Capplannetta y la verdadera cara del estigma social

Mucha gente me ha llegado a preguntar, ¿cómo es que siendo tan bien parecido y siendo tan joven contratas los servicios de una prostituta? Y yo les respondo con tres razones. La primera: porque casi todas las prostitutas son bellas y tienen la piel suave y son profesionales que desempeñan muy bien su trabajo. La segunda razón: porque cubren mis necesidades, me gustan porque dan conversación, a veces interesante y otras porque prefiero gastar dinero y estar con ellas unas horas que casarme, tener hijos y hacer lo que la mujer disponga. Y otra, la tercera, las mujeres rehuyen de las enfermedades mentales, pero especialmente de la esquizofrenia. Ignoran que lo que me diferencia de la gente es que tomo cinco pastillas diarias y las demás personas solo toman una pastilla cuando les duele la cabeza o sufren algún tipo de molestia.

El estigma que hay sobre la esquizofrenia es un asunto delicado. No se puede meter en un mismo saco a todas las personas que padezcan alguna enfermedad mental. En el 2030 está comprobado el incremento de pacientes con enfermedades psiquiátricas. Y no está demasiado lejano. Vas a una sala de espera de un centro de salud mental y cada vez hay más pacientes, cada uno son víctimas de una sociedad que los estigmatiza. Que los desprecian, que no los quiere. Yo si contrato los servicios de una prostituta es porque las chicas en teoría buscan una pareja sana, y mucho más si esta pareja está sana psíquicamente. El incremento de enfermos de la mente (término que detesto) y yo diría que más que enfermos de la mente son enfermos del alma. De un alma que les ha jugado una carta de más en una baraja que ya estaba completa con todos sus naipes. Por eso que yo sexualmente prefiero una prostituta, donde no hay amos, sí hay cariño y respeto, y si no puedo masturbarme que eso está mejor visto debido a la doble moral que siempre ha existido. A mi edad no tengo ganas de ir detrás de muchachas jóvenes que no tengan hijos. Las jovencitas son para chicos de su edad. Yo soy un enfermo del alma y un poco mayor para ir detrás de chiquillas. Además está comprobado que los clientes más asiduos a los clubs y las wiskerias son hombres casados. En definitiva, que lo mismo te va a costar pagar a una prostituta que hacer el calzonazos por el mundo. Mansedumbre, esa es la palabra exacta.

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