Capplannetta ante un silencio acartonado

Tras un silencio acartonado se crean miedos y demás penurias existenciales. Tras los silencios de cartón no puede haber cosa más contraproducente que la lluvia. La lluvia destruye los caballos de cartón, tras la lluvia se esconde una precaria miseria emocional. ¿De qué me sirve cambiar las cosas de sitio? Pagar, pagar y pagar. Estas son las claves que les pesan a los pobres. El sentimiento lúcido es un cómputo de verdades transparentes. No sé cuando perdí la calma. Los sacrificios son acentuados por los que se sacrifican. Es la hora de los reproches, tu tatuaje oral me descoloca. Tienes una doble moral que hace rima con la esquizofrenia de los tableros de ajedrez. Se mimetiza el blanco y el negro, todo es parte de un juego en el que diluyes un flujo de inteligencia. Los hogares felices no existen. La gente expone los buenos momentos, porque los sentimientos depresivos no los exhiben, para que no se rían de ellos los malvados. De cara a la galería todo el mundo es feliz, pero de puertas adentro es un mundo del que no se sabe nada. La pantomima de felicidad obligatoria totalmente precaria, tan absurdamente estúpida, mientras tengamos miradas por las que nos mirarán habrá cielos y promesas en la telepatía de la esperanza hueca. La telepatía de las personas conexas me vuelve paria de mi entendimiento y me hace un extraño en todos los lugares. No quiero cruzar ninguna frontera, siempre habrá un coyote o un policía de aduanas. Con el coyote no existen fronteras, con los policías de aduanas hay una línea que cruza de miedo y te aplica los pasos de regreso a tu patria. El mundo pangeista es sólo un espejismo. El mundo se contradice constantemente. Existe lamento tras los silencios acartonados.

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