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Capplannetta y el síntoma de la autopublicación

Cada vez más se empieza a escarbar en el lamentable sentido de no arriesgar a la hora de publicar. El diagnóstico de los libros, sean poesía, narrativa o ensayo es el no-riesgo. Los editores se han pillado los dedos con publicaciones varias, y ahora prefieren no arriesgar, aunque sepan de la calidad literaria del texto. Un buen editor que se precie es aquel que arriesga y toma partido en las necesidades del autor. Pero esto es hoy por hoy un lugar reservado para autores conocidos, o con una gran carrera que los acredita. Cada vez más, están aflorando editoriales de autopublicación. Algunas usan artimañas como la de financiar una tirada de cincuenta u ochenta ejemplares como sí hipócritamente no admitan que eso no es autoedición. Editoriales de gran prestigio han optado por la autoedición. No diré cuales, pero son editoriales famosas en lengua española. Las editoriales que no manejan el cotarro de la edición pagando por parte del autor se financian con publicaciones sobre fútbol, o todo aquello que venda para que el margen al publicar libros de desconocidos sea algo rentable. Sin duda, toman partido en publicar a autores jóvenes y desconocidos, aunque tengan que vender otro tipo de libro más comercial y con una oferta y una demanda accesible para un gran público aficionado. También el hecho de publicar a poetas y escritores consagrados también es una salida para ese tipo de editores.

En el futuro se autopublicarán los autores. Ya lo están haciendo. Pero se está convirtiendo en un negocio rentable, ya que al usar distintas artimañas de financiación se protegen las espaldas, y al final, no arriesgan por motivos empresariales y de negocio sustancioso. Salvo los editores que vendiendo material de autores consagrados y temáticas deportivas para financiar pocas tiradas de escritores que empiezan, otro tipo de editor crea un tipo de mecanismo mercantil, diciendo que no pagas por publicar pero te tienes que hacer cargo de los gastos de inpresión de un porcentaje de libros, y al final pagas por publicar aunque se diga que se coedita. Es otra martingala que ofrecen los editores que no quieren arriesgar. Efectivamente algunas editoriales se han decantado por la literatura con riesgo, y haciendo hincapié en autoras chicas o mujeres, ya que son éstas las que verdaderamente son fervientes lectoras. O sea, que han visto ahí muestras de un mercado amplio y rentable. Los libros, son eso, un negocio y punto.

Capplannetta y su playlist

Tengo acceso a un repertorio de diferentes músicos que me crean sentimientos variados. El repertorio o playlist es variado, como yo lo soy, ni mucho ni poco, la mitad. En esta playlist tengo desde Los Chunguitos a Loud Reed, desde Iggy Pop a Chavela Vargas, desde Marilyn Manson a David Bowie, y así toda la playlist. La considero la banda sonora de mi vida. La he titulado Música-Amiga especial, pero después lo cambié por cibernética esperanza– Capplannetta ; el título anterior es en homenaje a la canción de The Doors When The Music”s over, es un capricho para melómanos. También para gente comprometida con los ideales puestos en alguna causa en la que merezca la pena ser activista. Es un homenaje a músicos españoles o de habla inglesa, también hay algún tema en portugués y francés. Me ha ocupado reunirla unas tres horas. En un principio prefiero antes oír música que ver la televisión. Pero la televisión ha dejado hace tiempo ya de fascinarme. Ahora busco algo más. Voy más allá desde mi atalaya de aficionado a la buena música, sea ésta del género que sea. Me considero alguien con un mundo interior rico y plural. Degusto tanto canción en habla hispana como africana, y por qué no, también en catalán incluso. La riqueza musical te define.

