
Cierta vez escribí un texto que hablaba de los pormenores contraproducentes del racismo en una web finiquitada. En el texto hablaba de que puede haber en cualquier raza o etnia gente buena y gente mala. Lo publiqué pensando inocentemente que gustaría. Pasé el cursor o mejor decir el mouse por mi nombre y se leía perfectamente en el tooltip la palabra CÍNICO. La pregunta es la siguiente: ¿Porqué si me consideraban un cínico me publicaron el escrito? Eran gente de izquierdas, tenían música de Chicho Sánchez Ferlosio en la web. La web se llamaba “a contratiempo”. No recuerdo el dominio. Pero ¿quién era más cínico? ¿Ellos o yo? La gente que habla de razas o etnias, sean éstas las que sean están prejuzgados. Caen mal la gente de SOS RACISMO o los de Amnistía Internacional. A mí me llamaron a través del tooltip “CÍNICO”. Volví después de pasado un año. Y tenían puesta de banda sonora en la web la canción de Jorge Drexler el moro-judío. Me causó gracia comprobar que todos éramos unos cínicos, también porque descubrí que los cínicos, en realidad, éramos todos, yo fui el publicado. Si hubiera escrito de manera racista sería un NAZI o un Fascista. Se puede entender este escrito como una perorata o una anécdota irrelevante. Pero la gente es así. El cínismo cuando viene de la boca de otros es cinismo, cuando sale de nuestra propia boca es la razón absoluta. No creo y no publicaré en webs. Tengo ahora con un amigo que no es “cínico” precisamente nuestras webs. Aquellos que te señalan con el dedo proclamándose como progresistas o gente de izquierdas, son o pueden ser algunos unos cínicos, no generalizo. Como el que llama sudaka, payoponi o chiriguti a los latinoamericanos. Ellos nos llaman La Madre Patria, pero esta Madre se olvida de la historia que ha protagonizado.