Capplannetta: Cap de turc

No todos somos longevos. Algunos mueren ahogados en el naufragio seco de esta vida beligerante. No vale la pena ser malo, el crimen no compensa. Cuando escogen al cabeza de turco no hay marcha atrás. Ya que su naturaleza la conocen hombres y mujeres ancestralmente como una herencia que se cuenta de manera oral de abuelos, padres y nietos. Los consejos son dignos de quién experimenta viviendo. Vivir para contarlo. Experiencia en sinsabores. La juventud es comer empezando por el postre. Lo he dicho tantas veces que en todas las tristezas está grabado a fuego. La vida es corta, suena a tópico. Pero es cierto. Cuando acabe el contrato que tengo con la editorial Vitruvio en mi novela poética Cibernética esperanza la pondré bajo dominio público. La muerte está tan presente en mi vida que me hace preguntarme, para qué el dinero, para qué la gloria, para qué la venganza y el rencor. El motivo de poner mi novela en PDF bajo dominio público es porque quiero decir al mundo lo efímero de todo aquello que queremos y que se va para nunca volver. Estoy triste y cansado y no lloro porque los chicos no lloran, tienen que pelear. ¿Dónde se fue nuestro amor? ¿En qué momento se vació el cariño y los besos por sorpresa? Somos tan egoístas y vanidosos que no reparamos en los pequeños detalles. La vida me ha enseñado a conformarme y dejar la ira fuera de mi vida. Ser cabeza de turco no es fácil. Todas las preguntas llevan a las mismas respuestas que hace un siglo, dos, o los que sean. Si yo pudiera retroceder iría a verte y te besaría. Como un beso de amor sagrado. Desoí las advertencias. Desoí los interrogantes. Desoír es por costumbre mi mejor defecto.

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