el sacrificio

Marlon bromeando

Esta foto es muy significativa, son Marlon Brando bromeando (El Gran Marlon) y Liz Taylor, me imagino después de ver la foto a Marlon en La Ley del Silencio, o en El Padrino (primera parte), o en Apocalipsis Now y me parto de la risa, me río a carcajadas, por que el humor es eso, cuando la gente está solemnemente enfrascada en una pose y algo fuera de lugar los expulsa de esa pose (falsa pose) dan ganas de estallar de la risa. Por que mucha gente ejecuta un papel que no le corresponde y cuando sale a la fuerza de ese rol es muy gracioso comprobar que somos mucha farfolla. Como aquí en Internet, aquí en Internet existe mucha farfolla y mucho culto a la propia personalidad. En esta foto se le ve a Marlon expulsando a la Gran y Dulce Liz de esa farfolla, pero verla En la Gata sobre el tejado de zinc la redime de su farfolla, por que hizo un papel extraordinario. Sé que la gente es buena, solo, que no tiene oportunidad de demostrarlo. Si evitásemos esa farfolla y las cosas fueran tal cual como son en realidad evitaríamos mucha burla, mucha envidia infundada, ser sencillo no es fácil, no, a veces mantenemos una pose para sobrevivir al deterioro de nuestro ángel bueno, nuestro bello ángel bueno que nos redime de todo y nos consagra a Dios, por que Dios asiste al sacrificio y consagra al sacrificado en un acto de voluntad divina que todos tendríamos si la humanidad diera su mano a la humanidad que nos contradice, no hay contrarios, simplemente hay posturas contrapuestas.

desnudo en la calle

La desnudez

Cuando era adolescente andaba con un chaval (compañero de escuela) ya que vivíamos cerca el uno del otro. El barrio, un barrio de extrarradio por aquellos años era un hervidero de lavabos con humo, de pandillas y tribus urbanas, de música y recreativos donde se salía del tedio en juegos de marcianos que hoy son un mero clásico de los 80. Recuerdo que era invierno, un invierno duro, frío y oscuro, donde anochecía con la rapidez de un visto y no visto, el chaval y yo en los recreativos jugábamos y fumábamos ante la mirada atenta (sin parecerlo) de otros chicos un poco más grandes de aquel barrio alejado y eternamente frío. Yo y mi amigo salimos de los recreativos y aquellos chicos nos siguieron, yo los conocía, cierto es que para mí eran conocidos nada más que algunos, pero esos chicos buscaban como lobos hacerle daño al chaval que iba conmigo, yo no entendía el porqué. Empezaron a insultarle y golpearle de manera injusta, yo trataba de mediar para que no lo hicieran, al final aparecimos entre golpe, insultos y zarandeos en una zona más lejana de la señal tachada que marca el fin de una ciudad, zona más lejana otorgando un cuchillo helado, como frío más profundo y más desangelado, aún más si cabe, estábamos entre el fin del barrio y los eriales que eran prefacio de huertos y campo abierto. El acoso (hoy llamado bullying) pasó de ser unos simples manotazos a golpes más fuertes y sonoros. Yo intentaba decirles que lo dejaran, que no les había hecho nada, entonces me dijeron: -Calla, si no quieres ser tú el siguiente. Empezaron a quitarle la ropa, empezaron con las zapatillas, los calcetines, pantalones, chaqueta y demás prendas, y lo dejaron completamente desnudo, el chaval lloraba tapándose sus partes íntimas de manera patética, era lo normal, yo también lo hubiera hecho, con aquel frío, las risas de aquellos malvados, y aquel chaval intentando marcharse sin la ropa, ya que para colmo de males se la subieron a una farola, totalmente humillado el chaval desistió de marcharse, se tapaba sus partes, el chaval estaba desorientado, lloraba, de manera muy patética, repito, de manera que llora el ser más humillado de la tierra, yo dije: -Va, dadle la ropa. Ellos riendo y bromeando se la dieron , se vistió a toda prisa, el frío le obligaba a ello. En ese mismo instante e incluso más adelante no entendi por que desnudaron a aquel pobre chaval, era un crío, y tan tempranamente fue humillado de la manera más cruel, yo llegué a sentirme cuando lo veía en clase avergonzado, pero extrañamente él no me guardó rencor, incluso bromeaba. Ahora que ya todo pasó hace muchos años pienso en cómo debió sentirse ya que yo me he sentido así alguna vez en estos tiempos. Él no lo tuvo en cuenta, pero ahora lo veo en las redes sociales y no intercambiamos ni palabra, quizá yo le recuerde a aquella noche de invierno, en la que desnudo suplicaba por su ropa. Yo a veces sueño con pájaros desplumados, vivos y desplumados, y son tan patéticos que me despierto sudando inmerso en una pesadilla que todavía me acompaña.

