Me quedo sin respiración, respiro en un vaso,
aunque parezco estar en los Alpes,
y mi fe y mi esperanza solitas
se ahogan, solitas se ahogan,
aprieto los puños y doy
un eterno suspiro que evoca
a la verdad del mundo, sin reparar en las varias
realidades que este mundo arrastra,
sin duda, es un ataque de ansiedad,
pues nadie es el culpable,
en este mundo no hay culpables,
reparo en mis miedos
y los encuentro descalcitos
en un suelo mil veces frío,
y no existe culpable,
en este mundo no hay culpables,
repaso mis sentimientos,
pues éstos suben y bajan,
y se encuentran vacíos,
y no existe culpable, no lo hay,
entonces díganme ustedes
quién es el culpable
de mi orgullo a soterrizo,
¿Dónde está la raíz de este mal?
Nadie es el culpable de este lío
aunque siempre hay un gracioso
y también hay un listo, fanáticos estos
de la última palabra.
Entonces, ¿nadie tiene la culpa
y nos hemos vuelto locos porque sí?
¿Tendrá la culpa el aire?
¿Porqué no arrancar el problema de raíz?
Es que la vida es así porque es vieja.
¿Si el tóxico es el culpable dejan
los demás -que no son culpables-
que el tóxico intoxique?
¿Nadie tiene la culpa?
¿Quiénes son más tóxicos, el populacho,
la gente con graduado de estudios primarios
o la banda de elitistas cultos y guays?
Señores, no me hagan reír,
basta ya de hipocresía.