
Hay poetas, muy buenos poetas, descubiertos bajo la cáscara del nepotismo descarado con críticas buenas aunque algunas son un mal trago. Son poetas que no son herméticos, ni se les entiende el cómo y el porqué son abstractos. La poesía viene cuando ella quiere. En ese sentido a algunos les da por crear y crear poemarios abstractos como drippings de Jackson. Chorrear palabras como mentecatos, y no es por despreciar, pero no los aguanto ni un rato. Es mejor rimar que ser poetastro. Hay poetas que siguen las listas de los top ten y mojan salsa del plato. Un poeta debe crear metáforas, retruécanos, aforismos, poesía carajo, poesía, dejarse de tapujos y hermetismo barato. Hay poetas con caldo de cultivo, que merecerían un trasplante de versos untados sin asco. También hay cultivos de cardo y borriqueros del buen alegato. Para los poetas que esperan el milagro de perdurar y sobrevivir al mundo sonámbulo, al mundo alucinante de Reinaldo, Dante o Amado; la corte de las risas facilonas como si ellos tuvieran la justicia poética en las manos. Hay poetas que te dan ganas de ir al lavabo. Yo no soy ni mejor ni peor, tal vea sea infractor o un poetastro, o me conserve en formol como un feto malayo. Poetas, en América Latina demasiados y en cada depresión hay un poema acompañado por una caja de fármacos psiquiátricos y en otros casos una verborrea que los hace ditirambos. Hay miles maneras de rimar pero yo en los versos blancos busco algo más, que me diga “acualo”. Vamos a disimular que somos cultos por un rato: que me resuciten de mi muerte por hartazgo. El talento lo tienen aquellos que viven sin esperar ni Meninas ni Parnasos. Hay poetas que a Pollock imitan con abecedario. Rimar es cacofónico, lo sabemos, lo dicen los dueños del verso blanco, también hay poetas que van de sabios, en este mundillo hay de todo, yo compro poesía para reírme o para elogiarlos. La rima es cacofónica pero se necesitan años para rimar como está mandado. Esto no es una competición, ni una intensa pelea de gallos. Es un poeta que escribe automáticos poemas abstractos. Ni son buenos ni malos, son poetas abstractos. Existen inversos diccionarios. Rebuscan en su pasado, de cuando escribían a mano. Llevo en esto algún tiempo, no demasiado, pero no se me da la mayoría de edad literaria ni el Parnaso. Tampoco lo busco, me río de los obvios simulacros, de los epígonos y los consagrados. Hay poetas buenos, muchos, demasiados, tantos como malos, pero no diré nombre delator a quien merece un elogio y un cuento barojiano. No diré más impertinencias mamá, solamente estoy jugando. Haciendo rimas de reggaeton y Hip Hop trasnochado. Me gusta, sí, me gusta este rollo. A estos poetas abtrastos les cuesta pagar y negociar por un poemario en la quinta esencia del auto-mecenazgo. Soy poeta, a cualquier poeta le ofrecerán el éxito y el Parnaso, pero lo que no han encontrado es un editor bueno, que no les desangre como a un ganso degollado.