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Capplannetta a contracorriente

A veces me gusta discrepar en contra de una opinión que no me cuadra e invito a la polémica, mucho mejor en la escritura que en la charla, aunque no pretendo ser como un burro obcecado en una idea pero tampoco un polemista. Me vienen a la cabeza esos versos del poeta granadino Federico García Lorca, siempre Lorca, de …El barquito de vapor está hecho con la idea que el echándole carbón navega a contra marea… estos versos que pueden parecer meras rimas facilonas, están plagadas de simbolismo y de realidad, realidad que yo me atribuyo, pues ese siempre ha sido mi talón de Aquiles, por ello muchas veces me pregunto: ¿se pueden aplicar parámetros políticos a la literatura que se escribe hoy? O por el contrario ¿Podemos entender la literatura de este presente como algo aleatorio a funciones como la social, la psiquiátrica o lo emocional? Porque creo yo, que ahora, tal y como está el mundo, ser políticamente sentimental es un plato frío que no se come nadie y el que se lo come lo hace recalentado. Yo creo que toda literatura sienta sus bases ya sea en lo político, lo social, y lo psicológico, sino tengan ustedes en cuenta los escritos de Ramón María Del Valle Inclán o Dostoyevski, o el Antonio Machado de su etapa última, así como si nos cruzamos el charco, nos topamos con Gabriel García Márquez en su novela Cien años de soledad o en otro aspecto los cuentos de Juan Rulfo, incluso Juan Carlos Onetti y (Los ríos profundos) José María Arguedas, como también la obra biográfica de Reinaldo Arenas tiene (no toda) un trasfondo político y social, se habla de socialismo contra el capitalismo, haciendo una comparativa vivida en propia persona, como también las crónicas de Pedro Lemebel, aunque sí nos vamos a una forma de narrar más social haciendo hincapié al mundillo de los escritores encontramos a un Roberto Bolaño y en la misma línea a un Enrique Vila-Matas. Ay, amigo, mejor escribir sobre lo social, sobre la poesía de la experiencia, tal y como ya hicieron otros antes que nosotros mismos. Nadie es más que nadie, en eso tenéis razón, nos aplicamos el cuento. Si yo escribo sobre un uno por ciento, desde mi ignorancia, y desde lo poco que suelo leer, eso, amigo mío, es ir a contracorriente y por ende contrarrevolucionario, y ese es el grano en el trasero de los verdaderos moralistas dictatoriales, que suele haberlos conociendo por encima el tema de la censura, en todas partes cuecen habas.

Capplannetta y el COVID-19

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Llevo años de encierro por circunstancias de la vida. Ahora hacen lo mismo que yo he hecho millones de personas. Si no estuviera muriendo tanta gente diría aquello de “joderos”. Pero la cosa es seria, va en serio. Parece una cuestión de venganza pero por obra del destino o de la divina providencia he encontrado un aliado para que los demás comprendan mi triste día a día. La cosa es seria, como mi problema, pero el COVID-19 unirá a la gente, cosa que no ha hecho la política, ni las redes sociales, aunque una cosa es cierta, sin Internet el COVID-19 sería algo más que una pandemia, es decir, tendría dos aspectos que la harían más dura de lo que lo es hoy y ahora. Tendría el aspecto en sí como enfermedad, que es muy preocupante y peligroso, y el otro, el aspecto tóxico de la mala televisión. Esa pobre gente que vive en cuarentena y la que se encierra por prevención, a veces no tiene nada más que la putrefacta televisión. Pero Internet, insisto en ello, nos ha salvado la autocrítica y la variedad de contenidos. Ahora es momento para estar en familia, para estar en casa. Mi hermano hace unos días me envió un enlace interesantísimo, un artículo donde se expone el prólogo donde Enrique Vila-Matas nos habla de Toteking (rapero de los inteligentes y cultos) y al parecer ha escrito una novela un tanto peculiar, Búnker se llama, en ella está escrito el prólogo que le pide el autor a Vila-Matas. Debido a mi reclusión, ya no por el COVID-19 sino por otras causas, diré que me hice acopio de varios libros que Vila-Matas hace a Toteking, el primero Guía de Mongolia de Svestislav Basara, libro que no he podido conseguir por su publicación en Tapa blanda, o sea, papel, está en muchos lugares pero una cosa que me dejó la droga como efecto secundario es la sed de inmediatez, también ahí nos sugiere otros títulos que sí he podido conseguir, uno es El Tercer Policía de Flann O’brien, un libro divertido con gran ingenio, el segundo Aforismos de Lichtenberg y el tercero Tristam Shandy de Laurence Sterne, los he comprado de inmediato, porque visto lo que escribe Vila-Matas sus lecturas no pueden perder ese sentido humorístico que su obra tiene, cuidado con COVID-19.

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