Archivo de la etiqueta: la tarde de mayo

Capplannetta y la tarde de mayo

IMG_3159

Si me mantengo distraído me mirarás la sombra por curiosidad veterana y usarás el drama para decirme que no venga, si me conformo tú te vas porque crees que estorbas y yo me preocuparé de sentir aquello por lo que soy hombre todavía, y si te digo voy y me quedo para que tú te escondas no encontrarás sitio porque te dirán que es una broma, te dan miedo las bromas porque te acribillan la sonrisa. La tarde es un milagro que la mañana presentía pero jamás esperaba; la tarde de mayo es un cielo azul con algún momento gris de plástico suave de melancolía y desvelo, por ti canto la misma canción siempre e hice plegaria de mi inocencia en mi pasado y subí un molote de presencia incómoda, la tarde de mayo sueña un agosto que guarda en su regazo de mujer joven y digna, como estirpe extinguida en la soledad, como aroma que ha huido en el café, como pensar en lo inútil que es morirse en vida, con lo cara que está el coste de la vida, que te ciega como a un iluso o te hace cáscara vacía que se tira al aire, escupitajo que te habla a ti solo, ¿y qué dice? Nada dice, es la lejanía de una lluvia que se aleja, la tarde de mayo es un bostezo sosteniendo a la mañana, con la primera luz del alba la tarde se hará una guadaña, para segar la espiga que se traga el viento, y el viento no puede ni tragarla ni sacarla, el viento crece de enajenada marejada, la tarde de mayo es el sueño de un crío jugando con hormigas cabezonas a las que le arranca las antenas, la tarde de mayo será remplazada por cuatro lúcidas palabras dichas a una edad temprana, crece la multitud en los cielos que arrasan, y el hombre se queda en casa, aunque hasta allí llegan las bocanadas de la noche que no entiende de linde, de pared, de tramontana. Tarde, que llegas tarde, ¿porqué vendrá la madrugada? Porque la tierra gira y gira y más que girará desnuda en la palabra, que no es la tarde, que no es la tarde, dijo ella mientras el hombre esperaba. En el reloj eran las 20:00 y el verano esperaba tras la mirilla. La tarde de mayo se pliega como una butaca de playa.