
Interminable, la noche es interminable, como una enredadera infinita, como un Orient Express inacabable. La noche, esa que nos vio nacer, es el bolero màs negro que nunca se acaba de bailar. La noche es un transbordo desde la bonita tarde. Noche maravillosa, espléndida magia de luna blanca, de aroma, y sándalo. La noche interminable es silenciosa como un gato. Es sigilosa, el ruido desde el silencio se agrava exageradamente. La noche guarda secretos que nada más conocen los amantes de tres en tres. La noche es cuando son pertinentes perfumes de mujer. La noche tiene un lenguaje de flores que no entiende la mañana. La noche es el mundo del panadero, ya no del basurero, sí del rocío en el verano, en el invierno escarcha lenta de la aurora la noche. En la mañana del verano dura veinte minutos, en la aurora del invierno dura cien. La noche infatigable dicen que ya no espera, que desespera, que perdió la esperanza. Pero de vez en cuando brilla un sol completo, que la hace generosa y con la ilusión desde antes de ayer. La noche no es de nadie. La noche quiere ser y no ser. Quiere una fuente, una liturgia bella, una contraseña, quiere un simulacro del silencio.