el patio de la vecindad

…Cuídate, cuídate del hartazgo, no sea que se seque tu gran esperanza, que cada mes a mes es largo, es largo. Bájate, bájate al rellano, donde haremos énfasis sobre el buen verano, y criticaremos a todo hijo de vecino, así está establecido en las reglas del patio, reiremos de la cojera singular de fulano, con ojos de un ángel desnudo y divino, en la tertulia voraz de un tal mengano, con la modista que dista su eco de hilo de trabajo fino, haciendo de vocero zutano perdiéndose en griterío, con la égloga de ciudad de un perengano que desconocía fuera vecino. No es que se nos acabe el mundo, es que lo que termina es el patio de vecinos, se escuchaban las fritangas hervir y bríndase la pitanza para seguir por el ronroneo de ella, que si patatas bravas, bocata calentito y paella, se escucha a los niños gritar, ponle el chupete y que se calle ese niño, si es que te abría el apetito al entrar a la escalera, mira vecina éramos tres hasta que murió su abuela, ahora somos otra vez tres, ya que en lugar de la abuela puso la nuera, déjate de gaitas que se te queman los molletes, viene este a almorzar, diez y diez son veinte, tienes croquetas en el paladar, dame un poquito de agua ardiente, se recogen las sillas que había en el portal puesto que arriba septiembre, mira vecina vengo a por sal, llévate estas pocas de judías verdes, tengo las puertas abiertas de par en par, anda vecina y ciérrala, no vaya a ser que alguien entre…