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capplannetta no-poeta

A veces, o muchas veces, justificamos el hecho de escribir poesía como un acto de ser algo más dentro de lo que se supone el hecho de sentirse o como serlo en la realidad, ya no digamos la gente que no lee ni poesía y no tienen ni siquiera un libro de autoescuela en casa. Hay conceptos sobre los poetas muy infumables, por no decir estereotipados con mala leche. Pero esos, o aquellos poco ha de importarnos como piensen o lo digan. Y ya puestos, ¿qué es un poeta en este siglo? Un poeta no es el que crea unas rimas acertadas huyendo de cacofónicas obviedades. No, un poeta es aquel que vive y se entrega a un arte, digamos mayor, y busca hallar la frase aquella que lo dice y sabemos que es así como se dice. Hay ejemplos de poetas que han evidenciado sus pocas luces aludiéndose como poeta tan sólo por el hecho de haber ganado un concurso de provincias, incluso mucho peor, poetas hay de muy distintas maneras y pensares. Pero es obvio decir que un poeta no debe decir lo ya dicho, o decir lo ya predicho, o caer en el patetismo de ofrendarnos con una frase hecha. Un poeta es causa directa de lo que dice en todo momento. Es otra manera de vivir. Yo comulgo con la no-poesía, aquella que está constituida por una imagen que se abre y se cierra como un libro desplegable. A veces, antes de escribir poesía, nos debemos de preguntar ¿leemos bien poesía? Porque quien adquiere un libro de poesía no adquiere una novela que después abandona en un rincón polvoriento de la casa. Un lector de poesía adquiere un artefacto que contiene un mundo que se debe de leer a paso lento, como si la vida hubiese puesto en nuestras manos un pedazo de eternidad. Un pedazo de eternidad con el que el tiempo que nos envuelve pasa a un ritmo más veloz, incluso si se me permite el término, más vertiginoso. Porque el lector de poesía debe ser cómplice con el poeta, o en este caso, con el no-poeta, ya que no es ni otro ser, ni alguien inferior o superior, es alguien que camina traduciendo la verdad con el lenguaje de la fantasía. Nos traslada a nuestro rincón más confortable y caliente de nosotros mismos. Eso es un no-poeta. 

Capplannetta y el ambarino

Me sigue esa imagen desde la niñez. Un ambarino color como el de la coca-cola al trasluz. Me persigue esa imagen que ha evocado con efluvios como si fuesen ellos una parte de un futuro no tan remoto. Bien, pues el ambarino es el hoy, pues tras haberme regalado mi madre una lámpara de sal ha quedado la sala de estar tras la llegada de la noche con ese ambarino presentido o efluvio que rezuma de oscuridad y preámbulo de algo que me ha acompañado siempre. Quizá sea la muerte pero, venga va, no nos pongamos derrotistas, quizá sea el hecho que, esperado o no, me ha hecho un ser maduro, que aunque con gran retraso, llegue en un momento especial que sin yo saberlo lo esperaba. ¿Vendrán buenas nuevas? ¿Es la señal de que aún estoy en el camino? La primera vez que tuve ese presentimiento es mirando muy pequeño el trasluz de la coca-cola que se estaba tomando mi padre. La segunda vez fue cuando me invitaron al cumpleaños de un niño que mi padre atropelló en el día de la Madre. La siguiente vez las recuerdo de adolescente en la discoteca, esa luz ambarina que tienen los reservados para parejas. Las siguientes veces bebiendo un whisky con coca-cola en un bar ya de adulto. Dios mío, esto parece un anuncio de Coca-cola. No, en serio. Es un ambarino de luces entre marrón y una oscuridad apacible. Piensen lo que quieran, pero también puede ser que esté en la mierda más absoluta. Fuera bromas. Ese Ámbar especial lo he encontrado ahora, y ahora gozo de una paz tardía aunque no remota desde que la presentí en aquella primera vez. De verdad les digo que esto no es que sea un presentimiento, pero todavía no he hallado la plenitud total. Recuerdo de adolescente que una niña se resguardaba de la luz solar con un trapo de terciopelo negro. Se lo ponía en la cara, y al parecer, la suavidad del terciopelo le causaba cierto placer. ¿Tiene eso algo que ver con lo que me ocurre a mí con el ambarino oscuro? No lo sé, pero todos guardamos fragmentos de un destino por el que pasaremos sí o sí. Y no pretendo ir de místico. Hablo de la percepción en imágenes de lo que seremos, o de lo que queremos ser. No sé, tal vez todos los encuentros con ese ambarino sean una prematura cadena de vivencias que frecuento hoy, no sin asombro. Aunque pueda parecer una tontería, pero el destino es caprichoso, como el humo, y está ahí para ponernos en el lugar idóneo una vez hayamos recogido aquello por lo que luchar, o mejor decir que es la cosecha tardía cuando se siembra algo prematuramente. Todos son cábalas y las piezas de un rompecabezas que no entenderemos bien del todo hasta que nos pase aquello por lo que vivimos. Es como observar en distintas partes del tiempo lo que seremos. 

