Cuando la poesía te llama

Hay momentos en los que la poesía te manda sus destellos y entonces es el momento de la realización. Del sagrado orden de la palabra y de la poesía en toda su crudeza. Cuando la poesía está de tu parte se amontonan las palabras y las metáforas y las formas poéticas aparecen como exigentes protagonistas del verdadero sentido de la coherencia luminosa. Cuando la poesía está de tu parte todas las cosas también lo están, y la lógica poética se embelesa de misterio y de atrayente belleza plástica. Porque la poesía también es imagen y la imagen es poesía. Todo, cuando la poesía te llama, adquiere un sentido de mística en la rebelde manera de ser ejecutor del enigma poético. Todo se ilumina de una luz que puede ser angustia, sutileza, ironía y hermosura. La poesía rimada tiene una resonancia musical que a veces se repite cacofónicamente pero otras es un ensamblaje de estilo sonoro distinto. La música de las palabras existe. La musicalidad del inicio del Quijote, la galaxia certera de La metamorfosis de Kafka, la elegancia precisa con la que comienza Cien años de soledad. Señalar con las manos para nombrar cosas sin nombre ni palabras es el verdadero sentido del lenguaje por antonomasia. La verdadera razón por la que escribimos es porque tenemos necesidad de una explicación hacia tanto caos en los silencios o en las resonantes bofetadas que nos da la vida. Todo es evidente dentro de la poesía y también todo lo contrario. Es verdadero deleite agudo.

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