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Capplannetta se cuestiona la vida

¿Cómo se debe ser para ser un ejemplo de buen ciudadano? ¿Ir los domingos a misa? ¿Revolotear como las mariposas en verano? ¿Ser el más prudente en la autopista? ¿Perder a los villanos de vista? ¿Vivir para amar sin antes sentirte vitalista, correr temprano y comer sano?  ¿Pedir al mundo que no sea fatalista, falangista o luterano? ¿Empezar por el postre y dártelas de optimista? ¿Recitar los verbos conjugados? ¿Hacer frases de sujeto, verbo y predicado? ¿Ser oficialista? ¿Buen ajedrecista? ¿Pasarse la vida entera en la cama acostado? ¿No ir de victimista? ¿Procrear, amar, cogernos de la mano? ¿Ser un latinista que en latín titula poemarios? ¿Tener cuidado con la vida, los excesos y el hartazgo? ¿Visitar a quien te hace las visitas? ¿Peregrinar a los lugares donde nadie ha peregrinado? ¿Ser bolchevique, un anarquista, un camisa negra, el peor fascista? ¿Ser un alarmista que empotra su coche contra un supermercado? ¿Ser español, ser andalucista, ser santurrón, ser un sátiro bromista? ¿Ser aquel que dejó la huella de sus pasos? ¿Ser un delator? ¿Ser un autostopista? ¿Ser un tarugo y no tenerlo nada claro? ¿Ser un ahorrador? ¿Ser un marmolista? ¿Quedarte petrificado? ¿Ser un perdedor? ¿Un colgado? ¿Ser un mileurista? ¿Ser un pringado? ¿Ser lo que te sugiera la vista? ¿Ser un infractor, un viejo verde, un bigardo, un acusador, un pájaro pasmado? ¿Ser defensor de una causa feminista? ¿Ser asiduo en ir al dentista al menos una vez al año? ¿Ser algo costumbrista, ser el padre de una artista, ser un mojigato? ¿Ser fuerte ante el dolor, ser buscavidas o tal vez un impostor? ¿Ser un esquirol en un altercado huelguista? ¿Estar educado por la televisión, ser un arribista, cosechar de lo sembrado? ¿Ser un populista, ser un surfista o un flipado? ¿Ser un líder socialista? ¿Ser un psicoanalista, ser tendero que deja fiado? ¿Ser oportunista, ser trotskista, ser o no ser, serlo todo, o ser un ignorado? 

Capplannetta: la llegada a la meta

Corro y corro aunque quisiera ser una piedra más, un guijarro inútil, que ni se mueve ni para quieto. Yo quisiera que os ayudara mi alegría, aunque diría que la malgasté en botica y ahora no tengo dinero ni para pesarme. Recuerdo un niño que fue niño como todos los demás. Jugábamos a la pelota en los parques. Y yo me apunté a actividades extraescolares. Me dediqué al atletismo. Entonces sí estaba delgado. Aguantaba corriendo tramos y tramos sin cansarme. Gané varias medallas. Pero hace tiempo que llegué a la meta. Toqué fondo y ahora corro y corro. De pequeño me encantaba ir a la pastelería El Cisne. Qué bien olía ahí dentro. Era como la casa de Hansel y Gretel. Mi madre me compraba un cruasán, y estaban deliciosos. Soy un romántico. Estoy repleto de nostalgia. Pero la nostalgia implica a aquellas personas que la viven contigo. Siempre quise tener una mujer morena. Como los cuadros de Julio Romero de Torres. Todavía conservo un billete de este pintor. Me gusta guardar tesoros que parten desde la nostalgia y queda para el futuro de este mundo de progreso absurdo. Soy un romántico. Todavía conservo el primer libro que leí, también conservo unos pocos cuentos pequeños, y mi libro gordo de Petete. Conservo muchas cosas del pasado. Mi hermano me trajo unas cuantas. No tienen valor económico, pero sí sentimental, y es que soy un romántico. El coleccionismo breve es la prueba de que llegué al fin a la meta. No conservo mi medalla de oro de nacimiento, la empeñé por veinte Euros. Entonces estaba mal, pero muy mal. Dicen que ha venido la primavera, pero yo sigo teniendo frío. Me tapo con mantas de poliéster. No soporto mantas pesadas. Dicen que ha venido la primavera, y tienen que estar anidando los gorriones en los tejados. Cuidado con los gatos. 

