Capplannetta cantaor de flamenco

Astronauta astro

Tengo una infinidad de músicos de los que hablar, aunque tengo que confesar algo al lector: Yo empecé a escribir poesía por mediación de mi pasado musical. Me encontré que otros cantaores flamencos cantaban letras de otros poetas, pero esos poetas, a mi parecer, dejaron cosas en el tintero, o dijeron o han dicho las cosas bien dichas, pero dejaban trabas en mi forma de entender una letra. Decidí escribir para mí, a ver si con alguna suerte me encontraba con un público, un público propio. Pero aunque la rumba, los fandangos y los tangos se me daban bien, también a veces las bulerías; la soleá y la seguidilla eran palos muy duros, y siempre desafinaba, desafinar me refiero a no seguir los palos con los patrones puristas, ya que yo era un autodidacta. También es de cajón decir que no escuchaba a las guitarras, y las guitarras no me escuchaban tampoco a mí. Mi problema con el flamenco no ha sido la falta de oido, que siempre ha sido aceptable, mi problema con el flamenco siempre ha sido el hecho de no pararme a entenderlo, no bastan escuchar unos cuantos discos y decir que ya se es cantaor, no basta con vestirse, tocar las palmas, manejar bien el compás. Hay que escuchar a cantaores antiguos, escuchar a los contemporáneos, y mirar más allá; también lo que está por venir tiene su duende y su impronta. No olviden nunca que para cantar se nace, puedes beber de muchas fuentes, buscar músicas que hagan juego con lo que es el flamenco, un buen cantaor de paladar experimental era Enrique Morente, la diferencia que Enrique Morente tiene con Camarón de la Isla es una gran línea que los difiere sin parangón, Enrique es lo experimental, el flamenco de laboratorio, Camarón es distinto, Camarón es pureza y un amplio conocimiento, los dos tienen duende, pero Camarón era pura hondura. Para cantar flamenco no basta con conocerlo, con entenderlo, se debe mantener cierta cátedra que no se enseñan en las universidades ni en las academias, se debe seguir una vertiente que es innata en cualquier músico flamenco. No basta el soniquete, el compás, también es importante el duende, el hecho de trasmitir, pónganse en no solo la letra, introdúzcanse en la simbiosis entre todo el cuadro flamenco, se encontrarán con su magia, su misterio ensayado, con su esencia. Cuadro divertido el de Miguel Poveda y su elenco. Debo decir (o añadir) que yo no fui cantaor flamenco porque no quise, yo no fui cantaor flamenco porque no pude, ser cantaor flamenco es una manera de vivir, y yo no estaba preparado para eso, para esa profesionalidad desde que se nace que hay que impartir en el mundo del flamenco, ahora hago mención de músicos recientes (contemporáneos), pero he escuchado buen cante de siempre, y eso se lo debo a mi padre, mi padre ahora disfruta en internet del flamenco que no pudo escuchar en su tierra, mi padre es un andaluz completo, le gustan los toros, el flamenco que se hacía antes, y ha sido campesino, trabajador y honrado. Ahora ando escribiendo estas cuartillas y poemas en mis cuadernos, me sigue gustando el flamenco, pero soy un torbellino de colores (musicalmente hablando) pero no en el sentido de como elogiara José María Pemán a Lola Flores (la faraona), ya que a mí no me mueve el viento como a la grandísima Lola. Yo he tenido que dejar de cantar y dejar de interpretar a otros artistas y colgué el petate de cantaor, a ver si amarro en buen puerto, quizá la Esperanza que tenga yo de la escritura es la que un torero la pueda tener de una mala tarde, aunque aprendo de todo, de cualquier cosa se aprende.

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