Capplannetta vulnerable

He llegado a un punto de mi vida en el que reparo en lo vulnerable que soy. Siento que el mundo camina en otra dirección y yo voy a la contra. No quiere decir esto que sea un inadaptado pero sí sé que dependo de los demás, y muchas veces me siento contrariado. Mi estado de ánimo sube y baja como un yoyó y tras mi ceguera metafísica encuentro en la soledad un verdadero deleite que sólo se ve satisfecho con la lectura, ya que me distrae y me evade, y naturalmente, la escritura. Que tanto me consuela y a la que he entregado mi vida para convertirme en esclavo de las palabras. Me busco y no me encuentro. Mi enfermedad parte del ser o no ser, del estereotipo interior al que no puedo evitar aunque lo intente con medicación y encerrado en una casa de cristal. No, no me quejo por capricho. Cuando leo, escribo y escucho música; soy libre de mí mismo. Mi vulnerabilidad comienza donde mis semejantes acuden a la plenitud como moscas a la miel de las abejas, y algún avispón cruel destruye por entero el panal asesinando gratuitamente mi razón vulnerable.

Estoy enfermo de vocabularios diversos, de acentos y jergas que habitan en mi persona. Ya que todos tenemos un pasado y el mío, tan sólo en el recuerdo, me hace también vulnerable. No, no tengo miedo de mi casa de cristal, tengo miedo de utilizar las palabras como armas arrojadizas y pendencieras. Trato con una paz que se ve sometida a un dictamen de la conciencia y la asociación de ideas que lamento, y de las cuales, yo soy el único que las hace contrariedad. Quiero escapar de la ciudad, quiero huir de esta vulnerabilidad que me colma de existencia atormentada. No suelo pretender dar pena, aunque tampoco sé tener conmiseración con los demás. No puedo dar consuelo. Mis padres me dieron una educación de pensamiento libre y ellos no son culpables de mi desasociación de pensamientos que son los que me hacen vulnerable, a la vez que solitario.

Busco la música de la risa sana. Busco estar sosegado en todo momento. Hace tiempo ya que dejé las drogas, sin embargo, ya no las necesito. Al igual que los demás tienen una conmiseración natural, yo también la quiero para mí mismo. Dejar de molestar, para no ser vulnerable ni frágil. Y poder caminar, no como un hombre atado a las palabras, sino a silbar en mi pensamiento.

Capplannetta, banca y usura

Los soliloquios de invierno son noches silenciosas que curan las heridas de los puteros, borrachos y esclavos del vicio. Ya no creo en el ciudadano mundano, ni en las tarjetas de gangrenadas infecciosas, ni en los bancos después de la pandemia. Empiezan fumando porros y terminan hipotecados. No hay compasión para los solitarios hombres de la agonía con tipos de interés. ¿Quienes son y por dónde vendrán los suspiros, la ansiedad y la desesperación? Por dónde va a ser, por la vía del hipócrita beso de mujeres que te doran la píldora donde la soledad se acomoda exhausta. Cuando pidas dinero a un banco no te olvides que los nombres se dicen sucios de patraña. Los números de teléfono se evaporan de llamadas perpetradas por la avaricia de los mediocres amantes del beneficio impío. Soy un poeta y nada más que eso. Pero las llamadas telefónicas, soberbias e impuestas ante las cuentas bancarias que tienen la mugre del suicidio moral de la baba del asco abusivo y en los perdigones de saliva que se estampan en los teléfonos móviles. Un poeta no tiene dinero. Porque está amarrado a las palabras. Siempre suplicando el auxilio de amigos buenos y la familia que te reprocha el aliento putrefacto de los hombres que poco les importa que ayunes mientras pagues. Te quitarán la demente idea de vivir felizmente. ¿La felicidad? Esa comida de domingo lentísimo que se repite aunque el dinero no se parece a los ajos. Soy una víctima del desasosiego, y aún tengo suerte, porque me persigno con la educación gallega de mis profesores de antaño. La nadería acuñada a la felicidad es una asquerosa plegaria que con amables palabras te muestran la puerta trasera. Siempre hay un loco que estafa a los dueños de la asfixia.

