
Cuando una persona vive sola es vulnerable ante todo el mundo. Pero he comprobado que el sentimiento de vulnerabilidad lo inflige la policía. Para ser exactos los Mossos d’esquadra. No creo en su lema, o precepto que se proclama como agentes para “proteger y servir” al ciudadano. Más bien son todo lo contrario. Además de su soberbia y su prepotencia se ríen de los vulnerables. Y lo que más lamento es que tienen acceso a informes e historiales médicos. Con esa premisa pierdes toda credibilidad y se ríen en tu cara. Te dejan estupefacto y confundido. Pues es un lema que se pasan por alto y crean un sinsabor que hace pensar que mejor no intervengan en las cosas que te preocupan. ¿Dónde está la ley? Sin duda las fuerzas públicas y la justicia son profundamente lentas. Lentas e incompetentes. Llamar a la policía es un acto inútil y te hace dudar si ese tipo de gente es capaz de proteger y de servir al ciudadano. La ignominia y la venganza son sus premisas. Y que no se te ocurra levantarles la mano, que usarán todos los instrumentos a su alcance para hacerte pasar por el cadalso del verdugo. ¿De veras te puedes sentir seguro con semejante tropa? No creo en la ley ni en la justicia. Ya que no sólo es ciega, es pendenciera y chulesca. Nunca más confiaré en este tipo de hombres pagados de mis impuestos, cobran un dinero y la sociedad les otorga el derecho de llevar un arma. Un arma “reglamentaria” que se usa cobarde e indiscriminadamente. No quiero meterme en líos, ya que conozco de lo que son capaces. Una policía que sea honrada y proteja y sirva al ciudadano no necesita asuntos internos ni leches.