Maná o endorfinas

Yo quisiera el Maná que está prohibido en las calles, y que tanto prometieron los apóstoles. Ese maná que me ayude a vivir, pues ya lo dijo Jesús, no sólo de pan vive el hombre. Quisiera también una eyaculación en mi cerebro de endorfinas, si es posible. Yo no quiero dinero, no quiero dinero, yo quiero el equilibro de la estatua de la libertad en un momento de aguacero. Maná para el pueblo. Maná para el enfermo. Ese Maná caído del cielo. Este mundo es un infierno. Maná y endorfinas, por supuesto. La euforia de los borrachos entre licores de fermento y el veneno que tomaba yo sería hoy un milagro que espero. Maná para el fugitivo, el salvaje, y el cautivo. Esta semana santa no quiero incienso ni ser costalero, quiero ser un pájaro que vuela alto en los gases del te quiero. Maná para el trapecista, para el miserable, para el pendenciero. Maná que me saque de mi equilibrio que parece entre un mareo y un vértigo. Maná y endorfinas, solamente quiero eso. Quiero mirar con la quietud de una piedra y sentirme siempre pétreo.

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