Capplannetta y sus minutos de spotify 2020

Hoy he recibido un email diciéndome que este año 2020 he escuchado música a través de Spotify durante 166.287 minutos. Hecho que me parece, no ya asombroso, sino que me parece que se quedan cortos. Suelo escuchar mucha música, y a parte de las playlist que sigo y otras que yo he creado paso todo el día escuchando música. No es una cosa de la que yo presuma, aunque sí es una realidad de la que no me escondo. He visto después la música que suelo escuchar y parte desde flamenco, a intérpretes de música de cualquier lugar del mundo, aunque casi siempre en español. En inglés escucho jazz, pero todo lo demás es música latina, desde música salsa, cumbia, tango, milonga, guaracha, canción ligera, cantautores, pop de los ochenta y noventa, aunque también me gusta la música clásica y las baladas de Scorpions. Porque 166.287 minutos es mucho tiempo. A mí el flamenco me gusta, mis padres son andaluces, pero es que hay montones de músicas que me gustan y no me ata ningún parentesco con ese tipo de música. Escucho también música africana, escucho a Simin Ghanem, que es iraní. Escucho música desde Egipto hasta la gran maravilla que he descubierto hace poco, a Rafael Berrio. También escucho Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, también Facundo Cabral, y mis favoritos, Enrique Morente y Camarón de la Isla. De música clásica me gusta el Adagio de Alessandro Marcello, me gusta Beethoven, me gusta Bach, y Mozart, y un largo etcétera. Con esto que relato en este post no pretendo ser un ejemplo, aunque es un dato del que me siento orgulloso y lo he logrado sin ningún esfuerzo emocional, tan sólo por lo que me gusta la música. Es algo que no puedo evitar aunque quisiera, es una droga.

Capplannetta y la buena vibra

Está feo que yo lo diga, aunque ya lo he dicho alguna vez por aquí, tengo la suerte de no tener ningún trauma infantil, y me acuerdo de muchos amigos que sí lo han tenido, y es obvio decir que, a mayor tamaño sea el trauma del niño menor será la capacidad que tenga para resolver problemas cuando sea  adulto, siempre recurrirá a la violencia, nunca al diálogo, a la calma. Y eso es responsabilidad de los padres, porque sí una pareja o un matrimonio no se quiere ya, cosa que no justifica la violencia de género, pero, si no se quieren ya ¿para qué forzar la relación y causarle a los más pequeños traumas de los que se podían haber librado teniendo un poco de cordura o simplemente perspectiva e inteligencia emocional? ¿Por qué forzar una relación cuando ninguno de los dos cónyuges se aman? ¿Para qué causar desperfectos a los niños? Si una relación está rota es mejor nunca jamás llegar a las manos, la víctima puede ser hombre o bien puede ser mujer, la mayoría son mujeres las que lo padecen, pero es de cajón que deben de partir peras, hablando de manera metafórica. En mi casa, por suerte, nunca vivimos malos tratos, por ninguno de los dos progenitores; vivimos una infancia normal, o si no normal, una relación, la de mis padres, que se querían. En eso se basa la familia, ya no como institución dentro del amparo del Estado, sino como raíz de un tronco que aglutina a hijos y a nietos, incluso a biznietos, ya que la violencia doméstica se hereda. Es un deleite vivir en paz y en armonía con los padres e hijos. ¿Por qué no hacerlo así por amor a los hijos? ¿Por qué no educar dando un ejemplo de nobleza y bondad para el núcleo familiar? De verdad que sería bonito que esta lacra patriarcal acabara de una vez por todas. Ya no bonito, mejor decir necesario. Las mujeres, si son bien amadas y respetadas tienen la gracia que evoca a las risas, las risas frescas de mujeres con plenitud, con el cariño y el amor que se les otorgue. Basta ya de violencia. Ya no sólo por los hijos de la pareja, porque un matrimonio feliz es la base para que los hijos salgan personas de provecho, y no tener un hijo traumatizado o con problemas psíquicos en su plena infancia. Eso es deleznable. Se puede ser feliz solo sin hacerle daño a nadie, a veces la soledad es dura, pero es preferible a tener una relación de nefasta vibra. La buena vibra es muy importante para tu integridad mental y antes he dicho con respecto a la buena vibra femenina la palabra plenitud, pero plenitud es una palabra también válida para los hombres, incluso para los singles, ya que es preferible (vuelvo a repetir) estar solo, vivir solo, pero sin amargarse la vida ambos, es obvio decirlo, pero el amor debe ser sano. 

