Poema del insomnio

….y el Papa, el Papa de Roma, ese rey franciscano, tendría que poner el oído y escuchar el canto negro de los abetos, y todos los reyes del mundo, deberían cantar el mismo perdón a las Ofelias que arrodilladas en la premisa del imperio aletargaran su sueño pulpa y vistieran la misma patraña reducida a escombros. Culpa tienen las personas de ser misioneras del diablo, pero más culpa tienen aquellos profetas que sibilinos y trasnochados dejaron sus parábolas y sus fatuas en la región oculta de los ombligos. Y hoy es primavera y aquí se canta porque yo lo digo, yo, que soy un emisario de las palabras intoxicadas, esas que ya no saben si dicen la verdad o ríen de zafia mentira de laureles y medallones de tres metales. Pues yo no soy amo del parnaso, pero tampoco me dejo engañar por los chascarrillos de cristianas a huevo postergado. Yo no quiero llenar mis codos de esquinas y palabras en las sienes. Yo quiero ser un prefacio de lo que nunca vendrá. Y no vendrá porque se lo notan los apuntalados te quieros que ya no sirven de medicina y ruegan ante un alacrán idéntico a la venganza de los harapieles untados en mantequilla. Yo quiero ser protagonista desde mi ceguera blanda. Yo quiero ser un romántico y profanado traspiés que cae en las fosas vacías de los cementerios. Yo quiero ser relámpago de luz amarillenta y no un sol que se arrepiente. Mañana será domingo, y todos iremos al casto poema de los imbéciles que les gusta aquello que critican sin memoria…

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