Capplannetta y las extrañezas

La gente se horroriza viendo a una pareja de enamorados besándose en plena calle, se ríen de los perros copulando en plena calle, sin embargo, la pornografía es un tabú y algo aberrante que sólo ven los depravados. La gente critica al que se fuma un porro, se toma una raya de coca, sin embargo, a pesar de que lo llaman química, beben alcohol y como diría Frank T “lubricante social”. Ríete del que presuma de amistades, ríete del que presuma de amores y ríete a carcajadas de los machos alfa. La gente mira apenada a un harapiento que te pide comida, sin embargo, no les importa tirar comida a la basura por si está en mal estado. La extrañeza de las personas se mide por la distancia que toman al criticarte y señalarte con el dedo. La extrañeza de las personas depende de que o en que se basa su grado de locura y por ende de incapacidad. Nos reímos del hombre adulto que no sabe leer ni escribir, sin embargo no decimos nada cuando aquel que sabe escribir y sabe leer presume de no haberse leído un libro en su vida. Si dices la verdad tendrás enemigos, si dices mentiras se reirán de ti, pero si tienes dinero te reirán las gracias insípidas y tendrás muchos amigos. Brindar es un concepto que no puedo juzgar, es una buena costumbre, pero muchas veces brindamos con personas que tienen el brindis mitificado. El físico es algo tan efímero como las promesas de gente de poca palabra. Cuando estás gordo te dicen que estás enfermo, cuando estás muy delgado también. El mayor enemigo es el que te envidia, porque tienes algo de lo que él carece.

Capplannetta: la soledad es toda mía

Ser poeta es una vida antisocial. Al menos para mí. La venganza de los hombres corrientes es una suma de agravios profesionales y personales. Cuando un poeta está tan solo las sombras hacen su apariencia en la noche más inusual. Siento asco por la prepotencia de los condenados a estar “conectados” por su naturaleza. Ya que nadie quiere a un loco en su casa tampoco yo necesito de lúcidas compañías. Solo estoy bien cuando duermo, ahí el mundo es plano. Sin profundidad ni desprecios ni azotes contra la naturaleza de cada cual. La soledad nos reserva a todos su presencia más especial. Cuando la soledad es una costumbre es sagrada. Yo no le tengo ya miedo. Siempre estoy solo. Ni padres, ni amigos y mucho menos los enemigos tte harán su compañía. Con la soledad tengo paz, tengo unos momentos en que hago lo que me da la gana. Dios ha impregnado mi alma de una naturaleza que todos conocen y nadie la entiende. Cuando te colmas de inocencia y empiezas a cantar las primeras canciones de lo que llaman amor, es mejor que la escalada hacia el conocimiento sea ligera de equipaje. Nadie te quiere ahora, pero cuando rompes con todo hay que tener cojones para afrontar la vida en soledad. Tener amigos es lo que todos desean, pero cuando estos corren huyendo de tu persona distinta es preferible salvar la verdadera idiosincrasia que nunca debes dejar que te abandone. Te traicionarán por el hecho de ser libre. Te machacarán los momentos de paz, buscarás tu hogar tras la niebla, y comprenderás que todos somos esclavos los unos de los otros. Algún día partiré hacia la libertad que merezco. No quiero causar daño. Soy despreciado pero eso no es problema mío. Pensadlo bien.

