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Capplannetta y Sevilla

Llevo con gran orgullo mis raíces andaluzas, pero sobre todo el haber visto Sevilla. Sevilla City para el movimiento Hip Hop, ya que dicen que es la capital (Sevilla) del movimiento. Porque Sevilla no es sólo la Semana Santa, las tascas de tapas y la feria de abril. Sevilla es una ciudad bellísima, de las más bonitas de Europa. No sólo también por su folclore, sus monumentos y su belleza andaluza, Sevilla es para mí misterio, embrujo, misticismo, arte y pasión, y sentimiento. Grandes pintores, poetas y gente ilustre anduvo por sus calles. No sólo tiene encerrada las vísceras del mundo tropical, ya que, solamente he conocido dos ciudades con magia, Sevilla la una, y Lima la otra. Hay que vivir las ciudades desde sus amaneceres, desde sus madrugadas y desde sus auroras y crepúsculos. En Sevilla conocí la picaresca, en Barcelona también, y en Lima también, en Madrid conocí el mundo oscuro del vicio y los antros cochambrosos. Andar por la calle Sierpes es toda una experiencia, y ver la Giralda desde la plaza de España es algo bonito, pero el barrio de Triana es algo con duende y fundamento que hace ver de Sevilla la quinta esencia de la antigua Andalucía, es como visitar el viejo Callao, o la taberna Santiago Queirolo en Lima. Vuelvo a repetir que Sevilla City es la capital del movimiento Hip Hop porque han salido de ahí muchos MC’s y productores buenos, y en el mundo del flamenco está el octogenario cantaor payo de Villanueva del Ariscal, Márquez “El Zapatero”. Gran cantaor sabio y sevillano. Algo bello en Sevilla es un paseo en coche de caballos y contemplar por la giralda parte de la idiosincrasia sevillana que son sus blancas palomas. Sevilla es universal, y una ciudad digna de ver. 

Capplannetta y Sid Vicious

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Recuerdo el año 1995, y sobre todo recuerdo el mes de agosto de ese mismo año, por aquellas fechas yo bajé para Sevilla, y estuve en el pueblo de mi padre, llamado El Ronquillo. Por aquella época yo bebía alcohol y fumaba hachís, y en ese pueblo pasé unos días que tuvieron cosas buenas y otras no tan buenas, las denominaría como desavenencias con alguna gente. Al parecer mi gente cercana estaba preocupada por mi riesgo de próxima locura, y recibí consejos, advertencias y reproches sobre mi vida de punkarra de medio pelo, ya que en esa época yo tenía un cuerpo delgaducho y me parecía (según decían) al bajista de los Sex Pistols Sid Vicious. Mi manera de vestir y mi vida desaforada hacían pensar que tenían razón. No era mi intención parecerme a Sid, tampoco trataba de imitarle, pero en ese pueblo pequeño daba la nota. Lo siento por mis padres, pues no lo pasaron bien, recuerdo hechos que ocurrieron en esos días que han repercutido en mi vida para siempre. Aunque yo, cámara en ristre, hice unas magníficas fotografías tanto en el pueblo como en Sevilla capital. Me reencontré con la niñez de mi padre, pero a él no le gustó que fuese yo a su pueblo sin mis padres. Quizá de otros males que no diré me hubiese librado. Pero la vida habría que vivirla naciendo dos veces, aunque algo que no sé explicar nació en mí desde aquel agosto de 1995, es un misterio, cuando llegué a casa de mis padres me compré un cuaderno y comencé a escribir, hasta ahora.

Sevilla, pura Sevilla

Sevilla, callejon sin salida

Esta calle de Sevilla en el barrio de Santa Cruz simboliza bien el embrujo y misterio que está impregnado en la capital hispalense. Reparen en el detalle que en el letrero cuadrado de encima pone el callejón de las moradas, creo que  igual misterio guarda la cancela como el interior del callejón; la de historias que abran ocurrido tras estas paredes, y evoca también a la Sevilla árabe en la que tantas veces te sientes embrujado tanto en las noches como durante los días estando en Sevilla. Me llamó la atención los tres colores juntos en la entrada. Seguramente este sea el acceso a las puertas traseras de las viviendas colindantes, no sé, Sevilla, pura Sevilla.