Libreros y bibliotecarios

Si son importantes los libreros más importantes son los bibliotecarios. Los dos, a partes iguales, se reparten la memoria del mañana. Los libreros te asesoran, te dan información, pero los bibliotecarios te lo ofrecen todo. Ya no sólo el libro en un tiempo limitado. Son los custodios de lo que la palabra debe ofrecer para ser futuro. Y también en el presente. Un librero es una persona que te ofrece cierta información, una importante respuesta inmediata ante las dudas y puede aconsejarte libros de una manera oral. Un bibliotecario te da información y te acerca a la literatura. Solicitas un libro que deseas leer, cuando llega te avisa, te llama, es un heraldo, sí, pero también es generosidad. Tanto libreros y bibliotecarios te entregan la cultura, les preguntas y te indican, les sugieres, te sugieren. Les hace gracia la obsesión de los libros por aquellos frikis interesados en libros raros. En una biblioteca hay bytes y papel impreso. Es el lugar silencioso necesario donde te introduces en la magia de un libro. Aunque sí hay gente importante entre libreros y bibliotecarios son los distribuidores. Poco se habla de ellos. Pero se encargan de repartir la cultura por librerías y bibliotecas. Al igual que te hablan estos dos profesionales, después te hablan los libros. Que guardan un mundo que desentrañas entre el gran enigma del descubrimiento. Ahora hay información, quizá demasiada, y demasiada información es necesaria como el trigo, como el centeno, como el maíz. Hay una cantidad de trabajadores en el mundo del libro, del pergamino, de la revista, el periódico, el legajo, el papiro, el códice. Hay restauradores de libros antiguos, hay investigadores, filólogos, todos ellos son los guardianes del tiempo en alfabetos y en lenguas diversas que resplandecen de sabiduría y la lógica del conocimiento.

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