Si yo no fuera yo

Si yo no fuera yo mis padres irían distraídos alucinando en los supermercados, ninguna tristeza ahogaría su alegría, y soñarían quizá que me graduara en Harvard, mis hermanos se atreverían a cruzar el umbral de la puerta de mi casa, que reverbera de ecos y voces solamente mías; si yo no fuera una especie en peligro de extinción y fuese un primo hermano del silencio que se cansa de serlo, que cae derrotado porque se escucha hasta la entraña rozar la hiel, tal vez no me amargarían los dulces empalagosos, y los zapatos serían todos de mi horma perfectamente adecuada, cuando se aventajan los miedos a las incómodas posturas, cuando con los pasos nobles se angosta el camino de los hombres como yo, y la perspectiva toma otro tramo, otra raíz escandalosamente tozuda, otro discurso perpetrado por un coyote. Cuando yo soy el pájaro enjaulado y sirvo para reclamo de la caza en arbolito, y entre la paradoja y las mentiras desnudas se sortea mi vida como una lotería fraudulenta. Cuando ya eres pasado y el presente es impostura y el futuro es incierto como una efímera dentadura que se deteriora. Cuando me agarro a un clavo ardiendo y mi quemazón perdura entre las cosas que nada valen por que son daño sin la cura ni el remedio que supura. Si yo no fuera yo y mi casa fuese mi verdadera casa. Si yo ayudara con la alegría a la gente que aprecio y quiero, que de verdad amo, como transeúntes circulan ante mi desfachatez de despreciados lastres en viaje en globo. Si yo diera calma a la sed de los sedientos, que se torturan el nombre, que los sentencia el apellido. Si yo fuese rey y no mendigo, de esta calle que arrasa con una verdad cruda, como un pescado de semanas, apestoso y podrido; si encontrara coherencia a esta necia travesura que me aísla del teléfono, la calle, el parentesco. Y si yo no bebiera la absenta verde en este error de ser yo, esta mala noticia de ser hijo de un dios menor, de ser tiempo que descose las costuras mal cosidas. Si yo fuese un cerebro creciendo en una pecera y esta tortura fuese una pieza de puzzle que no tiene lugar ni cabida ni encaja en este mundo que en la cara me estornuda. Si yo encontrara el hilo negro de mi paraíso perdido, ay, ya ni me recuerdo, y no encontrarme con algo tan lejano que ni encuentra ni transita. Si yo no fuera yo, mi padre no tendría una pesadilla ambivalente entre el péndulo y el diván del psicoanálisis. Si mi voz no fuera mi voz y mi pescuezo degollado no sería la cicuta que me brota del hombro a la cintura. Si yo fuese un Pegaso y este ritmo, el ritmo de la quietud de los árboles, en éste tramo, fuese una rareza enteramente muda. Si la luz no fuese luz y la oscura sombra no fuese la guerra que eternamente nos perdura. Si mi ocaso se atreviera a desmembrarme y la muerte fuese mi última aventura. Si yo no fuera nada… ¿qué sería? ¿Sería la mitad de lo que se llevó mi silencio tras la noche azul? ¿Sería un adulto con la pena tan honda que vértigo da mirarla desde la azotea? No quiero ninguna plegaria tras el miedo, no quiero ningún desprecio dormido, no quiero que me presenten al psiquiatra que me ate a una cama. Quiero ser yo ahora que no soy yo. Si yo no fuera yo, ¿en qué mentira apostaría mi destino?

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