La deuda no termina jamás

Los meses son tan largos, los días lentos y la deuda no termina. La deuda es eterna y pagarla cuesta tanto. Cada día me llaman los acreedores. Quieren su trozo del pastel. Llaman una y otra vez, no se cansan. El cansado soy yo. Tengo un par de tablets sin posibilidad de actualizar y muchas ganas de evaporarme como el aguarrás. Soy insolvente cada mes. Me niegan la conmiseración y la ayuda financiera. Temen que me muera pero me ahogo en un vaso. Estoy ahogándome en los mares del norte, sin embargo, no me lanzan salvavidas. Aunque con el agua al cuello, puedo escribir algún poema todavía. Nadie duerme, mi encierro es otro, tenga seca la voluntad de vivir como merezco. Porque lo merezco. Merezco el sosegado momento, la aurora que paulatinamente luce su claridad por el lugar donde el sol se asoma. La sociedad tiene una deuda conmigo ¿o yo la tengo con la sociedad? No sé exactamente qué quieren de mí, pero algo buscan. Quizá lo encuentren. Tengo muchas preguntas y muy pocas respuestas. Cuando sabía la respuesta a mis preguntas volvieron a cambiar todas las preguntas. Soy una víctima de la carroña asquerosa.

Pánico

Tiene que haber algún motivo por el que tanta gente tenga ataques de pánico, miedos, fobias y otras dificultades mentales. Siempre hay un sanador que te pide dinero lector de Paulo Coelho, que te muestra el buen camino. Pero ¿por qué tiene la gente miedo? Yo creo que es porque nos comemos los unos a los otros. La soledad también es un síntoma. Esta vida estresante, vertiginosa, cada vez más difícil. Hay personas que tienen miedo a perder su estabilidad económica, el trabajo, y cuestiones que debieran ser más atenuadas por la benevolencia. El miedo es algo que nos atomiza, nos aparta, nos hace esclavos. Y para eso sirven las humanidades. Si no nos sirven para darnos paz unos a otros, al menos que nos sirvan para tener algo de empatía, conmiseración, piedad. El pánico puedo ser un síntoma de un pony mal curado desde la infancia. Tememos a quienes miramos, a quienes nos miran. Las causas de esta sociedad materialista y consumista es un óbice inmenso. También existe el miedo a la soledad y cada vez hay más personas solas. Cada vez tenemos que atiborrarnos de ansiolíticos, y medicinas que son parsimoniosas y peligrosas. Vivamos más pensando en el otro. Vivamos para ser paz, ser libres sin miedo.

Gitano Hippie

Ya lo dijo Camarón de la Isla, pasan los años. Si hablamos de Diego Carrasco con su voz ronca mantiene el soniquete y compás hace cincuenta años. Por eso le dirán maestro del compás. Tiene su manera de cantar una variedad de tonalidades de voz que impresionan y sugieren a que hablemos de este cantaor, gitano hippie. Diego Carrasco tiene duende. Aunque no es una voz demasiado sonora sigue siendo un maestro del compás. Diego es de Jeréz de la Frontera y la solera y la bulería son la mejor mezcla de España. ¿Algún día irá un gitano a la luna? Yo creo que no solo a la luna, sino también a Marte. La bulería del cantaor Diego es puro compás acompañada de su soniquete que le otorga un deleite de armonía y melodía lúcida. Decía Federico, siempre Federico, decía: —¡Oh ciudad de los gitanos/ ¿quién te ve y no te recuerda? Se refería a Jeréz y a su estirpe flamenca, que es rica y variada. Este homenaje sin duda es para un cantaor poco conocido, pero que lleva medio siglo en las tablas. Ser flamenco no basta con decir verdades, también hay que ser bueno. ¡Bravo cantaor!