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Casi exfumador

Parece cosa del caprichoso azar o una estrategia para incentivar el tabaquismo por parte de las tabacaleras, o no sé. Pero ahora que estoy tratando de dejar el tabaco veo en películas a un montón de fumadores empedernidos. Y lo extraño que no es cine demasiado antiguo. Pero resulta comspiratorio y retorcido que en casi todas las películas que video últimamente salen personajes que fuman pero como fumadores exagerados. Es una cosa obsesiva y con muy mala leche. Veo a Godard, que era un fumador potencialmente vicioso, también he visto Stardust sobre la vida de Ziggy Stardust (David Bowie para ser más concisos) y también he visto 21 Gramos que también se fuma mucho.

Parece como si en Hollywood o en el cine en general exista una conspiracción contra los exfumadores. Es algo demoníaco. Te dan ganas de salir a comprarte un paquete. Y si ves a alguien fumando te dan ganas de salir detrás de él. Dejar el tabaco nadie dijo que fuese fácil. Pero es imposible con tanta apología no sé si directa o indirectamente. El caso es que es un vicio bastante difícil de dejar. Me atrevería a afirmar que uno de los peores. Bueno hay que aguantar el tirón y ser fuerte. Aunque aveces…

Capplannetta y su alter ego

Me dicen que me repito. Y tienen razón. Padezco una obsesión que redunda y redunda en los espacios abiertos, en los lugares con paredes y techumbre, en los espacios comunes, me cuesta asomarme a las ventanas, no me meto en la vida de nadie, y no permito que nadie se inmiscuya en mi vida. Pero es imposible. La gente te juzga porque es fácil mirar y diseccionar lo evidente, lo que perciben, y están tan seguros de ello como tú estás obsesionado en que se inmiscuyen en tu vida. A veces la vida es una mirada eterna que te desnuda, te despersonaliza. Te crea indefensión, vulnerabilidad, te hace débil y frágil. Pero bueno eso nos ocurre a todos en partes iguales o no. La vida no es como la imaginamos al principio de adentrarnos en su realidad. La vida contiene todos los pecados de los que reniega la Iglesia. Si me repito es porque no creo en otra cosa que mi imposibilidad y mi voluntad inútil para hacerme víctima de una causa que ni yo comprendo bien. Estoy entre un mundo y otro. No tengo respuestas, sólo preguntas. Y casi todas son incógnitas que se desmoronan.

Porque todos los poetas somos vanidosos, incluso los hombres y mujeres corrientes. Todos vanidosos. El hombre es vanidad. Y todo lo que reclama es protagonismo y tener verdadera importancia. Si el hombre es vanidad, ¿es lo que nos diferencia de los animales? ¿Y el conocimiento? El conocimiento de que somos vanidad y nada más que eso. Titubean los poetas alegando que no son vanidosos. Dale a un poeta reconocimiento y ensalzará su ego. Gritará dadme, dadme, dadme y será insaciable. Nunca se saciará. Porque la vanidad no sabe, no huele, no es cuerpo, no es materia, la vanidad la sustenta el ego, y el ego es el gran masturbador entre la prepotencia y la soberbia. Pero muchas veces caemos. En las débilidades del alma. Y el alma es mortal. Porque si el alma no fuese mortal ya se encargaría el hombre, en este caso el poeta, de comerse a los dioses que él mismo ha creado. La verdad tiene varios caminos. Pero coger el atajo más largo no es de idiotas, es la gracia de aquellos insensatos que en la inocencia se equivocaron y tropezaron. Y tropiezan por que son hombres, son poetas. Nada más nimio que eso. Nada más signo de mentira que su propia existencia. Equívoco tras equívoco aprendemos.

Capplannetta enfermo de literatura

Me quiero porque estoy enfermo de literatura. De la que leo y de la que escribo. Yo, que era un chico más de extrarradio, ahora estoy amarrado a las palabras. Tal vez sea porque nada más me crea esa parcela de entretenimiento. Estoy en un lugar donde viajo sentado en el sofá. Estoy en el lugar preciso en el momento adecuado. Cultura, sin imponerla con mano dura, es más necesario no obligar a los chicos que lean, que lo descubran por sí mismos. Al fin y al cabo rendirse ante las palabras es cuestión de actitud. De querer enfrascarse en una historia. De elegir, porque la lectura es elección. Pero escribir es aplicar un diálogo consigo mismo en busca de un lector. La literatura es un paso hacia delante siempre. Cuando se está embutido en una historia, desgranando paso a paso las respuestas de una buena historia que se va hilvanando como una madeja de hilo. Estar enfermo de literatura es buscar para encontrar. Es abandonarse en la dialéctica de ensoñación e imaginación que conlleva alternar la buena lectura repleta de lucidez y aprendizaje permanente. La sensibilidad y el buen hacer de un escritor se basa en lo que lee, pero también en lo que oye y ve. Hay historias en todas partes. Una buena historia se desnuda como una mujer entregada al arte amatorio. Es reencontrarse con el sentido de la imaginación mediante a las palabras. Un buen consejo es tener el criterio de abandonar un libro que no te llena. Hay libros difíciles. Yo soy de los que creen que no hay libros peligrosos, sino escritores con un equivocado criterio. Cuando estás sumergido en una historia, no es la misma cosa que escribirla naturalmente. Escribir es abandonarse a la verdad desde la ficción sugerente.