Capplannetta lee en bicicleta

He leído demasiadas veces en bicicleta, ya que soy Capplannetta, tengo la credibilidad de los que viven con el agua al cuello. Pero no me puedo quejar, he corrido, he ido a nado y ahora voy en bicicleta. El triatlón de un anfibio cautivo del vademécum. No suplico una lágrima, quiero tu sonrisa, y si te encuentro triste te ayudaré con mi edulcorada alegría. Recorro puntos como rutas desde Sabadell a Constantinopla. Me gustan los paisajes que no veo, me caen bien las personas que no conozco, desconfío del aliento de los abogados. Soy amigo de burócratas que exigen revolución, soy amigo de las flores de Oriente y tengo una costilla rota o herida desde que traté de conocer el resultado de la gran verdad del mundo. ¿Para qué quieres ser amigo del ilustre parnaso de poetas engreídos? Si a ti sólo te consuela tu poesía fugitiva. Me voy, me recorro el barrio en bicicleta, porque yo soy Capplannetta, un capgrós en pijama, un capgrós sense planeta. Ustedes inténtenlo, pues no hay nada mejor que leer en bicicleta. Remover conciencias, sacrificar un verso por no hacerle daño a una mujer. Huir de las lindes y de todas las fronteras, epitafios amontonados en el lugar de siempre. Yo quiero ser enterrado en un oquedal, en la profundidad de un Dios con angustia existencial. Quiero ir en bicicleta y pasearme por los carriles-bici de ciudades peatonales. Pedaleo y pedaleo, algunos se han cagado en los calzoncillos subiendo por los puertos de montaña. Prefiero ir en bicicleta y bajar cuestas sin esfuerzo, cuando una cuesta arriba requiere plato pequeño sudo la lipotimia  de las rutas en ayunas. Soy postmoderno y soy primitivo, lo que no soy es tardío, nací en un tiempo preciso. Trato de no molestarte, vecino.

For Capplannetta black is beautiful

Adoro la plata del reflejo de luz en tu piel. Me aproximo a tu azul de noche y swing de jazz que pulula en los charoles. Yo quisiera ser amigo de reyes que dormitan en Harlem y buscan con una linterna las minas del rey Salomón entre los trasteros. No han inventado máquinas ni artilugios, han creado alma y espíritu para la humanidad. La marimba y los bongós trasmiten el bombolom de macadamia. Para usted, mi antepasado, mi tatarabuelo, mi ancestro olvidado, mi pariente remoto, deseo para ti paz, progreso, evolución y revolución industrial en este siglo donde la sangre vale menos que el coltán. Me sueño entre las selvas de Guinea, y brújulas sin norte buscan el negro de tu color milenario en las cloacas de una Europa desdentada. Me gusta tu color, lo sabe, lo sabe Dios. Dios, que es un anciano sabio, como Moises, como Leonardo, como Zoroastro, que derraman la bendición a los traficantes del sacrificio, sacrificio que gritan vigías del palabro como cáscaras podridas. Bendigo vuestra causa que ni insulta ni ofende a los que saben de vuestra biblioteca eterna. Compongo estos trazos con un arrullo que quiero gritar a los dueños de la pesadilla en el amarillento oprobio. Busco tus misiones en la NASA, las recopilo en mi mapa sentimental. Alma de imagen y bronce, y tacto de negro terciopelo. Me aúpan los antiguos andaluces que conocen la astronomía del universo con una mirada puesta en las estrellas. Soy tu Capplannetta que borra con goma de lápiz las injusticias perpetradas por el asqueroso oro negro. Ellos como amantes de la sal mineral me avisarán del hallazgo de espiga en el diamante destinado a las princesas antojadizas. Lo negro es bello, jamás el corazón negro. Cuánto daría por un beso de esos labios de carne opulenta para ver el asombro de las conchas tan crudas por dentro. Reinas del extrarradio se esculpirán sus venas yugulares. Quisiera estar en tu Guinea y cruzar mis piernas y mis brazos ante la puerta del no retorno. Todavía esclavo, después sabrán que es mejor ser cimarrón libre que un esclavo del odio, ellos serán rabia e ira como una ola del mar levantisca, de salitre, espuma y un blancor donde fallecen de azuladas profundidades estallidos de culpa. Santa Isabel desnuda por Bioko ante los desmayos tras la patria del esculpido hombre que persigues. Haces muecas junto a tu árbol de cacao, te sientes bendecida por el mango en los yogures. Te voy a querer para que sientas que ser humilde es fundamento, aunque no deseo cloroformos arbitrarios ni escarnios entre fotos antiguas. No te olvides de tu promesa al viento. 

