
Para todos es dura la vida. Menos para los que son inocentes y los que tienen otra perspectiva de lo que es vivir. Aunque para nosotros sea dura la vida aun creemos en el amor. Yo quisiera enamorarme de un corazón rojo, tan rojo como la sangre. Enamorarse hoy en día es un acto revolucionario. Pues el cometido de la gente es buscar tres píes a un gato. Siempre hay una excusa, y en este maldito mundo no valen las excusas, lo que vale es la voluntad que le pongas a distintos empeños. Hoy he pedido dinero a los bancos sin éxito. Los bancos sólo quieren gente que les sobre el dinero. Ahora se ríen ellos de mí, algún día me reiré yo. Yo soy escritor. Quizá llegue pronto mi momento y la oportunidad de escribir algo medianamente interesante. Sufro mi precariedad por mi mala cabeza. He sido bueno pero el mundo es así, yo no tengo nada que ver con el desastre del planeta. La gente sufre, y está sola, nos han alienado. Nos han atado a la cama. Llegará el momento en que escriba algo decente. ¿Quién sabe? Escribir no es nada fácil. Aunque muchos crean que es unir adjetivos y verbos. Escribir tiene una especie de adicción que te hace tomártelo en serio. Me contento con que lo que escribo sea útil para al menos diez personas. Pero, ¿para qué mentir? En realidad soy muy ambicioso y constante. Eso me hace obsesionarme con el trabajo casi perfecto, porque está claro que la perfección no existe. Existe la voluntad. La gente que se alegra de verme solo por las calles se consuelan del mal de tantos y tantísimos hombres y mujeres que viven sin vacaciones y pasan calor en sus casas. Vivir duele.