Capplannetta nunca suplicó

Cuando estuve encadenado en los calabozos jamás supliqué que me sacaran, aunque necesitara ser libre. Cuando necesitaba de una verdadera compañía jamás la busqué, tuve soledad hasta el hartazgo, y no me quejé ni me consolé siendo una derrotada víctima. Cuando me vi desmantelado, acusado por la culpa, maniatado por la esclavitud, jamás pedí auxilio. Mientras que el silencio ocupó mi vida, cuando todo alrededor era ruido, sonido aberrante, y grosería nunca tuve que renunciar a no ser yo mismo, pues ser yo mismo era lo más valioso. Cuando todos me olvidaron, sin quererlo me volví enemigo de voces que se exhiben prepotentes, del laberinto de ideas, del abismo que miré con estupor, impávido fui ante tales derroteros en mi clandestina manera de mirar. Todos somos víctimas de nuestra propia naturaleza. Todos tenemos una debilidad que muchos conocen. La vida no es un paseo, la vida es una caminata hacia la consolidación de la gran verdad. La vida se aleja de lo evidente, se aproxima a lo circunstancial, es duro tenerle miedo a la vida. Es la menor de las locuras, aunque la más generalizada. Renuncio a vivir del pensamiento. Prefiero vivir de lo que conozco totalmente.

Me aconsejan editores y poetas

Me aconsejan editores y poetas que haga presentaciones. Que lea mis poemas ante un público. Que promueva mi poesía. Y nadie entiende la razón de mi negativa decisión de no prodigarme mucho en cenáculos y presentaciones literarias. Muchos poetas creen así que van a vender más, y puede que así sea. Pero son para mí gente que mete a los demás en compromiso y tienen un alto ego a prueba de óxido y desagradecido protagonismo, del cual sólo se importan ellos a sí mismos. Éstos creen que van a perdurar, que van a destacarse en el Parnaso de los poetas laureados. Y muchos son epígonos. Normalmente ganan concursos de provincias, pero jamás un premio importante. Todos somos vanidosos ante la poesía y el hecho literario de llegar a un público numeroso. Pero la mayoría de este público son amigos. Yo tengo muy pocos amigos, y mis libros suelo regalarlos a quienes creo oportuno. Tengo pocos amigos (repito), la mayoría no lee ni a Mortadelo y Filemón, mi entorno no lee, sólo lee la prensa deportiva. Tengo familia que tampoco lee. No quiero meterlos en un compromiso. Tal vez sepa de antemano que no me van a leer. Promocionarte por las redes sociales es cuestión de tener un público seguidor de tu trabajo. Veo a los poetas y rapsodas como con una gran lástima porque comprendo su esperanza insatisfecha. No creo llegar lejos en la poesía, pero no es falsa humildad ni falsa modestia. Mi voluntad, hoy por hoy, me lleva a entregarme a la novela. No tengo ambición, aunque bien quisiera ganar un premio importante. Es cuestión de perseverancia y tener un criterio estilístico basado en el pudor evadiendo ciertas premisas que perjudican a la perspectiva de jurados e hipotéticos lectores futuros que puedas tener.

Capplannetta y el silencio de las bibliotecas

El silencio de las bibliotecas contienen una charla entre los escritores de todos los tiempos en un presente de lectores fugaces. Que van y vienen acerca de una historia, de un poema, o una imagen. Las bibliotecas son la morada de la memoria del ser humano. El hecho de estar en una biblioteca implica silencio que nunca es del todo silencio. De los libros se puede extraer todas las cosas que se ignoraban y han mantenido la llama candorosa del vivo legado después de la vida efímera. Los libros son testimonio de que la absoluta verdad se puede encontrar escrita con una letra menuda y el papel, el divino papel ahora lacado y oloroso. El viejo papel amarillento. Sería un sacrilegio fumar en una biblioteca. Guantes blancos custodian los libros, los manuscritos, los legajos y en ellos hay secretos que el hombre entiende. Un libro es una fuente de ideas y un paseo por el conocimiento. Leer, leer, y leer, para después escribir. Se debe leer más que escribir, pero sin la lectura no habría escritura. Dicen que hay libros peligrosos. El único peligro que veo en los libros es que nadie engaña al ilustrado.

