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Soledad necesaria

La soledad a veces es necesaria. Después de haber vivido momentos difíciles, es necesaria la soledad. Recuerdo la soledad en una celda, quizá sea esa la más dura. Cuando te cierran la puerta en una celda sientes frustración, pero solamente cuando llevas un rato notas duramente la verdadera soledad. También es dura la soledad del sanatorio mental, aunque te acompañan los sollozos de los locos agonizantes. Imagínense que terror. La música de ambiente de los manicomios. Nos creemos que estamos libre de la soledad, pero ella es la sombra que espera detrás de la juerga de ayer. Cuando acaba la fiesta y todos se van, y te quedas tú solo. Te queda la compañía de los fantasmas y el vacío de las otredades. La soledad es un espejo donde recaen las cosas ya dichas, donde te escupen los recuerdos de lo que en dicha se dijo. Maldices y cotejas la soledad con lo que estando en compañía te pasó por alto. Cuando en soledad se meditan las cosas que no se meditaron en el momento en que ocurrieron. Y te odias, te odias por lo que no dijiste, por lo que no hiciste. Por el acto que te haga justicia. Muchas cosas se perdonan al instante, pero en la soledad te pasan la factura preguntándote por qué te pasó por alto aquello que estando solo jamás perdonarías.

AL PARTIR HAY UN VACÍO

Hoy día 14/10/2010 te hemos dejado en el aeropuerto. «El Aeropuerto», ese lugar al que acudimos cada año, lugar que es un cruce de destinos, lugar donde empiezan nuestras esperanzas y también donde concluyen, esperanzas de regreso, esperanzas de volver a ver seres queridos, lugar adonde se entrecruzan las vicisitudes y las orfandades de patria, lugar adonde la cosmopolita actividad es un punto en la geografía de este mundo, mundo desigual e injusto. Te hemos dejado en el eropuerto y la tristeza ha superado a tu madre. Recuerdo momentos vividos contigo, momentos a veces duros, otros de gran alegría. Quiero que sepas que siempre estarás en nuestros corazones presente. Esto no es un Adiós, esto es un hasta siempre.

MIRANDO AL MAR

Miras al mar, miras la tele. Sigues el espectáculo por entregas de Belén Esteban. Lo ves por que eres tú, es tu vida. La gente sigue a la Esteban o por que la odia, o por que la quiere. Belén Esteban es el estereotipo mundano del extrarradio, es el espejo orgánico de la gente común. ¿Es princesa del pueblo o del populacho? ¿Es madre coraje o madre oportunista? Belén Esteban es el paradigma de todas las tele-realidades. Su vida es la nuestra y la nuestra sale por televisión. ¡Basta ya de eruditos! ¡Viva la casposidad! Miramos al mar y comprendemos que la vida resulta dificil. La gente mientras sigue la edulcorada novela amarilla de Belén Esteban se olvida de las letras impagadas del banco, de las deudas de fin de mes, de conflictos laborables, del pisoteo entre unos a otros, del tráfico agobiante, de los inoportunos fracasos del día a día, de los recortes, de los ahogos, de los tedios y de las soledades, la gente que mira a Belén Esteban se mira así misma y se imagina espectacular, la gente sale de sus miserias y se conforma con verla recien operada y feliz, se habla demasiado sobre ella por que todos desean verla una vez más, se exige verla en la pequeña pantalla por que su vida nos pertenece, el vulgo la solicita aunque sea del todo vulgar, Belén tiene una corte de pelotas y de detractores, tiene a crápulas novios que la chulean, tiene amigos que son también sus enemigos y enemigos que solamente desean ser parte de ella, en eso se resume la vida, y la vida es espectáculo. ¿Qué será de ella cuando Andreita crezca? ¿Qué será de ella cuando de ella se cansen? ¿Qué será de sus prepotentes respuestas y de sus poses de madre súper-estrella cuando el pueblo esté harto de todo? La respuesta no la sabemos, pero yo no pienso perdérmelo.