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Asociacionismo Inglés

En el siglo XIX un grupo de psicólogos ingleses mantuvieron la teoría de que asociar pensamientos, unos con otros, el acto reflejo de un recuerdo, o una manera de asociar ideas casi siempre nefastas, eran parte de una teoría que se denominó Asociacionismo Inglés. Es fácil tener un pensamiento asociado a un recuerdo, a un fragmento de tiempo transcurrido. El Asociacionismo Inglés se hizo muy popular, y está visto como una de las bases de la psicología moderna. Asociar un pensamiento con otro pensamiento, o asociar ideas tanto vividas en primera persona como las padecidas a través del entorno, son parte de los pensamientos llamados “invasores”. Cuando una persona recuerda un instante y ante él tiene el pensamiento como un espejo en donde se reflejan la realidad la esquizofrenia y la psicosis. La salud mental está siendo preocupante en todo el mundo, eso, y la longevidad. Tal vez existe más especialización de materias como la senectud y hay geriatras que se encargan de nuestros mayores. Es durísimo dejar un familiar en una residencia. Esto, asociado al cargo de conciencia acaba siendo un motivo aprovechándolo como ejemplo de lo que quiero explicar. El Asociacionismo Inglés es una teoría con una razón tan evidente que es conocimiento de la psique.

el espíritu de Nietzsche

Orden en el caos 01

El espíritu de Nietzsche campa despechado por todas las redes sociales, porque ¿se hubiese vuelto loco de haber vivido en esta era? La soledad de Federico Nietzsche no sería la misma, seguro que se haría el puto amo de Twitter, donde con 140 caracteres le pondría a cada i su punto, a cada párrafo su impronta, volverse loco es demasiado fácil pero vale la pena apretarse las tuercas por un amor en la calle, un amor que te quiera y tú lo quieras, un amor que te haga sudar, que te haga gemir, que te saque de tus casillas, o que te haga reír. Vale la pena la locura del amor, esta, está prescrita por todos los psiquiatras, el mejor efecto placebo del mundo, que nos vuelve tontos, ñoños, calzonazos, ya no se leen los destinos en las palmas de las manos, se leen en las cremalleras de las braguetas, en la talla de los sujetadores, Nietzsche se moja en leche los mostachos, hace popó con plenitud, se parte de risa con el imperativo categórico, se descojona con el asociacionismo inglés, risa inoportuna en los entierros, corre a toda prisa y todavía se preguntan si se sulfura escuchando David Bowie en la radio.