Emperador del azul

El secreto que haya entre cielo y tierra poco debe importarme. Porque hay que resistir la soledad, ya que eres impuro, impío, e insolvente. No soy poeta epígono, tampoco soy poeta culto. Soy emperador del azul. Un emperador del azul es el que nace para ser la justicia y se juega la vida por una causa no resuelta. Cuando Dios se pinta de azul es el momento preciso. Hasta que llega el día de la ira y el emperador del azul se traga su propia flema. No da asco tragar flemas que son tuyas. Yo no he realizado ninguna hazaña. Llegué en el momento preciso y me removieron las costillas a puñetazos. Me duró dos meses de enfermedad y tres semanas de convalecencia. El emperador del azul es menospreciado por la élite suprema de los hombres conectados. El emperador del azul siempre es del abril, al abril pertenece. Ya quisieran muchos que me volviera loco pero lo que sí seré un viejo triste. El emperador del azul tiene su sosia reciente en alguna parte de este mundo. Heredero del azul también será emperador. Pero tiene que pasar por la mugre y la suciedad de las calles, los desengaños amorosos, pasar por el reproche de los despechados. Nos quitan el derecho de creer en el azul cobalto de la noche. También del charol brillante de las auroras nuevas. Los tiempos de antes eran mejores que los de ahora. Ruego a Dios que el heredero del azul no se vuelva loco. Pero tiene que comprender que la vida nos escoge y que cuando la intentamos escoger nosotros se escurre como una trucha ungida de vaselina. Es mejor tener esperanza que dar clases de moral, de contar historias con moraleja. De creer que todo es misantropía, muere siempre el crepúsculo.

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