Capplannetta cerote

El otro día discutiendo con una chica me llamó “cerote”. Si eso lo llevamos a la vida metafísica me calificaría de cero, un cero a la izquierda. Pero ella no, en su enfado me dijo “cerote”. O sea un cero. Si también lo aplicamos al alias de Capplannetta me podía llevar la sorpresa de autodenominarme encefalograma plano. Todo tiene su porqué, aunque yo con llamar Capplannetta a un personaje de una novela poética pretendo un galimatías que tiene muchas vertientes. Y también varias acepciones. Pero Capplannetta es un nombre propio del catalán, y Capplannetta puede llegar a hacer creer varias cosas. Pero me hizo gracia lo de “cerote” como un improperio que no tiene de mí nada propio. Ocurre lo mismo como cuando te llaman “capullo”. Puedo ser un “capullo” porque el capullo es una flor que no es flor todavía. O también llaman “capullo” al glande de un pene. La punta del pijo, dicho de una manera vulgar. Pasa también cuando te llaman “garrulo” o “quillo” o “charnego”. Todo es parte de lo mismo. De un menosprecio en un metafórico sentido que tiene como connotación el hecho de ser hijo de emigrantes andaluces de primera generación. Es parte de un desprecio por el andalucismo. Aunque algunos digan que no es así. Los andaluces también tiene su manera de despreciar lo catalán. Es una guerrilla dialéctica que llega desde el País Vasco hasta Cataluña y también en Galicia, donde te tiran los pajaritos. Pero al llamarme “cerote” no crea en mí ninguna animadversión. Llega hasta hacerme gracia el nombre. Pero bueno es como cuando llaman al sombrero ridículo de la guardia civil “Tricornio” que desemboca en “picoleto”. O también cuando llaman al carajillo de toda la vida “Trifásico” que tiene una connotación de decir tres fases. Así estamos.

Capplannetta y Consuelo

Tengo una novia que no existe que se llama Consuelo, la busco en la ciudad, en las heladerías, en los kebabs, entre mi resuello. Tengo el sueño podrido soñando con Consuelo. ¡Ay! Consuelo de mi corazón, qué triste estás conmigo. Te vas por los tugurios, antros con desconsuelos. Te busco en los sótanos, en las casuchas y en los vertederos. Consuelo, ¿qué haré yo sin ti? Me haces falta en la mañana, la tarde anaranjada y en la noche Consuelo. Pobre de mí Consuelo, y pobre de ti, me acuerdo de todos tus besos, de tus caricias y tus buenos consejos. ¡Qué triste vida sin ti, mi Consuelo! ¿Cuándo dejaste de quererme? ¿por qué me persiguen tus celos? Consuelo, no te vayas con otro tipo o me tiraré del pelo. Consuelo, me da calma tu pecho, tu nombre, tu sabor a fruta del tiempo. Consuelo, bendita tú eres, tú juego de veo-veo, tu calor en el gineceo. ¡Ay! Mi dulce consuelo, de pulpa y de desvelo, del sabor al caramelo, ay, mi tierno te quiero. Te ruego, por Dios Consuelo, que seas gaviota, que seas gata, y yo seré velero. La mar nos traerá de nuevo olas que mece el viento. La noche con sus estrellas nos desnudarán los cuerpos. Consuelo, mi bella Consuelo, dame calma, dame paz, yo te deseo. Hoy, como todos los hoy, se zanja un velo lóbrego, para mí serás Consuelo, como mi amor de infancia, como mi cariño primero, Consuelo eres mi amor, desnudo y de seda es tu pelo, tu piel fina, fino tu cabello, tu dulce eres la respuesta a tu pubis de terciopelo, Consuelo, mi dulce Consuelo. Te pongo en los labios un beso, un sello, te tiño con rímel y espejo el corazón de paloma, el tiritar de jilguero. Te quiero mi vida Consuelo, te quiero Consuelo.