¿por qué soy escritor?

El hecho de ser escritor no es lo mismo que creerte escritor. Ser escritor es ser un trabajador que frase a frase crea un bloque en palabras tras otro. Párrafo a párrafo se congregan una serie de frases que estructuran un texto. Eso todos lo sabemos. Pero escribir bien no es escribir verdaderamente de manera satisfactoria. Escribir bien es decantarte hacia un abandono y hacia una soledad que solamente es un alargamiento del brazo, de una extremidad en busca del otro brazo esta vez del hipotético lector. Del lector en busca de luz que lo aproxime al diálogo que mantiene consigo mismo en busca de la conversación sagrada. La conversación sagrada es un lector enfrascado en tu texto, por que ¿qué significa escribir? ¿Qué es lo que nos motiva a escribir? Es una especie de introspección comunicante en busca de un receptor al otro lado. Sin duda ninguno de los dos se ven las caras, pero mantienen una comunicación que a veces es atrayente y otras no tanto. La conversación entre autor y lector es una especie de exorcismo. De pacto entre dos seres ante un postureo de curiosidad e inquietud preponderante. Plasmar una idea no es fácil. Escribir un libro es difícil. Abandonarse a la página en blanco es no tener ningún miedo y acercarte al lector con toda la desnudez que sugiera verdad absoluta. La prueba de verdad absoluta es la valentía. No tener reparos, aunque sin llegar al hecho de no prescindir del pudor. ¿Por qué soy escritor? No tengo ningún lector, me cobran por publicar, dedico mi poco dinero a un trabajo que no me es recompensado. ¿Por qué estoy en este galimatías circunstancial? La calle me expulsó de sus ambajes helados en la fiebre y escalofriantes remilgos en el calor soporífero.

Palabras de un pecador

Es el pan de los ángeles el don del hombre capaz de dar amor. Aquel que codician los mezquinos arañando la paz derramada por los hombres justos, por los pacíficos de corazón, por los que cruzan cada día una frontera. El pan de los ángeles es miga de paz y amor, ¿Si os dijera que no hay maná para ninguno de los ángeles que pusieron entrega hacia los caminos del inocente amor? Para la semilla que no se abre. Para la calle cerrada. No hay más vanidad que aquellos que predican castigo y desprecio. De aquellos que entregan su corazón lejos del ermitaño, cerca del necio inquisidor, de flema del asco, quien a Cristo negó Dios lo perdonó. La vida te expulsa de la tranquilidad pero también de la muerte, y vuelves redundando la inmortal parábola suscrita por la verbigracia del Señor. Ese Señor, y solo él, es mi verdadero pastor. Aquel que ante felonía y villanía aborreció a los traidores calumniando al señor de los cielos, a los sacrosantos samaritanos. Tenías mucha prisa por ver a Dios en el cruce de caminos. Desterrados aquellos que dejaron de ser guardianes de sus hermanos, pues ellos negaron el pan que comen los ángeles. Para ellos existe perdón, perdón sin la Epifanía de María, perdón y conmiseración. Misericordia de los hermanos que no poseen ira aunque la cólera De Dios será como un cayado de pastor sin rebaño, sin pan de ángel inmaculado, coronado de espinas y sufriente. Tendrán su lugar en el edén eterno. Amor, amor de quienes quisieron amar y amor no tuvieron. Amor para aquellos que predijeron la gloria De Dios. Amor para los que ofrecieron su corazón. Plegaria sacrosanta del amor a Dios. Bendito sea aquel pastor que no obtuvo dádiva, y entregó el verdadero amor De Dios. La palabra, el justo perdón.

