Las supersticiones

Las supersticiones normalmente son para los toreros. Estamos en una época de supersticiones, profecías y demás nigromancías. Existe un oscurantismo entre lo real y lo verdaderamente absurdo. La novela esotérica se vende como la Coca- Cola. Y es que, como la religión, nos preocupa el futuro y la mortandad. Ser supersticioso es el nuevo paradigma, según algunas fuentes, del hombre posmoderno. Supersticioso o no eso nos lleva a relacionar las cosas malas que nos puedan ocurrir frente a las plegarias desatendidas. Pedir la extremaunción es algo que ahora no se realiza. Pero el ser humano es supersticioso porque existe la muerte. Y la muerte es algo que nos preocupa a todos, pero lo más preocupante es no tener ni empatía ni conmiseración con el prójimo. Yo tengo mis propias creencias, que aunque no estén beatificadas por la Iglesia Católica, son santidades paganas en un mundo de santurrones y beatos que se apartan de ellas por ser algo que les embelese demostrar cierta verdad divina. Odio los predicadores de Facebook y otras redes sociales. Creen que predicando la palabra de Dios están exentos de fatalidades. En tiempos de dictadura yo hubiera sido un pecador, pero más pecados cometieron todos aquellos que llevaban bajo palio. Yo no mataré ni he matado. Pero la raíz del asunto es que dictadores fascistas y la Iglesia han hecho estragos en siglos pasados e incluso en la actualidad. Creo en las plegarias atendidas.

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