Capplannetta y la oscura noche

La noche es larga, pero en invierno lo es aún más. Creo volverme loco a ratos, otras, encuentro paz, y otras, no puedo decir lo que me ocurre en realidad. A veces creo estar en un mundo que no es el mío. Pero sí, este es mi mundo. La vida no es nada fácil para nadie. Si no fuese por los libros y por la escritura, ya no entablaría una conversación normal. Necesito Internet más que un amigo, un paraguas, calzado, y quisiera que acabara ya el verano. Me encanta que haga frío. Mi miedo a las alturas no es solo soroche. Mi miedo a las alturas viene provocado por asomarme demasiado hacia el abismo. Tengo y no tengo amigos. Los médicos insisten en que lea, escriba, sobre todo escriba. Hay enfermos que tienen un gran galimatías de palabras sin sentido. Ahora son las fiestas de Sabadell. Me han cobrado los impuestos y toda la fiesta está ubicada en el Centro de la ciudad. Luego quieren la independencia. Sé que tiene poco que ver, ¿o sí? Bueno, la verdad es que en el extrarradio se vive más tranquilo. Me alegro de no tener hijos y tener que llevarlos a la feria. Odio la feria. Odio los parques temáticos. Odio tantas cosas que sudo veneno. Si no odiara tanto quizá hasta tendría novia, pero ¿quién se va a ir con un esquizofrénico? ¿Un loco? ¿Un vagabundo del pensamiento? No quiero pensar en según qué cosas. No me gustan las aglomeraciones. Ni las masificaciones. Las odio. Se pueden reír de lo que estoy escribiendo, pero yo también me río. Nadie tiene el valor para escribir lo que yo escribo, y además decir que tienes una enfermedad mental resulta tabú. Jamás he estado tan cuerdo como lo estoy ahora. No hay nada más preciado para mí que la soledad. Puedo dar pena, pero la soledad sin compañías tóxicas o egos elevados, es la mejor de las compañías. La soledad si es de domingo es lenta, pero la semana pasa rápido. Las fiestas de Sabadelll son de lo más variopintas. Se exhibe un catalanismo que a mí me desplaza. Ir a un concierto y estar en una masificación de gente me da vértigo. Prefiero que las cosas fluyan despacio. Tengo miedo escénico. Antes no lo tenía, me fastidia esa gente que presume de reuniones y de fiestas. También me revientan los que se miran siempre el ombligo. Como si fuesen el centro de la tierra. Ahora, si me vieran algunas personas no sé si se alegrarían o se fastidiaran. Lo que sí sé que si ahora estoy solo es porque quiero. Para mis sobrinos soy el tío loco que vive solo y que ven de higos a brevas. Para ellos es un deleite verme poco. Y cuando me ven prefieren que todo transcurra rápido. No soy el que era, pero todavía no he abusado de nadie y sí han abusado de mi buena fe. En fin dejar agua correr.

Capplannetta y la fiesta

Fiesta, fiesta, fiesta, Sábado, domingo y lunes. Feria febril. Feria sórdida. Los ponis dando vueltas como bueyes. La comparsa de vencedores se revela contra los vencidos. Son las fiestas en Sabadell. Y yo estoy tan lejos…. No me lo explico. Piensan que no me doy cuenta de las breves batallas que mantenemos a pesar de la fiesta. Fiesta major. Pregón, grallas y tambores, diablos y gigantes y capgrossos. Churros con chocolate. Patatas fritas. Mejunjes, brebajes, toxicidad. Una paloma vuela perdida en la tarde de la fiesta. Demasiado ruido para ella. Una cotorra argentina se quiere comer los huevos de la paloma. Fiesta, fiesta, fiesta. Que ya acaba el verano. Que los poetas son una mentira. Que los valientes provocan con sus dientes podridos. No hay virtud más grande que la de un hombre enfrentado a la verdad. A la gran verdad. A la verdad del silencio que no está vacío. Lo vacío es la fiesta. La feria, la juventud. La efímera juventud de los que viven a toda prisa. Que te ven desde esta tribuna. Me da igual, que me vean. Los mariquitas del sur cantan en las azoteas. José Antonio, José Antonio, que te han matado, al igual que a Federico. Un 18 de agosto seco. De 1936. Federico, Federico, derrama la fiesta toda. Que la sangre no coagule en los émbolos del diablo. Dios está pétreo y asustado. La fiesta es pura algarabía. Mamá, ¿me dejas ir a la fiesta? No, hijo mío. No vaya que te quiten los velos de piel opaca. Mamá, mamá, ¿qué son esos portazos? Son el viento huracanado. Daniel y soplándole a la Venus el viento del norte que es cierzo. En Palafrugell es tramontana. El viento siempre será viento aunque muchos nombres tenga. La luz, ¿qué será de la luz del sol? Vendrá un niño a buscarla y se la llevará al cielo de los parques. ¿Hay algo de peligro en las calles o en las plazas? No, no debe haber peligro. Para madres que custodian la sombra y el velo de piel opaca. La sombra se desliza por los oscuros barrancos. Una tregua de batallas venidas de tu nombre. Todavía hay escritores valientes y también cobardes. Fiesta, fiesta, más fiesta. Las chuchas son como presagios de lo que no ha de volver jamás. Hay escarnios de precisos que aprietan el gaznate. No hay abandonos en los expósitos.