Capplannetta se cuestiona

¿De qué soy preso? ¿De estas cuatro paredes? ¿De mis libros? ¿Del exterior? ¿De lo de adentro? ¿De mi conciencia? ¿De mi intelecto? ¿De qué sigo preso? Si no puedo mantener mi equilibrio, si no puedo vivir el momento. Entregarte a la literatura parece una cosa fácil. Pero va en serio este juego lento, solitario, y lleno de trampas, encrucijadas, estados entre la llaga y los duros vericuetos. Ya no hay lugar para ser libre. Tengo un síndrome de abstinencia constante. A veces me falta sexo, otras ansiolíticos, otras un cigarrillo, otras un café, y otras el alma. ¿Por qué y a qué viene el acto de crear a un tipo como yo? Soy una especie de homúnculo que ni es brillante ni verdaderamente consciente del mundo en el que vive. ¿Sobre qué puedo escribir? Si nada sé sobre lagunas y destellos en esta otra parte del mundo. Soy un ascensor que baja y que sube. Todo se hace desde la latitud que a mí me tilda terrestre y a los demás despegados del suelo. Aún así me llaman loco. Mis hermanos del pueblo. Es placentero ignorar la verdad. La absoluta verdad que determina complicidad y camaradería con aquellos que poco les importa lo que ocurra a tipos como yo. La razón por la que soy sueño y tiempo es porque soy humano. Demasiado humano. Un día me evaporaré sin antes no cruzar campos minados, sabotajes premeditados, y conspiraciones con la voz del déspota. ¿Creen ustedes que basta con cerrar la llave? ¿Por qué será que donde quiera que voy me sigue una negra lógica? ¿Qué truco tendré que realizar para mantenerme con vida durante este desmantelamiento de mi inocencia? No es que prefiera ser inocente. Pero a fuego lento cocinan todas mis vísceras. Estoy ante un público que hace rato me ha humillado, me ha tirado huevos y tomates, y han roto en un estallido de carcajadas mi corazón. Estoy traficando con mi pensamiento, un juego que perdonan los ángeles, los ángeles son anfibios entre cielo e infierno. A veces te dan la vida y otras te la quitan con toda la alevosía. Soy un verbo que no se conjuga, una loca historia al salir del burdel, un elemento a parte de esta vida de carrusel, soy un miedo y soy una purga, soy una tregua que quisiera al fin volver, busco calmar esta sed cruda.

Capplannetta y la estrella deliciosa

Trato de que sea mi amante pero es imposible. Es un corazón de nadie. Aunque te dé cariño y besos a flor de piel. Ella es la chica más tolerante desde Barcelona a Barranquilla. Desde Tokio a Sevilla, desde San Francisco a la Blanquilla. Ella es la geisha más dulce de occidente y Cali. Todos saben a qué me dedico en mis ratos libres. Pero es temporal. Estas cosas deben durar poco. Hasta que encuentre la pieza que complete mi vida. Las chicas tienen la magia de la carne que se moja. El lubricante fantástico para meterte dentro de ella. Sí dios te creó con la costilla de Adán y si Adán fue creado con barro, es normal que tú, Eva de los excesos, dormites la canción distinta de los paraísos artificiales.

La verdad adherente a quien comió de la manzana. Si el diablo es más viejo que Adán no había mundo (o sí). Creo en la animalidad de nuestra especie. Por eso, cuando gimes de mujer completa te embelesas y yo me embeleso. Eres un regalo o una ofrenda para la cópula de dos que sexo piden. Resultas ataviada de pormenorizadas ideas. Me enamoras, compañera.

Una sexualidad compartida es dar placer y que ella te lo dé a ti. La sexualidad es cosa de dos. Debe ser recíproca. Es como un orgasmo al mismo tiempo. Al unísono. Una mujer cuando se entrega evoca todas las cosas tan maravillosas, como alimento a pedir de boca. Espero verla pronto. Como la vi por primera vez. Recuerdo su cariño. Sus caricias. Una mujer de los pies a la cabeza. De esas que te hacen perder la chaveta. Resulta comprensible. Es de esas mujeres que cortan el aire y se entremezclan unos deseos ocultos que vale la pena satisfacer.

Capplannetta y la muela

Tengo una muela que quiere marcharse de mi boca. La noto que se mueve y me duele que se vaya porque de verdad me molesta. La muela me necesita a mí, y yo la necesito a ella. Muela que me empasté pero ya no ha podido aguantar más y quiere irse. Lo tiene decidido. Se mueve y se mueve, ya que está en el carrillo derecho y ahí es donde mejor saboreo la pitanza. Somos muela y carne. Las encías y yo la echaremos en falta. Me niego a sustituirla por un puente postizo. Si me se cae no se notaría pues está en el interior de la boca, en la fila superior. Yo quiero esa muela y ella me quiere a mí. Pasa el tiempo y las piezas dentales se caen por una inercia precedida por la vida y el desgaste. Para ser sincero no quiero que se vaya. Aunque me duele su presencia en movimiento, estoy seguro de que la echaré de menos. Ella es mi muela y me pertenece, ¿o soy yo quien le pertenece? Dejémoslo, todo es cuestión de tiempo.