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Capplannetta cuando el mundo abre sus ojos

En muchos lugares encuentro el cartel que dice que los seres como yo no somos bienvenidos. El desprecio es una herramienta que tiene forma de bumerán. Cuántas veces me han pagado con desprecio y después les he devuelto la misma cantinela pero a mi manera. No. No es venganza. Yo, si les soy sincero, solamente he tenido acceso a la venganza puesta a mis pies en el destino, unido este al azar. Para serles sincero, un azar un tanto tardío, y no por capricho, no soy tan retorcido. Esa es la prueba evidente de que existe un Dios ordenador de la realidad oculto en el azar que las cosas de la vida contienen. He visto a mucha gente tragarse su propia mierda, y eso no duele, cuando duele es porque esa persona que se traga su mierda es alguien de tu propia familia. A veces te das por vencido y vuelves a tu casa humillado y con el rabo entre las piernas. Como los perros. Cuando el mundo abre sus ojos yo los abro también, no soy nada especial, aunque a veces me sienta un extraterrestre. La ansiedad es lo que me separa del resto de la manada, de los cuales no comprenden bien cómo yo soy. Y algunos me dicen pórtate bien, haz bondad, sé bueno, y me esfuerzo no demasiado. Las peores cosas les ocurren a las mejores personas. Siempre me han atragantado todos aquellos que se creen en posesión de tener toda la razón del mundo, y puede que así sea, pero que no traten de enseñarme a vivir. Mi vida no se parece a la mayoría de las vidas de esta tierra, y no es que me considere ni mejor ni peor, pero siempre hay un listillo capaz de indicarte el atajo más largo, y te decepcionan, sí, lo hacen porque te creen en baja forma, o con menos luces que la caverna del oso. Pero aquí estamos, intentando luchar y luchar, sin pretensiones de ganar ninguna batalla. Tan sólo quiero sacarle un poco de jugo a esta vida, si es que lo tiene, en el caso de no tenerlo, para mí pierde todo sentido esta vida, pero volvemos a lo de antes. Para mí Dios está en el azar, y ese azar me llevó al amor oculto en la tierra, que es la gran verdad, y por ende es ahí donde creo que está Dios. El mundo del futuro dispondrá de Dios, aunque nosotros dispongamos de las máquinas. Hasta que nos extingamos, sólo quedarán ellas. Por cierto, ¿qué será de Ella? A lo mejor ahora es feliz, y ya no necesita nada de Capplannetta. Ella nunca ha sido una heroína. Todo lo contrario. Pero mejor no hablar. No quiero hacer hincapié en Ella, cada uno ha elegido otra vida, nos separaban demasiadas cosas y demasiadas razones para seguir viviendo bajo el mismo techo. El mejor mundo que pudo darme Dios es el hecho de encontrar alguien a través de la Red de Redes afín con mi persona, o todo lo contrario, pero en el amor prima la duda, y eso da la magia de la que el amor se nutre, las dudas, las sorpresas, luego está el amor; ese sentimiento que te hace idiota por un tiempo, aunque cada vez se dé menos, o quizá nada se dé, a veces, el amor es pura conveniencia. En el futuro los ordenadores serán cuánticos, y puede que el mundo pase, ya no a ser un universo, sino un multiverso, y mejor si este multiverso es pangeista, así lo quiera Dios.