Hacer burbujas con saliva

A veces hago burbujas con mi propia saliva. No para jugar como un niño tonto. Sino porque saliva es lo que me sobra. No se imaginan lo que es tomar un fármaco que te eleve el flujo salivar. Mis glándulas salivares la producen demasiado. No quiero decir con esto que se me caiga la baba. Dios no lo quiera. Pero un fármaco, cualquiera que éste sea, tiene efectos secundarios. No pretendo frivolidad con el asunto, pero hago burbujas pequeñas con mi saliva. Esto me lleva a recordar a mi infancia. En mi infancia las hacía con los labios. Ahora las hago en el interior de la boca. Sobre esto hay una historia un poco desagradable que recuerdo en mi adolescencia. En mi clase de EGB se crearon varias parejas de medio noviazgo. Y una chica, al besarse con su chico, le dio una sobredosis de saliva en un beso de tornillo que se estaban dando. Como consecuencia el chico comenzó a gritar exageradamente ¡me ha escupido! ¡Me ha escupido! Y nos partíamos de la risa. La chica es atractiva. O al menos lo era. Hace años que no la veo. Era verdaderamente atractiva, me reí bastante.

Locura (PROSIMETRUM)

La locura te persigue adentro y persiste afuera. Un hombre loco con la locura sin esperanza ni Dios. Un hombre está solo, tan sólo, con su condición. Un hombre puede ser estorbo, un ogro y un depredador. Un hombre que está solo si es bueno a la oscuridad no teme, ni le asalta sinsabor. Un hombre loco dejó su alma en su corazón, el corazón se lo robó el destino, el corazón bombea sangre en la hemorragia del lento dolor. Hay hombres tontos que te perturban sin ninguna razón, hay hombres listos que te hacen el avión. Los hombres son la misma cosa, las mujeres una bendición, el amor es todas las cosas hermosas que das sin interés sin mala intención. La locura a veces se cura, la imbecilidad no. Hay hombres buenos en el mundo, esos son los que quiero yo. Que te dejan la paz en lo profundo y se entregan a la amistad sin ningún temor. Hay teoría más práctica que ver la televisión. Existe el cine, la poesía y el amor, están los hombres buscando lo que ya han encontrado, los libros, la escritura, el milagro. La risa como música, respirar a pleno pulmón. Yo no creo en la locura, tengo una sola voz. Esa que oigo yo solo, la que templa y me da vigor. Dormir, comer y follar son placeres de sueño, sabor, y orgasmo como colofón. Saturan las hienas que parecen reír y llorar, que son carroña, eso son. Hubo una vez un loco que le preguntó a Dios, señor, devuélveme mi paraíso y perdió la razón. Un hombre se consuela con aquello que pidió perdón, aunque puedo intuirlo, aunque tenga mi solitaria voz. Yo soy ciudadano del mundo, soy lo que quiso el Señor. La desdicha es para el desdichado, y para el pecador la tentación. Soy mi callada penúltima canción.