La Inteligencia Artificial dentro del arte

La inteligencia artificial es lo más estúpido desde que comenzaron las nuevas tecnologías a sentarse en el sofá de nuestra capacidad para pensar ante nuestra mórbida coherencia. La IA es dejar al azar frío del alma de la computación la gran virtud de todas las artes, la verdadera intuición de crear de forma pura sin artificios ni trucos de un azar loco. Pues no entendemos de qué manera fue creado, y pierde su sentido práctico. No le vemos las entrañas. Carece de alma. Es frío como mármol con escarcha, es pensamiento sin alma, sin sensibilidad, es del oro de la idea el oropel artificioso. Es perder el sur y a la vez el norte en una brújula enajenada. En un astrolabio sin estrellas. Es dejar en desuso nuestra inteligencia verdadera y perdemos la capacidad y el logro de pensar por sí mismos. Es la elección por un vacío que entra en el lugar de las humanidades sin la impronta personal de nuestra elocuencia. No somos humanos si dejamos el arte al azar imperfecto de una elección algorítmica. La verdadera razón que justifica el equivocado o erróneo lugar de la inteligencia humana. El azar de la inteligencia artificial es improbable, es una justificación sin fundamento que no da lugar al equívoco, a la causalidad fronteriza de las máquinas y el ser humano. No creo que la inteligencia artificial pueda crear una novela, pueda crear una obra de arte, y si por el caso diera sentido a la belleza, ya que toda la realidad se la quitaríamos de las manos al criterio de mujeres y hombres. Mujeres y hombres con el mérito de luchar por un motivo en sintonía con la pureza y la razón que nos ofrece la imaginación. Virtud de los humanos, mejor no dejar nunca de crear por sí mismos y dejemos a la inteligencia artificial que sea eso, artificialmente azarosa.

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