Capplannetta y lo que dicen las paredes

…¿Puede haber gente en el mundo tan pobre de espíritu que solamente viva pendiente de los demás? ¿Puede existir gente que tenga tan poca cosa de que hablar que viva pendiente de los demás? Ya ni la televisión les distrae porque, para la basura que ofrecen en televisión, están tan cansados de sus miserables vidas que deben distraerse con la gente ciega y sorda en su interés por las cosas de los demás. No conocen los límites que imponen las paredes, ya que critican cuando sales, cuando entras, la música que escuchas y en qué momentos la pones, critican las horas tardías cuando comes, critican las conversaciones telefónicas. Y es que las paredes son como papel de fumar, incluso te roban el wi-fi. Normalmente son gente envidiosa, mezquina y con un nivel bajo de cultura, un nivel que no tienen ni los animales. Cuando vienen a visitarles les cuentan tu vida y milagros a todo el mundo para evadirse de su sucia personalidad sin argumentos ni temas de que hablar. Yo a esta situación la enfoco desde una perspectiva optimista. Háblame de la vida de otro y te diré la clase de vida que vives. Son miserables de la educación y las buenas maneras, se alegran del mal ajeno y suelen ser los Pepito Grillo de lo que se habla en voz alta. Son voceros déspotas que entran como elefantes en tu intimidad aplastando tu equilibrio y tu buen rollo pacífico. Es como vivir en la calle…

Capplannetta misántropo

…Hoy es el 120 aniversario del nacimiento del gran poeta Federico García Lorca. Y se han estrenado dos películas biográficas sobre Federico, dicen que Federico era homosexual, no lo sé, que no tuvo hijos se conoce, aunque pienso que es el poeta que ha parido a más poetas y amantes de la poesía que cualquier otro. Muchos poetas empiezan escribiendo cuando conocen la poesía lorquiana, cosa que me atribuyo aunque sea tan habitual. También es la feria del libro de Madrid y me compadezco de los autores que firman y firman (cosa que yo nunca podré hacer) aguantando al personal que te pide tu estampada impronta de tinta -se sabe que es buena señal, ya que es señal de que has vendido- pero yo nunca podré estar en una caseta firmando porque soy misántropo, parece una mentira, o una invención mía, o tal vez una cierta frivolidad por mi parte, pero no, va en serio, me cansa la gente. Sola o en un grupito de dos o tres personas puedo aguantarlo, pero en masa me pongo muy nervioso, es casi enfermizo, odio la gente que grita, odio el bullicio, odio las presentaciones de libros, los recitales, el público gritón, los mercadillos con sus voceros, la multitud me asusta, las masas me dan terror, y en las relaciones personales soy un desastre, no pretendo -está claro- hacer culto de mi propia personalidad, pero dicen que Lorca era extrovertido, hacía teatro, daba recitales, era alegre, era festivo, ponía apodos, gastaba bromas, ¿ves Capplannetta? Todo lo contrario que tú, ya me podéis llevar a la hoguera, seré un impresentable si no estoy cómodo, puede que admire a Federico por lo que escribió pero yo soy Capplannetta, Capplannetta misántropo… y siempre me ha gustado andar solo…

jaula de oro

Es que se está aquí muy requetebién chaval

encerrado en la jaula de oro,

viviendo de papá y mamá, ya mayor de edad,

alejado del mundo y de todo,

teniendo cerca el alpiste, la sal, el acomodo,

el gran maná, el chocolate del loro,

es la cagada antisocial, la felicidad,

es desafinar en el canto del coro,

es huir de la libertad, la salud mental,

es la pura otredad de no ser otro,

es la cruda verdad, la puerta de atrás,

la inoportunidad, la virtud del nunca estorbo,

es tener el pan, la esperanza, la paz,

es no tener voluntad, la pereza del  polvo,

es celibato sexual, la fragilidad de cristal,

es vivir sin amar, es mojar en el morbo

las ganas que tenías de cachar por la mitad,

es el apetito de estar muy solo,

es el desnudo refugio y la yerma hospitalidad,

es el laberinto con un solo ojo,

es la querencia de estar lejos de la sociedad,

es el pajarito que come poco,

es apreciar las cosas que desprecia el otro,

es la paciencia y lo que llega y no está,

es dejar de subirse a por el agua de coco,

es dejar la coca y la ambigüedad,

es oro el barrote que siempre toco,

es un salto mortal a la cotidianidad,

es un me caes mal, es un traje que viene corto,

es lo que otros verán, es la caridad,

es cosecha otoñal, es hacerse el tonto,

es la soledad, y el mañana que Dios dirá,

es menguar confort, es la causalidad,

e irte a la cama pronto, muy pronto,

es sumar la fugacidad y restarte el monto,

es la soledad que yo escojo,  el dulce hogar,

es una decisión y no un antojo, es la hora de cerrar.

Esa es mi jaula a veces de alambre, otras oro.

ser un hombre

Si yo fuese un hombre como los demás ataría al esperma negro de mis sueños zarzas maleables de espino para que aquel que me ame no me impusiera su sueño y sí el mismo aire, pues respiro, yo de vuestro mismo aire respiro, y cuento con mis pesares si no pesáramos la sombra de mi destino; -sí, sí, de mi destino-, que no renuncia a sus avatares de hastío aunque sí al designio: inútil designio, almendra amarga, caminos abismales, sufrido sino, cosas a pares, brote de espigo, filosofías sentimentales, reproche y castigo, confortables hogares, luciérnagas del estío, hace calor y hace frío, cantar de los cantares, música que roza el delirio, artefactos de noches naturales, quién soy y quien he sido. Si yo fuese un hombre de esos que llaman normales iría echándote de menos por cualquier parte y no brotarían los crisantemos en la sequedad de la sangre, e iría echándote de menos siempre a raudales, sería como cuando el mar por tormenta embate, embate en este velero que me late; no crecería cabello en los corazones de los que para nada valen, rojos son los te quiero, y los besos no saben a nadie, ni tienen rastro, ni huella, y la velocidad los hace peces iguales, si yo besara tus labios olería la flor cortada de tu carne, si yo fuese un hombre de esos que parió una madre de esas que son un tanto vulgares haría con mucho orgullo de mis sollozos lastre, buscaría allí en mi ombligo lugares del desastre, desastres que partieron mis manos igual que se parten panes en dos mitades, haría de mis desastres lunas de papel para que cuando sea un hombre como tú con rabia envistan mis manos, torpes y fofas, suaves y vegetales; si fuese un hombre como tú pelaría las cebollas presionando los pulgares, y haría de sus capas jengibre efervescente y redondo, como refrescos bionaturales, si fuese un hombre como tú me llevaría a las chicas a pares, por aquellos tugurios y frecuentes bares donde guardan en algún lugar un catre donde amarnos haciéndonos un chance, allá por esos oportunos lugares donde habitan los Adanes, esos que pululan por las tardes vomitando la flema de las juventudes ocasionales. Esos que guardan la pena de haber pisado en fangales desde que los crearon dioses y diosas que fueron amantes.