Capplannetta y el mundo maravilloso

En este mundo existe mucha maldad, pero no todo en el mundo resulta catastrófico. El ser humano ha inventado cosas como la música, que sola ella es un arte con un alma inmensa, y dentro de la música hay miles de vertientes tan sólo construidas con siete notas. Imagínense un mundo sin música. Cuántas parejas comparten una canción, o una letra. Porque decía Beethoven que la música empieza dónde terminan las palabras. El alma del amor está cimentado por la música, por sus emociones, por sus distintos estilos, porque la música es la base de otras artes, el cine, la danza, la poesía. Hagamos hincapié en estas tres vertientes artísticas. En primer lugar en el cine no hay ambiente sin música, la música nos habla de si el actor está viviendo una escena de peligro, o por el contrario, un momento de alegría. Luego está la danza, manifestar y expresar emociones a través del lenguaje corporal. La danza es belleza, pura expresión, dinamismo, poderío, la música es a la danza lo que el amor a la música. Pero también podemos decir que no se entiende la música moderna sin la poesía, la lírica es el material donde se reflejan nuestras emociones y nuestros sentimientos. La poesía no se entiende sin la rima, y sin rima también hacen las dos un engranaje perfecto para las canciones. La poesía, alguien me dijo una vez, que era la madre de las artes. En antigüedad lo es más que muchas otras artes. Aunque la madre de las artes es la imagen, recuerden, el momento de la caza. Vivimos en un mundo rodeados de variedad artística, y en estos momentos donde la tecnología se ha puesto en primera fila no hay mayor ingrediente que la expresividad artística. Por eso, cuidemos el planeta, salvemos la Tierra, que el mundo es maravilloso.

capplannetta y poemas con nocturnidad

Cecilio Olivero Muñoz

Ediciones Vitruvio, 2020.

Escribir un poema a veces duele, imagínense un poemario. Aunque todo no son tristezas, también hay momentos de ironía, momentos satíricos, poemas que tienen una clave de alegría. Este poemario Poemas con Nocturnidad es la justificación perfecta para encauzar la noche rodeado de musas que inspiran con plenitud (no quiero ser pedante). En él hay muchos poemas rimados, algunos mejores y otros peores, también hay poemas en prosa (no rimados) y un poema en prosa rimado y satírico. Hay sonetos endecasílabos y sonetos polimétricos, también hay un par de esdrújulos. Algunos de ellos cuentan una historia, otros simplemente se ríen de lo absurdo del mundo en el que vivimos hoy. Otros son toda una crítica hacia cosas interesantes en la vida, otras son denuncias con toda la fuerza de la verdad. Yo encuentro que algunos poemas desearían ser canciones, de ahí la manera de rimar, que es en serventesio. Estilo que da al poema cierta musicalidad, que está mal que yo lo diga. Trato de huir de la cacofonía, aunque a veces se me salte alguna como en algún pareado, o como si fuera ésta la rana que salta como un anfibio que es el poema rimado. Anfibio porque linda entre el sonido y la imagen expresiva o la metáfora repleta de fantasía. Me gusta la rima. Aunque antes de escribir un poema no predigo si va a ser rimado o no, yo improviso, y escogiendo un tema empieza a manar el poema y él solo me dice si quiere ser rimado o un poema blanco, o libre, como ustedes prefieran llamarlo. Yo escribo porque me veo en la necesidad de decir algo que dé con la tecla del misterio y a la vez el simbolismo impregnado en la educación clásica de las personas lectoras.

