Somos andando

Si algo he aprendido durante estos veinte años es a no meterme en la vida de nadie, a no juzgar y agradecer la buena vibra de la buena gente. He aprendido que si utilizas una bitácora como esta para expresarte, cuanto menos sepan de ti mejor. Y si algo he aprendido de un amigo mío es a escribir sobre temas de interés y no exponerse o no exhibirse porque te hace vulnerable. La libertad de expresión hay gente que no la concibe. Expresarte con libertad es casi imposible. No creo en la libertad, y mucho menos en el libertinaje. Voy a dejar de dar mi opinión en este medio. Hablaré de temas que interesen, pero sin faltarle el respeto a nadie. Exponerse es peligroso, ya que sabe la gente más de ti que tú de ella. No hay verdadera libertad de pensamiento. Con el tiempo la inmensa caterva de amistades que tenías desaparece. Y sólo quedan un reducto de dos o tres, pero son amigos de verdad. Desde este post hasta los siguientes escribiré menos. Seguiré fiel a la realidad que se siembra mediante la palabra, pero hablaré, no ya de mí, sino de nadie. Ni con indirectas ni mensajes subliminales. Iré directo al grano pero sin hablar de mi estado de ánimo, mis preocupaciones y demás historias. Sabe más la concurrencia de mí que yo de ellos. Yo soy un ciego ante un mundo observador. No quiero dar la brasa con mi día a día, así que escribiré poesía y temas que interesen. No pueden o no debieran censurarme. Pero la censura, la lapidación, el fascismo anda merodeando por todas partes. No sé si los fascistas son ellos o son otros los fascistas. No puedo señalar a nadie ni quiero. Es una gran cabronada pesada la vida.

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