
La tecnología está prosperando tan velozmente que ya estamos esperando el primer ordenador cuántico. La tecnología se basa en facilitar la vida al ser humano, y ya se puede decir que la humanidad es transhumanista. Estamos en proceso de reciclaje ante la nueva igualdad entre hombres y mujeres, y pronto dejaremos el machismo y el feminismo apartado en el armario, y la opción sexual ya no será un monstruo de peluche con el que asustar a la legión de gente LGTB. También se habla de un planeta B con esperanzas puestas en Marte. Y la tecnología medicinal, hoy por hoy, es una realidad. El Internet de las cosas, la cibernética, el pangeismo, la biorobótica, la tecnología transhumana, los microprocesadores, los ordenadores cuánticos, y otras cosas que se fusionarán en un ensamblaje perfecto que es la medicina humana con la fusión entre lo animal y la tecnológica ambivalencia. Todas esas cosas hoy en día son ya una realidad. Nuestra versión de ver un código entre unos y ceros, será fåcil darle la vuelta al calcetín para entender los vericuetos de esta trasformación milenial. Los niños, algunos, son otakus empedernidos, hackers precoces y Pro en versión postmoderna. Los niños y las niñas del futuro tienen varios frentes abiertos. Ya no sólo entrarán en juego las máquinas, también se extenguirán los analfabetos informáticos que han sido tan valiosos desde la tradición oral de la vida y la educación clásica tan enriquecedora. Para eso tendríamos que poner nuestra mirada en la materia renacentista hasta pasar por la revolución industrial aparecida en las islas británicas como la última, o digamos mejor, la próxima revolución industrial que tendrá a Africa en un futuro inmediato. Todo depende de cómo se planteen cosas necesarias como la infraestructura y políticas comprometidas con el Progreso. La mixtura es el futuro.