
Quizá sí pero no, quizá no pero también. La poesía me ha hecho un canalla, algo diletante, malpensado, una molestia aparte, o sea, un desgraciado. Pero también he hecho milagros con peces podridos, también he provocado gemidos aunque fueran fingidos. También he torturado a reos de la égloga telefónica. Soy un sin remedio. Pero nunca traicionaré, convertiré, si puedo, tu alegría en mi alegría. Tengo una pelea con los ojos vendados con la gente que de verdad me quiere y me aprecia. Disimulo el error con mentiras que cuento desde la psicosis de los que hacen la dieta del ayuno. Hago porquerías de las que nadie se sentiría orgulloso de mí. No son tontos los que buscan el reconocimiento de los reyes de Suecia. Los que sí son cretinos los que buscan en las huellas de golondrina el rastro marino de la gaviota. Una vez sentí que decían…bueno, mejor callar, he sentido demasiadas estupideces en los lugares donde reina la gloria insípida de los ególatras del porvenir. No me gustan las comedias románticas, porque son mentiras empalagosas. No me gustan los delatores. No me gustan los problemas, aunque en eso sea un maestro que trabaja sin sueldo. Quiero triunfar, sí, no como la Coca- Cola, como el arroz salvaje, como una hamburguesa con queso, como la pizza carbonara. Me molesta molestar, y molesto porque soy un funambulista que pierde el equilibrio y se cae en la pista circense como un higo chumbo. No estoy para chuminadas, aunque me gusten los buenos chuminos sugerentes. El amor me hizo un borracho pendenciero, pero la poesía un total canalla, un discípulo de la flamencología, de los veranos en casa. Os doy las gracias por soportar mi ineptitud, no es de idiotas equivocarse, lo que es de idiotas es las carencias de calma de los iracundos. Cuida de los buenos amigos, yo estoy retirado de la fiesta. Pero disfruto con tres cervezas. No echo de menos a los que no me quieren, aunque yo también los quiera. Lo que es triste es la extorsión de los malvados, lo que es triste es la soledad de los hospitales, lo que es triste es mejor ni recordarlo. Más vale pájaros volando por tu alma que un pájaro enjaulado. La mala leche la tienen los funcionarios de la prepotencia. Los calabozos con mantas que pican y huelen a chotillo. La mala leche la tienen los asesinos, los que levantan la voz más de la cuenta. Hablamos mejor de la leche de soja y la leche de los orgasmos. La mala leche se la daremos a los idiotas del tonto por cierto. A los que matan a las mujeres, a los que no sufren ni una mijina, a los asesinos de Ciudad Juárez, a los que no les perjudica el sufrimiento en la Tierra. Esto último me ha quedado muy John Lennon. Pobretico, con lo bien que componía. Me estoy yendo por las ramas porque en Úbeda no hay cerros, como tampoco hay miseria en el barrio Salamanca ni en Pedralbes. No quiero confundir la lentitud de las tardes de domingo. Me declaro ausente, pero la soledad es una mula mansa que ni preña ni la preñan. Chungo lo tienen los mamporreros con vocación. Aunque lo curioso es que un burro sí monte a una jaca altanera. Pero nacerá el mulo, y romperá la canción. A la comunidad LGTB les diría que tener hijos no consuelan ni les importa la soledad. Que ser hijo es una responsabilidad y un problema, los padres dicen que los hijos tienen que dar satisfacciones. Yo pocas he dado. Por eso lo de canalla.