capplannetta y los fracasos

Hay veces que te deprimes por el hecho de que tu trabajo no es valorado como se esperaba. Entonces te preguntas por errores, por que la obra es mala, o porque no escribiste la obra con un rigor literario y también te vienen a la cabeza dudas, de si es la falta de pudor literario, o si es que el tema no es el adecuado, o es que eres un principiante. Y la verdad, sinceramente hablando, es que estás aún muy verde como escritor de novela, y pruebas con la poesía a ver qué tal. Ocurre que cuando publicas una novela le añades, le quitas, le sustituyes, y no es esa la manera de llegar a tener lectores. El otro día me dijo mi editor de poesía que Cibernétic@ Esperanza no es una novela, que es poesía narrativa, a ratos en verso y en otros momentos en prosa. Puede que tenga razón, y la poesía con experimentos raros causa confusión y grima al lector. Por mucho que se atenga a las bases de la novela clásica, que son: exposición, nudo y desenlace. Algunas veces partiendo de esas directrices puede que la novela sea un verdadero galimatías de fechas y de descripciones que confunden al lector. Aunque yo sí creo en la novela. Es otra manera de narrar. Pero la raíz del asunto es que soy un escritor o poeta totalmente desconocido para el lector, y eso echa un poco para atrás. La verdad es que hay demasiados escritores, y casi todos con una obra interesante que cumple las expectativas del lector. Estoy decidido a que si no vende la novela es que la gente no la quiere, y un editor jamás publicará una obra que ha fracasado en una primera edición. A veces, muchos escritores, prueban a publicar “segundas ediciones” tras los batacazos que se han llevado con Amazon. Yo no soy muy partidario de esta plataforma, ya que es enemigo de las pequeñas librerías. Yo prefiero comprar mis libros en pequeñas librerías, y conozco muy bien cómo son las cosas en Amazon. Para vender en Amazon tienes que aprender a venderte a marchas forzadas y aún así la empresa cobra por servicios de promoción de sus obras, ocurre como en todos los lugares, si no eres conocido no vendes. Es así el tema. Los americanos ven con buenos ojos el hecho de fracasar y seguir intentándolo, bueno, a ver si hay una pizca de suerte. 

Capplannetta: singularidades

Capplannetta no es un poeta normal. No sirve para los actos en los que se pone a prueba la oralidad y la performance. Capplannetta es un poeta atípico. No lo verás en festivales, ni en tertulias, las presentaciones de sus poemarios le dan grima. No es que sea un pobre misántropo. Es que es muy tímido, prefiere no hablar en público. No es un poeta de grandes masas, piensa, que si el lector quiere indagar sobre su mundo tiene que ser a partir de sus libros. Hemos hablado antes de oralidad pero no sólo ahí radican sus complejos, no es que tenga algún prejuicio, tampoco es que sea un puritano, la verdad es que no tiene aspiraciones de ser famoso. No quiero ser petulante, pero él cree que se le puede conocer muy bien por su poesía, también por su prosa, en definitiva, es receloso de su intimidad. No le gustan los ágapes ni los cenáculos ni los concursos. En él no existe miseria emocional, pero es un poeta sin apenas vanidad, o mejor decir egocentrismo, que para el caso es lo mismo, no quiere que la retórica le haga babear o escupir como poetas que han querido ser coronados de laurel en la senectud. Tampoco es un pánfilo mercachifle, que vende su gracia íntima al mejor postor. Es, sin duda, una persona que rehuye de todo protagonismo como poeta, ya que empezó sus lecturas de manera tardía, ya que frecuentaba un alambique portátil y lo tuvo que traspasar porque bebía más de lo que producía. Impaciente no es, no busca fama (repito) aunque le gusta verse con gente interesante, de aquella con la que se puede hablar de todo, o de casi todo. Ya que de los que no se puede hablar nada mejor no hablar. 