Capplannetta y el adiós constante

A veces no puedo mantener un conexo entre lo que digo y lo que pienso. Tras los ojos de tu teléfono suena con más fuerza el pulso que el murmurado dialecto. Yo no comprendo este dolor mío y éste adiós constante, te suplico, yo te imploro, pero te vas yendo y mi vacío es un ciego hasta-luego, volveré, te lo prometo, me dices tú y yo te creo, te creo, como un niño al que le prometen juego y después llora con la esperanza de lejos. Mi realidad no es la tuya. Yo en tu realidad te prometo un devorado esqueleto de pájaro pequeño, cruzo autopistas, atravieso empeños, busco la verdad del agua en el óxido del hierro. Conquisto ciudades que no quieren extranjeros, trepo las cornisas miedoso por respeto. Y siempre el adiós constante se hace más y más grande, yo me bebo mi propio veneno, y me sacudo, canto luego, y descubro en los úteros del tiempo que soy el último, y el primero, por un lado tu recuerdo, por el otro me entretengo. Yunta de esclavos atraviesan los invernaderos, cogen dormideras, cogen yermos lascivos vientos que tormenta se harán cuerpo adentro. Patíbulos de criminales confesos te castigan la fiebre del elemental alfabeto, y discrepas con los solteros de sí el matrimonio es malo o es bueno. Yo me voy cansado y de noes repleto, cautivo me encontraré en los hogares desnudos por completo, anfibio tú rondarás el espacio que aparento, y lagartijas y estrellas de mar serán tu esperanza y consuelo. Que no me digan jamás que lindo con mi pensamiento, no interpretes una verdad que es vacua como el que se agacha a coger un céntimo. Ya llegaron las llagas, y te escupo y te muerdo, ya no serás más adiós constante, serás lo que no me atrevo a mirar aunque lo intento. Seré un sueño estando despierto, serás trago de alcohol, risa y sueño del vuelo.

