Cibernética Esperanza_

Cuando era un niño descuartizaba las consolas, los aparatos, también las radios que mi padre desechaba, y todo eso para ver lo que tenían adentro, les buscaba el alma, les buscaba el espíritu, les buscaba la capacidad de trasmitir vida que éstas tenían, cuando las reventaba y las destrozaba miraba su mecanismo, su sabia de conductos electrónicos, ahora sé por qué lo hacía, buscaba en ellas la esperanza de aquél mundo analógico, buscaba el futuro de cibernética magia que los astronautas sostienen en sus misterios de soledad y lejanía allá en las galaxias, solamente encontré la respuesta -totalmente orgánica- de que la cibernética si llegara a ser como esas respuestas que solamente tienen los misterios de los seres humanos, como esas respuestas que solamente la verdad de la soledad las descifra, en un futuro de progreso quizá halláramos la gran verdad de la humanidad, la gran verdad de la que no ha resuelto nunca nadie sus lastres e inconvenientes siempre perecederos; las máquinas están hechas a nuestra semejanza, mientras nos preguntamos si hay Dios en los cielos esos que explora el astronauta adquirimos la esperanza en las máquinas que nos imitan, cuando el ser humano deje de ser humano solamente serán testigos las máquinas, y éstas se preguntarán qué hicimos con nuestro corazón. ¿Qué hicimos con él? ¿Lo desechemos entre tanto progreso tecnológico? Quizá lo desechemos como mi padre hacía con las radios, yo quizá vuelva a ser niño para indagar en las incógnitas que el mundo analógico me susurró sin quererlo, la bondad de nuestro corazón es el mecanismo más milagroso, mecanismo que ningún programador informático, ni ningún ingeniero electrónico podrá reproducir jamás.

yo quiero

La ciudad arropa la evolutiva miseria de quien dedica su vida a la causa de otros, los pobres trabajamos para otros, por ello pierden risa y disfrute, pierden la sosegada noche de sus descendientes en el horario laboral que los degrada, cuando digo que soy anarquista todos me toman por loco, ¿Loco es ser acaso el que quiere disfrutar de su familia en un almuerzo mundano? Pero no, lo suyo es sintonizar al cansancio, y a la derrota diaria, lo suyo es lo que pertenece a nadie, lo que olvida amor, lo suyo es un yugo por el que asesinar el calor del cariño, lo suyo es propiedad, lo que cifra en un banco sombrío, lo que en la oscuridad de cajas blindadas nada brinda y nada conmueve, lo suyo es frío como un beso de vampiro, lo suyo es la carne congelada sin la vida de sangre que lo haga moverse, yo quiero disfrutar de los míos esas nueve horas que me faltan, yo quiero reírme mientras como, mientras ceno y mientras meriendo, yo quiero arrancar de la tele basura la alegría de burbuja efervescente que sube a los cielos vacíos de mundo, yo quiero arrancarle a la tele basura esa risa de colibrí que sostiene las lágrimas del que ríe de felicidad, yo quiero arrancarle al patrón la sabia negra de su encomienda amarga, quiero arrancarle al encargado el bostezo marchito de su soledad en las zonas comunes, yo quiero, yo quiero, yo quiero.

