Sin tregua, sin perdón, sin esperanza

Hay personas que no están dispuestas a dar treguas ni perdones porque son verdugos en potencia. Tienen una dote excelente para esclavizar al que piense de distinta forma a ellos. Normalmente son ellos mismos sus propias víctimas ya que donde las dan las toman, y también existe el tópico recurrente de que la violencia genera violencia. Estas personas te tratan con una violencia de ferrocarril. Pretenden que los demás seamos sumisos ante su totalitarismo. Ante su prepotencia, y no hacen concesiones de ningún tipo, ya que su evidente manera de someter a la gente es bajo la influencia del miedo y del sometimiento que ejercen deliberadamente. No hay tregua ni perdón para esas víctimas de la bellaquería y la barbaridad instrumentalizada. No tienen reparos en someterte y esclavizarte para que a través del miedo y la sugestión corrosiva creen un influjo de toxicidad que devuelven como arma arrojadiza. Los hombres malvados los implica Dios en ser instrumentos vengadores de su propio designio. Y pobre de aquel que no ejerza el derecho a reivindicar la total libertad de su naturaleza. Lo que no es concebible es el libertinaje. No se puede hacer daño a ningún ser gratuitamente.

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