
Podría ser un alcornoque que descubrió el arte y la literatura a una edad tardía. Pero no pretendo aburrir a quienes me lean. La literatura, y en especial la poesía, son bellas artes. Debido al cerebro de corcho de algunas cosas paso el relevo a Capdesuro (cabeza hueca). No es falsa humildad, ni tampoco estupidez. Es un cambio de aires que llevaba durante mucho tiempo en un proyecto embrionario. Han pasado cosas en mi vida buenas y otras nada de buenas. Aquellos sueños que compartimos en el pasado se han ido desmoronando con el tiempo. Existe una creencia en la que los sueños se comparten al desnudo y eso es contraproducente. He huido de según qué alimañas. De déspotas fanáticos de la última palabra. Aún tengo esperanzas de futuro. Pero las esperanzas y la fe a veces no germinan de palabras. Sino de silencios y desmayos matinales. Tengo planes de futuro y gracias a la generosidad de algunas personas mi esperanza se ha renovado. Los bancos me tienen atenazado. Debí haberles hecho caso a mis padres. Ellos me dieron consejos, y uno de ellos es no deber nada a nadie y menos a un banco. En fin. Es mentira que el trabajo dignifique, a veces es indignante. Es mentira que la vida tenga un final feliz. La vida acaba mal, tan mal, como la soledad y la muerte.