Justamente unos días después de nacer
mi madre juró que no sería un loco jamás,
algo al nacer en mí traje puesto de la calle,
pues no halló respuestas
y la calle me engulló hacia adentro
y mi madre preguntaba por mí a los conocidos.
Comí tanto de ella que ya no la traigo consigo,
justamente unos días de yo nacer por segunda vez
mi madre lloró de mí en el delito,
el delito de ser hombre y no de cualquier manera.
Viniendo de gente honrada,
siendo pobres y siendo aquellos años tan grises,
fueron hechos por comer de aquello de uso manoseado
los que en la martingala el plomo calentaron.
Me llamo Cecilio, justamente como mi abuelo, sí,
el paterno, sí, justamente ese,
tragedia entre accidente y simulacro absurdo,
actitud de debacle que se previene o se intuye,
anocheceme de olvido, ¿adónde diablos se está
mejor que en la casa de tus padres?
Pues no, nada que ver,
yo soy muchacho de mundos tras un porvenir,
mi abuelo se crió sin padre.