Capplannetta, historia de un Nopasenada

Esta es la historia de un pensamiento llamado “nopasenada” y caminaba desnudo en el invierno, vivía con apretado trasero, “nopasenada” estaba entre lo dicho y lo hecho. Éste pobre “nopasenada” algún día será fiel mal aliento, yo he visto tantos “nopasenada” que andan con miedo y tiemblan cuando les hablan… Es un “nopasenada” acaso sin remordimientos, no pretende vengarse e irse a la guerra mañana, es cobardía y miedo al mismísimo miedo. Ocurre por las calles un “nopasenada” haciendo simulacros al ver sus huevos anidando en la oscura ventana del “losiento” pero éste que “nopasenada” se ha asomado al abismo y ha sufrido el intento de volar alto y volar “nopuedo”, y no es porque yo no quiero, o porque lo pregone circunspecto, este “nopasenada” se está durmiendo “losiento”; de un lado el agua sucia y al otro lado el vértigo. Se ha propuesto “nopasenada” en no levantar los pies del suelo. Tiene varios amigos, un “yonohesido” desposeído de argumentos, tiene también un “quieroynopuedo”. Pobrecito “osloruego”, pobres de mis pensamientos, pues de vosotros miedo “yonotengo” tengo miedo de mí sesgo, que las quiere y las desea pero “yolointento” encontrarme lejos de tanto adjetivo suelto, yo quiero a lo compuesto como dulces “tequiero” siniestros. Una mañana llegó un “nopasenada” y se hizo sujeto, verbo y predicado, mezclaba sustantivos en su propio subdialecto y se anticipó un pronombre, tal vez yo, o tal vez tú, o quizá ellos. Al salir desde su propio alfabeto palabras de un subdialecto dejó a todos perplejos, le preguntaron y a la vez rieron ¿nopasenada? ¿Quévaapasar? Se puso nervioso y compuesto como si fuese un insecto, le arrancó un complemento directo, y el “nopasenada” se hizo un “losiento”. Hubo risas, hubo gracias, chistes y él que era adverbios y verbo, no pudo ocultar un “nopasenada” y un de veras “losiento”. Pidió disculpas a la RAE, les dijo volveré limpio, fijo y con esplendor, y tal complemento lo hizo indirecto. Se alejaron “losiento” con “osloruego” tuvieron un hijo y lo llamaron “anhelo”.

Pido Piedad

Dedicado a Enric Casasses

¿Qué será de mi corazoncito echado a perder?
Esto es un grito desde el subsuelo,
una purga que soporta cada hueso del esqueleto,
de ese esqueleto anómalo que soy yo.
Me siento como un usado billete viejo,
a pesar de todo, el dinero es sólo dinero,
volátil, y a la vez tan necesario,
necesito no perder el aliento ni el resuello.
Tantas veces he llegado a pensar en serio
que mi soledad no es tu soledad,
he llegado a verme manchado, sucio, necio,
¿qué será de mi corazoncito echado a perder?
¿Qué será por Dios de éste miedo a quemarropa?
Que me destroza el equilibrio
sin respirar mar de tedio lento, lento tiempo,
que pierdo incauto derrochando
cada minuto a minuto que busco, indago,
en cada rincón de mi hogar y mi desgana.

Capplannetta y la prisa cronometrada

Prisa en la desesperanza, es un artefacto que se descompone. Un atril en un teatro antes de comenzar la función, una rodilla que cruje de tuétanos y sangre coagulada. Todo esto son retazos de recuerdos que se esfumaron en el olvido. Simular paciencia cuando estás desesperado es una autocrítica de preámbulos por las que derramarte, por el esperar mientras ayuno. Busco un lugar hacia donde ir. Un sitio en el que presentar mis credenciales, ya que no tengo lugar donde presentarme, y mucho menos, donde presentar credenciales. Quisiera encontrar a alguien que me dé una carta de recomendación, pero no dispongo de grandes proezas, nunca fui un buen empleado, ni soy ciudadano ejemplar. No digas que este poema en prosa se abre de pétalos como una flor, basta, para mí ya se acabaron los poemas escritos en la arena del mar, para mí ya se suicidan los largos poemas con una promesa mundana. No quiero engañar al lector con costuras, ni con bisagras ni cerrojos, quiero ser yo, aunque tenga la prisa de aquel que tanto me hizo esperar por una dosis de veneno. Ni las plegarias se han hecho para mí, cada vez me acerco más a escribir la última elegía, todos escriben sus memorias, yo me olvidé de mi pasado, ahora que me he hecho un hombre bueno, ¿me queréis devolver la libertad que era tan mía? Y la respuesta es no, prendieron fuego a mi paraíso, mientras yo vegetaba con la carne de mi primer orgasmo de primavera.