Inventar Historias

Las primeras historias que relaté fueron mis propias mentiras. Después seguí mintiendo y llegué a perfeccionar lo que inventaba. Tras los diecisiete años dejé de mentir oralmente y lo empecé a hacer en libretas escribiéndolas a mano. Rellenaba poemas, alguna anécdota de manera exagerada. Mis historias inventadas eran mentiras como la de que tenía un hermano mayor que yo, también en el colegio decía que tenía una pastelería, y también otras que no diré, pero mi infancia y mi adolescencia en parte ha sido una mentira unida a otra. También inventaba historias en mis juegos con coches en miniatura. Jamás pensé que escribiría. Escribir por ejemplo ficción o autoficción es para mí algo que me gusta hacer. Para mí resultaba algo que me gustaba la actitud frente a mi frustración de indefensión. También porque quería aparentar lo que no era. Muchas veces se han reído de mí debido a que han descubierto la realidad. O sea, que las mentiras tienen las patas muy cortas, y se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Ahora sigo mintiendo pero con justificación, aunque verbalmente diga la verdad. Al encontrar la gran verdad de la vida dejé de mentir de forma oral. Los poetas y los escritores son todos unos embusteros. Existe cierto complejo de inferioridad para crear tanto mundo interior, con lo cual, no sé si es una virtud escribir historias desde la ficción. También mentía debido a mi ingenuidad. La verdad, y no es por alardear, tengo mucho mundo interior, y he vivido aventuras demasiado reales. Pero sobre algunas partes de mi vida jamás contaré nada. He vivido deprisa y hay cosas que mejor guárdalas como una custodia para toda la vida. Cuando mentía y, sabían que mentía, la gente no se reía en realidad, yo creo que les causaba pena o cierta tristeza. Ahora sigo mintiendo, pero miento inventando personajes, tramas y mucha sinvergonzonería. Escribir ficción es algo que me gusta, también la autoficción. Pero intento crear mundos que parezcan lo máximo posible reales y que no hagan aguas naufragando. Tener credibilidad en cosas de la vida, pero en literatura se sabe que todo tiene cierta mentira, aunque alguna cosa sea verdad, o la copiemos de escritores que nos precedieron. No creo en el hecho de ser epígono. He mentido mucho en esta vida. Muchas veces mentiras piadosas. Así es la cosa literalmente.

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