El suero de la gran verdad

El suero de la verdad es un bote que te suministran de poco a poco. Supongo que lo harán así para que no te vuelvas loco. En la película “La Naranja Mecánica” le suministran al Drugo Alex la técnica Ludovico. Un conejillo de Indias con el que se prueba el tratamiento a seguir. Y lo toma porque ignora de qué se trata. Él solamente quiere salir de prisión. Mientras el goteo en los ojos va segregando la materia con la cual se le corta su instinto criminal, pero, ¿y el libre albedrío? El libre albedrío es primordial, dice el cura del penal. Pero Alex quiere salir de prisión en cuanto antes y el politicastro comenta: —Vamos a convertir a este matón en todo un angelito. La droga se la administran con un cuentagotas y con los ojos abiertos de par en par, le niegan el nazismo, la violación de mujeres, la ultraviolencia que tanto le fascinaba. Mientras tanto se da cuenta del crimen, del verdadero crimen, que es el fondo musical. El divino Ludwig Van Beethoven, nada más y nada menos que le quieren privar del Cuarto Movimiento de la novena sinfonía. Le quieren quitar el gozo de ver crecer la hierba. La prisa vegetal y el hermoso placer de ver la putrefacta verdad de ver morir la fruta, los animales criando malvas que serán gusanos, el acto de estar vivo. Cuando se da cuenta del fondo musical grita desesperado. Beethoven no. Por favor no me priven de Beethoven. El suero de la verdad es la misma cosa. Te van dosificando la verdad intravenosamente, con un cuentagotas que pausada y paulatinamente va suministrando el suero de la verdad. De la realidad más evidente y pura. Más pura que el agua cristalina. El suero de la verdad es algo que no te deja cara de asombro. Poco a poco vas reconociendo la real entraña con que se cimenta el mundo. Pero todo esto es ficción. Es una película, y no quiero hacer spoiler y pinchar el hueso, el hueso que entierra el perro, el hueso del estoque justo en el momento de entrar a matar. El momento de la realización vale por un millón de oraciones. A ti lo que te pasa es que estás enfermo de cinefilia.

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