Capplannetta y la famosa wikipedia

Debo confesar que como poeta me hacía ilusión aparecer en la wikipedia, pero mi gozo en un pozo. Me han demostrado que no todos tienen la misma vara de medir. En mi caso, después de haber probado con varios nombres en ninguno de estos he tenido éxito. Me apetecía estar en la wikipedia por mostrar mis libros, pero te piden buenos modales y respeto. El caso es que me ha sido imposible. Ni con dominio público ni con copyleft ni con licencia creative commons. Son elitistas y prejuiciosos. Te pones a crear en la wikipedia y después de haber elaborado la página con tus datos y tus libros publicados, después de subir tu foto, más bien de conseguir subir tu fotografía, porque es el trabajo más difícil que he tenido en mis manos. Cuando terminas de elaborarla todo parece correcto, pero en un apartado llamado “discusión’ te ponen una nota de un usuario de la wikipedia que te dice: —Tu página cumple los requisitos de borrado rápido, en cuanto sea posible un bibliotecario la borrará inmediatamente. Y todo el trabajo que has realizado te lo mandan al garete. Te piden que sea un artículo enciclopédico, pero tus datos no tienen nada de enciclopédicos. Más bien son un perfil informativo, pues también ponen la excusa de que no está permitido publicitarse. Y no es que haya pretendido publicitarme, tan sólo me hacía gracia como poeta tener un lugar como un repaso de mis libros publicados, pero no, me he dado cuenta que para publicar en la wikipedia tienes que ser astrofísico o ingeniero industrial. Pero vamos a ver. ¿Cómo voy a poner un dato enciclopédico si no me conoce ni mi padre? Pero ellos se toman el trabajo demasiado en serio. He visto gente que después de haber trabajado una o dos horas en poner la información que han creído oportuna, le han borrado sistemáticamente el trabajo. No se cortan. ¿Cómo puede ser que no me dejen estar en la wikipedia y sí puede estar Belén Esteban? Es aberrante, por no decir cosa peor. Yo he intentado de mil maneras y siempre han tirado mi trabajo por tierra. Llevo desde el 6 de agosto intentando que me acepten. Pero es un trabajo en vano. Hay deportistas, artículos refritos de escritores con criterio, pero se empeñan en el dato enciclopédico. No les he insultado ni he perdido la cabeza, pero es un trabajo complicado. Ya he optado por abandonar, es demasiado cansado aparecer y estar dos horas elaborando la página para que después te la borren sin ninguna compasión. Alegan que son rigurosos, sí, en efecto, son rigurosos, pero si no apareces repetidamente en la prensa no tienes cabida en la famosa wikipedia. Que conste que no es resentimiento, entiendo que los nadies no tengamos opción a publicar nuestro trabajo. Un trabajo dificultoso. Seguramente me censurarán este post, o me harán alguna cosa, pero no quiero ya aparecer en la wikipedia. Estoy cansado de que me ninguneen.