capplannetta y la ciudad

En un continuo deambular por la ciudad y su cara oculta, he tenido que hacerme calma y suspiro entre la égloga vecinal. Me tienen el alma atormentada los hijos del cielo y la envidia. ¿Para qué envidiarme a mí que tengo un ala destrozada? No quiero más cábalas contra el silencio, si al final vamos todos a la muerte previsible. Una ciudad tiene un mundo en el aire sucio y el alma doblegada en las cloacas, no quiero ser dueño de nadie, pero que no me quiten el privilegio de tararear la canción que es mía. Me encierro en las estrías de Dios y aún así siguen molestando mi verdad remota. No soy de nadie, a nada pertenezco. No tengo ni un ápice de raza de la que estar orgulloso. Cuando vengan los amos del mundo me pedirán que les siga diciendo, aquello que les encanta escuchar, aunque tenga que presenciar a mis hermanos encelados. Soy una cáscara del mundo y no un espantapájaros de un huerto, soy la paja de la espiga del trigo y un caballero del diálogo. Que nadie corrompa mi corazón noble. Que nadie me ahogue con una almohada. Que nadie me entienda, ya que es mentira como tantas otras, he pagado luz y forma al entendimiento, ¿y qué voy hacer, si no quieren dármelo? La libertad es un canto que yo creía que era interior, trataré de comprender a los hombres, aunque me quiten la voz para siempre. ¿Y cómo no tener tristeza si mi espíritu ha sido tragado? No quiero que nadie padezca, más de lo que a gritos interiores tanto insistí. Dejadme con la libertad sin alas, dando saltos torpes sobreviviré. Dejadme que vuelva a la tierra, allí donde nada es nuevo y el sol estalla. Quiero esos pedazos de mí, y dejar en paz a todo hijo de vecino. No quiero marcharme entre aplausos, sólo quiero leer palabra a palabra las cosas que antaño amé. 

También quiero ver crecer lo que siento, aunque mala hierba nunca muera, me comí las cenizas de la verbena, me sudé como se suda una cuesta arriba, me tropecé con latidos que sangre no bombean, me pervertí la imagen y la semejanza, mentí, herí, mordí, arranqué, las cosas no son siempre una duda. Sé que este escrito no será huella con rastro, sé que no puedo lanzar más mensajes al mar. Solamente me pudro como una aurora que huye y llega a ser nada entre la mañana alegre. No quiero que nadie sufra, por eso yo, por eso ellos, por ellos todo, por todos yo. Intento ser luz en el rellano que no se apaga. Saldré a la calle cuando los astros me quieran. No pretendo ser la víctima de la noche, me conformo apenas con su bondad, sé que es inútil fumar y esconderte, muchos lavabos repletos de humo dejé a mi paso por la adolescencia. No tengo nada que se envidie, tan sólo soy un charneguito que brilla porque luz llegó siendo. 

capplannetta obrero y poeta

Siempre he rehuido de los sindicalistas de empresa y gente de esa calaña. Cuando trabajaba en el metal tuve un par de encontronazos con líderes sindicales de empresas del ramo del metal. En una quisieron aprovechar un accidente laboral que tuve para meterle mano al empresario, fue mi padre quien me aconsejó que no me dejara llevar por el sindicato. Los sindicalistas hacen su labor aunque en beneficio propio, es como los políticos. Todos quieren poder, dinero y trabajar poco. Cuando trabajaba en Unidad Hermética no hicieron nada cuando me echaron por una estrategia que tenía la empresa para echar a un cabeza de turco de cada sección y dar ejemplo a los otros trabajadores con contratos renovables. Se quedaron muy pocos trabajadores al final en aquella empresa, ya que pasó de manos italianas a manos chinas, y eso fue el fin de la empresa. Aunque ahora estoy de baja laboral siempre me he sentido un obrero, un currante. Llevo muchos años de baja y la vida para mí no ha sido fácil. Nunca he militado ni en sindicatos ni en partidos políticos, aunque vote a la izquierda del país. La verdad es que creo poco en las políticas en general, he sido simpatizante anarquista, he escrito, incluso, sobre éste tema algún poemario. Pero en realidad me considero anarquista individualista aunque vote por Podemos. En Comú Podem (Cataluña). Tengo amigos realmente militantes; algunos de ellos todas unas eminencias en temas políticos. Conozco gente de derechas, pero yo los considero amigos, de tal forma, que creo que si vivimos en una sociedad de consumo, el voto, debe ser a gusto y albedrío del consumidor, que es un ciudadano. Considero que votar a uno u a otro no me hace ni terrorista por un lado, ni chaquetero por otro. No entiendo muy bien la política de este país, pactan según les convenga a unos u a otros. Las prerrogativas de los políticos son cosa de las que estoy en desacuerdo. Si quieres hacer algo por tu país, hazlo, pero no pidas ganar dinero como pagas vitalicias y demás prebendas de las que nuestros políticos han estado beneficiándose desde la dictadura e incluso mucho antes. Siempre ha sido así. Por eso es mejor no hacer mucho caso a los telediarios, ya que son un organismo del poder establecido. Es mejor hacer caso omiso a las manipulaciones partidistas, y también a algunos medios que tratan de crearnos cortinas de humo. Por eso no brindaré jamás por unas siglas, un partido político, o un sindicato laboral. Prefiero ser un hombre del pueblo. Con agrado acogería yo que este barrio donde vivo, que es Torre-Romeu me acogiera como a su poeta. Qué más dignidad que esa, si éste barrio es una gran variedad de culturas, donde todas confluyen en armonía. Que así sea, y yo que lo vea por muchos años, ya que estoy a gusto aquí en este barrio. Hay tiendas de barrio, pequeño comercio de toda la vida, del que no tienen nada que envidiar a las grandes superficies. 