Pelea entre hermanos

Un 18 de julio de 1936 me peleé con mi hermano a garrotazos. La pelea podría parecer cualquier pelea de dos hermanos que discuten por cualquier cosa sin importancia, pero no, resultó ser algo más serio de lo normal. Empezamos a darnos garrotazos, perdimos los dientes, nos amoratamos la carne, nos hicimos jirones la ropa, nada, una vulgar pelea entre hermanos. Hermanos de la misma sangre, hermanos desde el nacimiento, se pudrió el recuerdo de nuestra infancia, un recuerdo que como en todas las infancias resulta ser placentero, en nosotros se convirtió en un rastro borrado con las manos para despistar al cazador. Una pelea entre hermanos es algo duro para cualquier madre que lo presencie, cuando nos peleamos mi hermano y yo a garrotazos mi madre se desmayó. No sé si fingió para que paráramos o en realidad se desmayó al sentirse impotente, pero nosotros aún así no parábamos de darnos garrotazos. Estuvimos dándonos garrotazos tres años. En 1939 acabamos de darnos garrotazos, paramos exhaustos, ya no teníamos más fuerzas. Yo me tuve que ir al pueblo vecino para no verlo y para que él no me viera a mí, él se quedó en el pueblo, con la finca y el ganado heredado de nuestros padres y abuelos. Él pudo lavarse, curar sus heridas y cicatrices, cambiarse de ropas, yo, al contrario, anduve como un fantasma por los pueblos vecinos huyendo de la Guardia Civil caminera, y de otras personas que estaban de parte de mi hermano. Estuve vagando por las tierras vecinas, estuve alejado de mi Villa durante décadas, él, al contrario, se hizo dueño de todas las tierras del lugar, tierras de las que yo estuve desterrado. Aún sabiendo todo lo que me ha hecho mi hermano, aún así, lo quiero. Él es mi hermano mellizo, tengo toda una infancia vivida con él, y además tenemos la misma sangre. Lástima que él no haya sentido lo mismo nunca, lástima que haya represaliado a mis descendientes. Cuando él muera en la cama, ya en su última agonía, se arrepentirá quizá cuando ya sea demasiado tarde. Yo he vivido siempre huyendo, él ha vivido siempre en la comodidad y el confort. ¿Para cuándo la justicia? Los dos nos dimos palos, los dos somos víctimas, tenemos la misma sangre, solamente las ideas nos enfrentan, ideas que podemos discutir sin lugar a los garrotazos, pero él siempre aprovechó mi benevolencia para usarla dándome golpes. Si yo hubiera usado la fuerza el gallo rojo me cantaría.

Pájaros que migran

Migran los pájaros hacia su destino oropelado, migran los sin-esperanza en busca de una esperanza nueva, ayer te quitaron la dignidad, hoy la intentas recuperar, pero no te es posible, otros ya la malgastaron por ti. En la camioneta montan 21 hacia el paraíso de acero, se beben la sopa tan fría que creen que han descubierto el hielo. Madres que cuidan de los hijos de otros, mientras que sus hijos andan arañando el cariño por las calles, lo andan buscando sin éxito ni tregua. Las familias esclavas dan la impresión de que no les falta de nada, pero les falta lo más importante, gozar en armonía del dinero que ganan, para él trabajan, para él se prostituyen, cuando llegan a sus casas tienen la esperanza de que está su nevera llena, pero vacía está su desesperanza. Un valor en alza es el confort en el hogar pernicioso, un valor en alza es follar al menos una vez por semana, cuando revienta el cielo damos paso al episodio nadador por los caminos de lágrimas, cuando revienta el cielo se dan cuenta que trabajar mata. Dan créditos a cinco años mientras creen que son ricos, se creen por unos meses que son amos del cielo, agobio, ansiedad, depresión y fobias, la alegría se muestra en los lugares sin sobras. Tormenta de dólares sudados por Walt Street olfatean, andan buscando el rastro de aquél que lo dé todo por su prole, el trabajo es un invento que solo los pobres conocen, la buena vida es la élite, la buena vida no es noble.

Superhombre

Por que los dioses que adquirí los fui perdiendo con el tiempo, en este universo sentí que los errores se alivian con ibuprofeno, por que los dioses que deseché se hicieron perversos y pequeños, como demonios nutridos de sal, como pensamientos que duelen adentro, por que los dioses que no respeté los respetaron tanto todos mis ancestros…, por que cien mares crucé y todos los dioses eran pequeños, por que el hombre que es tan necio los hizo grano de arena en el desierto, yo sé que los dioses son grandes por lecturas y épicas que me afectan de lejos, yo sé que las epopeyas que derramé nada más dormirán en un remanso a ms nietos, como cuentos de índole popular, como historietas de trazo incierto, por que los dioses que derroté hicieron añicos mis sueños, por que los caminos que yo mismo empecé otros lo siguieron haciendo, por que yo no soy hombre sin un dios en un papel, yo necesito de alguien en el cielo, los dinosaurios dominaron la tez de esta tierra milenaria en este universo, fenecieron y se extinguieron tal vez por un asteroide con un efecto travieso, por que todos los dioses que perdí en mi humanidad de mil leches se fueron tal vez escondiendo, por que vivir es creer, por que yo he visto llover, por que los dioses que disipé en otras dudas disipé lo verdadero, por que los dioses que yo creí desde miles de mentiras me parecieron sinceros, por que yo soy un hombre a la vez que un pedazo de carne infiel, soy un hombre que fue y que será en un futuro material muerto, por que me muero, lo sé, me muero y eso debiera hacerme más bueno, por que de cien dioses que adquirí, mi conciencia los hizo verdaderos, ¿qué conciencia me quedará si al ser yo malo tiro mi conciencia de dioses al basurero?

