún interés especulativo, nepotista, y sin caer bajo ningún tipo de agravio comparativo. Cierto es que todavía no puedo tirar cohetes, que recién estoy empezando a ser publicado, pero en un país socialista y “bloqueado” económicamente ha sido donde he encontrado la visibilidad artística que me hace sentirme realizado y completo. En mi país he sido siempre ninguneado, es un país elitista, es un país de mediocridad y es un país de envidia y mala leche. Mientras que muchos tristes buenos escritores van a soplarle la gaita al crítico de turno, crítico, todo hay que decirlo, que solamente le importa su obra propia y si te envidia te vapuleará y si le caes bien te hará una buena reseña en algún blog notable. Yo nunca he querido ser reseñado, yo quiero ser leído, y el boca a boca y una publicación rigurosa hacen el milagro de atraer lectores, una reseña está escrita desde la perspectiva del crítico, puede ser buena o menos buena, lo perjudicial sería una mala reseña. También están los concursos, yo no he gastado un duro en fotocopias para algún concurso, solamente he participado en uno, recuerdo, y no me fue nada bien y gasté tiempo y dinero en unas fotocopias tiradas a la basura, ya que no gané, eso, y porque he leído “Singularidades” de Vicente Luis Mora. Un libro que abre los ojos a todo poeta con un mínimo de ambición literaria, no me malinterpreten, no es un repelente contra concursos, más bien hace crítica de la poesía en España, o si se prefiere, en el territorio Apache de la justicia poética. En Caracas en cuestión de un mes me han publicado dos poemarios y una novela, todo se lo debo a la Agencia literaria del Sur, no me han pedido dinero, me han pedido que siga escribiendo. Y así lo haré.