Archivo por meses: junio 2012
Gatos chinos
Suena su Tic Tac por toda la casa, su arte Kitsch me evoca nostalgia, nostalgia de tiempos con patria metida en los huesos a conciencia, tiempos con los Tic Tac metidos en toda la indiferencia. Gatos dorados que venís de China, hechos en un taller minúsculo en Hong Kong, por un salario irrisorio, por un sueldo inhumano, con su pintura tóxica, con su negativa de la Unión Europea, gatos dorados que provenís de China, seguramente habéis sufrido mucho más que yo.
Mi querida publicista
Cuando la chispa de la vida no sea chispa, ni sea vida, te lo juro por mi iPhone Querida publicista, las echáremos de menos, echáremos en falta aquella cosa que a la vida le faltaba y pensábamos entonces que le sobraba, echáremos en falta ese espacio que la vida tenía como producto sustituto, como cosa que llenaba nuestro ocio y ahora llenamos con nada, cuando el olvido sea memoria, a cada cual lo suyo, cuando un producto nos saque del tedio no le entreguemos toda nuestra devoción, se puede vivir medio bien, pero no sin dignidad, se puede vivir medio mal, pero no sin publicidad. Sácame de este tedio y de esta ansiedad de sofá, sácame mi publicista querida, que los nervios me matan, sácame de esta lejana sombra que a dos metros me sugiere que la haga mía.
Bang, Bang
el problema
El problema es que pretendamos tener la accesibilidad en la milla redonda del parque temático, el problema es que sigamos el estereotipo de la gran familia como elefantes con destino al cementerio, el problema es que la televisión sea más amiga tuya que lo que los propios amigos lo son. Una parte de la humanidad tiene acceso a Internet, y ésta es menos a los que tienen acceso a la televisión, pero, ¿qué será de aquellos que bajo el rudimentario acceso de la manipulación obtendrán nuestras cenizas en la esquina tóxica de la estadística? ¿Qué será, Dios, qué será de aquellos que no conocen el archivo idiota donde se registran las libertades para crear legiones y ejércitos de orgullo y opresión sobre los parias que son hombres libres que sienten? ¿Qué será de la barbarie de los índices de bolsa cuando cruja la especulación en universos sin estrellas?
Tragedia del oro negro
Hice agujeros en el suelo por que me lo exigió la norma de Ford y la General Motors, hice agujeros en el suelo, en el fondo del mar, taladré la víspera de acción de gracias para que se comieran los señores de Wall Street la cifra roída por los hambrientos del Baby Boom, que anunciaban un sueño celeste en los regazos de las madres sometidas al matrimonio ejemplar, hice agujeros en los desiertos, convoqué guerras en los meridianos territorios donde el hombre pierde su voluntad de acero, creé leyes para beneficio de unos cuantos, cuando fui a recoger las semillas de mi tesoro oculto solo hallé una plaga de esqueletos que hacían sombra al descubrimiento del confort, la banca rota desnuda vociferaba mi nombre por las calles de Wall Street, nadie escapará al hambre de las mariposas, al hambre eterna de los perros sin amo, al hambre eterna de los picapedreros que roca a roca amasan un vacío en el latido del mundo.
recortar
Recortes y más recortes, recorta por aquí, recorta por allá, llegaremos a ver que no existe nada homogéneo en nuestra sociedad, todo este mundo será un cúmulo de retales, recortarán los caminos, recortarán las veredas, que recorten de una vez las cadenas que nos oprimirán, que recorten de una vez aquello que nos corta el aliento.
Buenas noches, ché bandoneón
No way
Muchas veces me llego a preguntar porqué los ricos son tan estúpidos. Sus hábitos, sus manías, sus caprichos son todos producto de su tedio a pesar del dinero que tienen. Relacionarse entre ellos, los clubes selectos, la distinción en las marcas, todo ello, los hace imbéciles peligrosos que intoxican al proletariado con sus aires de grandeza exacerbada. Yo, Capplannetta, no quiero vivir en Pedralbes, a sabiendas de sus zonas ajardinadas, y sus vistas maravillosas, no quiero pertenecer al Club de Polo de Pedralbes, a sabiendas que lo frecuentan las gentes más chic de la ciudad condal. Al unísono que el tiempo pasa inexorable comprendo que tengo todo aquello que necesito, y a pesar de que sufro la crisis como tod@s, puedo decir que soy rico por que no carezco de lo que verdaderamente necesito. No quiero estudiar derecho, no necesito una muñeca japonesa comprada por Internet, no necesito fumar Marlboro, no necesito comer en un restaurante de alta cocina, no necesito tener mi casa repleta de arte, aunque no carezco de sensibilidad, prefiero el arte cercano, aquel que se puede entrever y descifrar en sus códigos de común sintonía con lo que me transmita y lo que yo alcance a descifrar. No quiero tener un Ferrari, tampoco un yate amarrado a un puerto, no quiero volver de Tiffany’s y tampoco quiero pisar la milla de oro madrileña. Me gustan las cosas sencillas, que no simples, me gustan las gentes llanas antes que las personas inaccesibles.