Te quiero

Lima te quiero, te quiero mientras estás eternamente nublada, D. F. te quiero, mientras seas un monstruo horizontal que se hace inmenso como una bestia que se arrastra, te quiero Guayaquil, te quiero mientras seas la costa mórbida e injusta que no quiero que seas, te quiero Latino-América, te quiero por que eres mestiza, quizá como yo lo soy, aquí en la Madre Patria, te quiero con tus mitos en blanco y negro, te quiero con tu dejo de extranjera permanente, o SOS vos o SOS yo, te quiero América mestiza con tus indios ante el Mr. Qwerty, te quiero con tus brebajes en la sopa, con tu pelícano en el plato, con tus misioneros ciegos de Europa y tus conquistadores ciegos de ti, te quiero Cantinflas, te quiero Tres patines, te quiero Bola de Nieve, te quiero Chavo del 8, te quiero Mara Salvatrucha, te quiero injusta calavera de muerte, te quiero Gardel, te quiero Maradona, te quiero Ché, te quiero Fidel, te quiero Cienfuegos, te quiero Chabuca Granda, te quiero Zambo Cavero, te quiero Eva Ayllón, te quiero Galeano, te quiero Neruda, te quiero Parra Nicanor, te quiero José Watanabe, te quiero Zambra, te quiero Pelé, te quiero Cartola, te quiero América superficial, anodina e hipócrita, quiero a tu doble moral, a tu desdicha de 24 horas, te quiero en calzoncillos, te quiero panamericana, te quiero entre tus cloacas de cera, te quiero Porto Alegre, te quiero y te querré, por que tienes algo que es completamente mío.

Una escena cinematográfica profunda (aniversario)

En esta escena de El Padrino III cuando la familia Corleone se cerciora de que han matado a su hija, de que toda su vida ha sido una consecución de muertes y más muertes, ese fragmento donde Al Pacino llora la muerte de su querida hija es la sublimación. Es el símbolo perfecto de lo terrible que nos puede resultar la vida y no somos capaces de expresarlo, pues bien, pues en esta escena se escenifica bien (valga la redundancia) lo que es ese momento. Es tratar de gritar para que te oigan y nadie te oye, solo tú puedes oírte, solamente es tuya esa pena, esa derrota, esa tragedia. Es intentar deshacerte de tu tragedia a cuestas y con ese no poder expresarlo, con ese lamento mudo, y después el aullido final es apoteósico. Todo bien acompañado de una banda sonora fiel a lo que el actor está expresando. Esta escena es una de las mejores escenas de las realizadas en la historia de la cinematografía. Es apoteósica, es excepcional. Es sublime.

¿Hogar o Paraíso?

La primera vez que vi la segunda parte de la trilogía El Padrino, cuando el niño Vito Corleone llega a New York y lo tienen en cuarentena debido a su tuberculosis se pone a musitar una melodía provinciana italiana, se oye al abuelo-niño cantar la canción y luego esa escena enlaza con una comunión, la primera comunión tomada por su nieto. Esa melodía es para mí sagrada. Me hace espectador de primera fila cuando mis abuelos emigraron desde Andalucía a Cataluña. Ese pequeño niño escuálido y tuberculoso me evoca la podredumbre vivida en esos años, años de miseria y de refugiados del hambre, de las penurias vividas por mis abuelos. Ese pequeño niño cantando una canción es el símbolo universal de todos los inmigrantes del mundo, o al menos debiera serlo. Ese niño llegando solo a New York, es como aquél gallego que llega a las costas de Buenos Aires, esos abuelos míos llegando desde su pueblecito pequeño a la gran urbe en la Estación de Francia, todos creen llegar a un paraíso, todos creen que la vida será pan comido, entonces ellos ignoran que trabajarán duro para ganarse la vida. Que aceptarán trabajos precarios y el patrón no sentirá ninguna conmiseración con ellos. El paraíso que tenemos idealizado puede estar en nosotros, adentro de nosotros, es el único lugar donde podemos estar como en casa, y además es el lugar que mejor conocemos. Como dice mi padre: en ningún sitio como en tu casa. El mejor paraíso de un hombre es el lugar donde al menos obtiene dos placeres a la vez, ese creo yo es el paraíso ideal, si se obtienen dos placeres a la vez es un lugar especial y si en ese lugar obtienes más de dos placeres ese lugar es tu hogar, al cuerno con el paraíso, mejor hogar, hogar, dulce hogar.