una verdad sobre drogas

I MISS YOU
Les invitas y se van tras haber consumido aquello que esperaban, dices: -pero son mis amigos, ¿crees que el mundo de las drogas tiene amigos? Por no tener no tiene ni familia, ellos esperan a que hagas tus rayas y mientras las haces te cuentan anécdotas, conversan, montan toda una puesta en escena a tu alrededor, justamente cuando se acaba la droga todo vuelve a su origen, a su tedio lento, a la rutina espesa. Te gustaría que te quisieran como quieren a la droga que les invitas ¿verdad? Que mientras estés tú presente sean habladores, se atrevan hasta darte un beso, te dan abrazos, son extrovertidos, son verdaderos amigos, como en el cine, así es la gente compadre, toda su voluntad se resume en unas micras de cocaína, mientras hay todo es alegría, cuando termina se termina también el teatro de máscaras, con lo bonito que sería que nos quisiéramos por lo que somos, como cuando niños, nos reíamos, jugábamos y lo material no tenía importancia.

la gran cagada

Water

Mucho se ha hablado sobre la zona de confort, incluso hemos reivindicado un espacio propio como es el caso de Virginia Woolf, pero lo que le ocurrió a este hombre, a este ser humano, se escapa de todas las ideas que podamos hacernos acerca de la intimidad. Al fulano en cuestión lo llamaremos «interesado», un fulano interesado en que le concedan un crédito, y llama a un banco, pero no un banco cualquiera, él llama a un banco de créditos a distancia, no diremos cual, solamente dejaremos claro que el «interesado»  en cuestión llama a un banco de créditos a distancia y cuando ya ha superado las preguntas del contestador automático se pone al habla una operadora, pero a este señor «interesado» le asaltan unas inoportunas ganas de hacer de vientre, o mejor decir de cagar, un apretón en definitiva. Mientras habla con la operadora se baja los pantalones y se sienta en la taza del WC sin intenciones de molestar. La operadora le pide los datos de identificación y dice: -Pues sí señor, ya tiene usted aceptado el crédito, y añade, en dos días hábiles lo tendrá en su cuenta bancaria, al interesado que estaba sentado en la taza escuchando le vienen unas súbitas  ganas de empujar, mientras habla con la operadora se escucha un tremendo estruendo, eso relacionado con que en el WC hay un eco que realza cualquier tipo de sonido, ya sea este salido de la boca o de cualquier otro lugar, el estruendo parece un trueno, a la operadora se le nota que se aguanta la risa, qué digo risa, carcajadas de verse en esa situación, mientras la operadora le está dando la información vinculante al crédito, se la oye que quiere estallar, que quiere dar una carcajada abierta y libre, pero se resiste, el interesado al comprobar la resistencia forzosa que está ejerciendo la operadora también le vienen ganas de reír, él al verse en el WC y llamando al banco también se resiste, están los dos interlocutores apunto de romper a carcajadas, se resisten los dos, la operadora está deseando acabar esa llamada, aunque los dos se resisten a reír, a los dos se les nota velocidad y muchas ganas de acabar con esa situación ridícula, acaba por fin la llamada y el contestador automático dice: -Con motivo de mejorar el funcionamiento de nuestro servicio le vamos a hacer unas preguntas, diga del uno al cuatro la puntuación que le da a nuestro servicio, siendo uno nada satisfecho y cuatro muy satisfecho, el interesado está partiéndose de la risa al concluir con la operadora, el contestador pregunta: -¿Está satisfecho con la atención recibida? Nuestro interesado dice: cuatro, jajajaja, sigue el contestador: -¿Díganos como ha sido la atención recibida por su operadora? A lo que el interesado inmerso en una vorágine de cagalera y carcajadas le dice al contestador: -Satisfecho, no, perdone, muy satisfecho, no, esteeee, cuatro, jajajaja, El contestador, por supuesto, cortó la llamada.