Capplannetta elogia a la literatura

Hay veces que estoy bajo presión y tengo pocos escondites por donde andar ante la desnudez de la vida, porque, ¿mujeres? Me gustan pero en estos momentos prefiero andar solo por esta senda. Luego hay otras cosas como ¿dinero? Estoy en apuros económicos, vamos, que no tengo un chavo.  También hay cosas como el amor, la felicidad y toda esa mierda que te desea la gente en tus cumpleaños. Pero yo con respecto a los años quiero cumplir todos los que pueda; ¿amor? Tengo el de mis padres, aunque los vea poco en estos tiempos de pandemia, luego está la palabra esa que rima con brevedad y es la ¿Felicidad? La que el mundo pueda darme, pero hace tiempo que no espero nada del mundo, ¿de los amigos? Los puedo contar con una mano, aunque no son ni tantos ni tan pocos, tengo buenos amigos. Y sobre familia prefiero no hablar, no es por nada en especial, porque no quiero hacerles daño. Simplemente eso. Pero a sabiendas de las pocas cosas que tengo en la vida es la literatura, la música y la fotografía, que no es poco, si lo miramos con un amplía perspectiva. La literatura es para mí una excusa importante para vivir y seguir vivo. Pero hablemos de la música, para mí la música es algo global, me gusta todo tipo de música, pero que sea de la buena. Y después está el tema de la fotografía, es una pasión, es un arte visual, es las primeras pinturas pintadas en cuevas, para asombrar o distraer a las prehistóricas manadas, ¿transcendental? Sí, pienso que todo aquello que tenga una armonía (parecida a la música y a la literatura) transciende más allá de las cosas. Pero volvamos a la literatura: la literatura es para mí, he dicho anteriormente que, la excusa perfecta, la coartada a tanto desastre que contiene el mundo hoy día, y además creo que siempre ha sido así. Yo no me considero un escritor normal, no soy como tantos escritores leídos y que se aproximan a verbalizar palabras dentro de un contexto rico y generoso ante su gran manantial de expresiones, no soy políglota, aunque del catalán sepa algo, y en el inglés palabras conocidísimas. Pero considero en que soy un amante de la palabra escrita, admiro a muchos escritores, y me interesan sus vidas peculiares, con sus detalles, allá con sus defectos también, aunque creo que el arte más poderoso de la literatura es la poesía, ya que se necesitan quince años para aprender a rimar aunque veinticinco para aprender buena poesía desde las imágenes, tal y como me refería antes a cerca de la manada prehistórica. La literatura es lenguaje, es comunicación, es reflexión, es una constante lucha con las frases y las palabras. A veces llego a pensar ¿qué sería de mí sin la literatura? A veces entras a una biblioteca con su silencio y escuchas voces, voces de la palabra encerrada, ya sean libros, pergaminos o legajos.