
Cecilio Olivero Muñoz
Ediciones Vitruvio, 2020.
Escribir un poema a veces duele, imagínense un poemario. Aunque todo no son tristezas, también hay momentos de ironía, momentos satíricos, poemas que tienen una clave de alegría. Este poemario Poemas con Nocturnidad es la justificación perfecta para encauzar la noche rodeado de musas que inspiran con plenitud (no quiero ser pedante). En él hay muchos poemas rimados, algunos mejores y otros peores, también hay poemas en prosa (no rimados) y un poema en prosa rimado y satírico. Hay sonetos endecasílabos y sonetos polimétricos, también hay un par de esdrújulos. Algunos de ellos cuentan una historia, otros simplemente se ríen de lo absurdo del mundo en el que vivimos hoy. Otros son toda una crítica hacia cosas interesantes en la vida, otras son denuncias con toda la fuerza de la verdad. Yo encuentro que algunos poemas desearían ser canciones, de ahí la manera de rimar, que es en serventesio. Estilo que da al poema cierta musicalidad, que está mal que yo lo diga. Trato de huir de la cacofonía, aunque a veces se me salte alguna como en algún pareado, o como si fuera ésta la rana que salta como un anfibio que es el poema rimado. Anfibio porque linda entre el sonido y la imagen expresiva o la metáfora repleta de fantasía. Me gusta la rima. Aunque antes de escribir un poema no predigo si va a ser rimado o no, yo improviso, y escogiendo un tema empieza a manar el poema y él solo me dice si quiere ser rimado o un poema blanco, o libre, como ustedes prefieran llamarlo. Yo escribo porque me veo en la necesidad de decir algo que dé con la tecla del misterio y a la vez el simbolismo impregnado en la educación clásica de las personas lectoras.