
Cuando una mujer te da calabazas pone como excusa aquello de No eres mi tipo. Entonces date por excluido de ser amante o novio con esas respuestas indirectas. Cuando no eres su tipo no tienes nada que rascar. Te tragas tu propio marrón. No eres mi tipo, te dice como excusa descartable. Decirte que no eres su tipo es como decirte: —Anda y vete al carajo. Ya que no tienes con ella ninguna posibilidad. No eres su tipo. No eres lo que ella quiere. Eres más mendigo que rey. Ya que para ella no eres ni siquiera su príncipe azul. Aquel de los cuentos de hadas. Ni hay brujas ni madrastras. Tan sólo hay “un corte de mangas” invitándote a que te vayas de paseo. Cuando te digan que no eres su tipo es mostrarte ir a la cárcel sin pasar por la casilla de salida. Es como decirte estás bien pero prefiero a otro tipo de hombre. Más guapo, por supuesto, más inteligente, y seguramente con mejores atributos que los tuyos. Luego dicen que el tamaño no importa. Es todo tan sumamente cínico que no te dice directamente, no, no me gustas y punto pelota. ¿Por qué no dice no me gustas porque estás como una chota? Y además de pensar de que estás como una chota puede pensar que eres un monstruo. Un comecocos, o un ñampazampa. Es lo que tiene que te manden a hacer gárgaras. Que te manden al carajo. Que te manden a freír espárragos. No creo demasiado en cantos de sirena, tampoco en vuelos gallináceos. El solo hecho de que te desprecien, es decirte, definitivamente, que no eres su tipo. Ni en las duras ni en las maduras. Ni en las verdes ni en las coloras’. El cinismo es una verdad disfrazada de mentira piadosa. O una mentira camuflada entre realidad.