
Yo quizá tenga carencias basadas en la naturaleza. Y no niego que te quiero. Por ti he hecho locuras que más me vale callar. Locuras por amor son o deben ser agradecidas, amor con amor se paga. No, no siento la conexión de la vida y en un hogar trasparente tengo la riqueza cultural de la que me alimento para escribir. No, no tengo joyas ni riquezas, por no tener no tengo, ni dinero ni salud. Tener tengo libros, libros que de manera fetichista me consuelen la soledad y me dan paz. Leo a veces poesía, otras narrativa, y otras ensayo. A veces veo cine en plataformas como la de RTVE. Gratis, y cada vez más, veo documentales desde dedicados al flamenco hasta programas sobre literatura. Escucho mucha música, la mayor es flamenco. Estoy pasando una mala racha por culpa de mi mala cabeza. Pero hay que apechugar. Algún día volveré a tener tiempos mejores a los de ahora, pero ¿cuándo? Ni yo lo sé. En estas cuatro paredes de mi casa estoy muchas horas. Nadie viene a visitarme, aunque no lo necesito, vienen mis padres, con eso me basta. No hay mal que cien años dure, salvo la muerte. Aunque eso es una frase hecha y un topicazo. Lo que más me gusta es escribir, aunque no soy metódico, soy algo libre en la cuestión de la escritura, vamos, que no tengo disciplina. Pero bueno, escribir es trabajo arduo, aunque parezca fácil, no lo es en absoluto. Escribir bien es cuestión de valentía, y tratar de no repetirte, aunque a veces tropieces con ese inconveniente. Ahora soy socio de CEDRO. Cosa que me encanta. Pero mis libros no se venden en España, y en otros países de habla hispana lo desconozco. En fin, c’est la vie.